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Por droga no solo mueren los pobres y villeros

“Mi hijo era un ser luminoso, un ser angelical. Era una persona muy buena, muy querida. Para hablar de él tendrían que averiguar. Era jugador de rugby, estudiaba en la facultad”

Estas declaraciones del padre del joven Cristian me hicieron reflexionar, y hacerme ciertas preguntas sobre las drogas, su uso, su abuso, las sensaciones que provocan, el comercio y la demanda.

Mendoza como se dice, ya no es solo un lugar de tránsito, sin dudas en los últimos años se ha convertido en una provincia de consumo en niveles que asustan. Ya no solo es el olor a porro que sentíamos en la Plaza Independencia, es cocaína en fiestas de quince, en boliches de onda, en baños de la Arístides, en casas particulares. Hasta el servicio de delivery de estas drogas es moneda corriente.

No soy quién para juzgar a este chico, habría que conocer su entorno, su estado emocional o sus problemas existenciales para conocer por qué llegó al mundo de las drogas.

Si tengo en claro que si se comprueba que murió por la ingesta de LSD, antes pasó por otras drogas, porque el que  consumió cocaína seguro antes probó la marihuana, y el que consumió LSD pasó antes por anfetaminas, éxtasis o cocaína. Es el camino lógico ante el placer humano de las experiencias nuevas (refiriéndome a las drogas), y ese caminar por la cornisa constante de la juventud, el “hasta dónde me da el cuerpo y la mente”.

Como tipo de la noche, he visto de todo, la droga no es algo que discrimine, la he visto en mesas de bares tipo antro, y la he visto en bandejas de plata de grandes casas de fin de semana de personas “de buena familia” con trabajos exitosos, “hijos de mamá”, y chicas que van a la iglesia los domingos a la tarde.

Lo que me molesta es la hipocresía que existe con temas como este, más en las clases acomodadas mendocinas, pareciese que entre los ricos no hay putos, no hay borrachos, no hay tipos golpeadores, no hay minas que gorreen al marido y menos hay hijos drogones.

Señores… si los hay, y más de lo que creen, mientras ud., padre de familia aristocrática o de alta posición económica, se va con su amante o su señora al Caribe, sus hijos se quedan probando los “beneficios” de la falopa, mezcladas con altas cantidades de alcohol, ¿o no se ha dado cuenta que el whisky le va bajando y supuestamente nadie bebe en su casa?

El consumo de drogas no siempre afecta el desempeño en los estudios, ni marca que una persona sea buena o mala. Es una enfermedad, y hay que tratarla, pero parece que ciertos círculos sociales le temen más a la “enfermedad social”, a la condena de sus pares, y prefieren taparlo, haciendo de este drama un “problemita de comportamiento de mi hijo”.

Otra de las explicaciones más comunes es “Seguro que los amigos de mi hijo si se drogaban, pero él no”, Señor: nadie obligó a su hijo, ni lo ataron para drogarlo, lo probó por propia decisión, porque vió los efectos en otros, seguro, pero para experimentar él mismo. Los amigos de su hijo son drogones, pero el suyo no era un luchador contra el narcotráfico.

El deporte tampoco es garantía de que no se consuman drogas, casos como el de Maradona, la tenista Jennifer Capriati, Andre Agassi, y miles más lo demuestran.

Es acá donde quiero entrar en el debate de criminalizar o no las drogas, porque todos escuchamos a las clases más pacatas de nuestra provincia decir que “Hay que meter presos a los drogadictos”, pero mi pregunta es ¿A los drogadictos pobres o a los ricos? Porque en el caso de los “hijos de” para muchos este planteo cambia, ahí hay que esconderlo, mandarlos  a una clínica, consentirlos, darles afecto y contenerlos, a los “negros drogadictos” en cambio hay que matarlos, meterlos en cana, prenderlos fuego, eliminarlos… ¡¡¡cuánta hipocresía!!!

Si criminalizamos la droga, ¿La ley va a ser igual para todos? ¿Qué agarren a un chico de la calle fumando un porro es peor que si un chico de colegio privado consume drogas pesadas? ¿Que las drogas no solo se consiguen en los pasillos de villas y en barrios conflictivos del Gran Mendoza? ¿Qué pasa con los vendedores que hay adentro de los barrios privados más exclusivos de Mendoza, o en las VIP de los boliches de moda?

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