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Psicología Barata 2

Llegó al consultorio a eso de las 16. Entró como una pequeña tromba, poderosa, arrolladora, pero demasiado pequeña para conmover al entorno. Nerviosa, me dijo “Buenos días,” a pesar del horario y se sentó rápidamente en una silla mirando su reloj mientras yo todavía no terminaba de cerrar la puerta.

Sin esperar a mi rutinaria pregunta “contame… ¿qué te trae a esta consulta?” empezó a hablar compulsivamente. Como suele pasar con ciertos pacientes, hablan como si una los conociera de toda la vida, o como si leyera dentro de sus cabezas; pero lo que buscan es hablar para escucharse a sí mismos, para poner en claro sus pensamientos, para darse cuenta de cómo suenan en voz alta sus deseos. Así que la dejé seguir hasta que frenó para tomar aire, mirarme y sonreír para agregar después :

-No entiende nada ¿verdad? Mejor empiezo por el principio.

“Terminé con un chico con el que salía hace un tiempo y no puedo dejar de pensar que es por mi culpa, en parte. Y no es tanto el problema este chico, sino que siento que lo que me separó de él es lo mismo que me separa de todos los hombres, lo que hace que huyan, que se vayan, que no me quieran más… o directamente que no me quieran. Siento que hay algo en mí que los aleja, y que voy a terminar sola como esas viejas chotas que tanto odio, esas viejas malcogidas que buscan el problema donde no lo hay, que siempre tienen cara de vinagre y están… solas.

“Pero no sé qué es lo que está mal conmigo, aunque tengo una sospecha. Mi problema podría llegar a ser que me enamoro mucho, me enamoro de más, me enamoro demasiado.

Quedó mirando al vacío y perdió todo el interés en seguir hablando. Entonces le pregunté:

-¿A qué te referís cuando decís “demasiado”?

-No, no, no, nada raro, no se preocupe. Bah, no sé. Estaba todo el día pensando en él.  Todo el día esperaba un mensajito, una llamada. Después de verlo andaba hecha una boluda. La segunda vez que salimos me preguntó qué esperaba de la relación y le dije que me daba lo mismo, sólo me gustaba estar con él, ¿entiende? ¡Me le entregué en bandeja! ¡Y no me importaba! Perdí todo el amor propio.  Dígame, Doctora Lí: ¿qué hace que una se enamore de uno y no de otro?

-No se sabe bien todavía, aunque se está investigando bastante. Químicamente tiene que ver con unas hormonas, la endorfina y la oxitocina; psicológicamente tiene que ver un poco con la figura paterna y… – otra vez su mirada al vacío “¡es una pregunta retórica, Lí! ¡Dejá de explicar todo!” me dije  “¡Treinta segundos más y la hipnotizás!” – No se sabe. ¿Qué te parece a vos que te atrajo hacia él?

-No sé, qué se yo. Quizá me gustaba que era un tipo normal, de familia normal, con buen humor… quizá era que se veía buena gente. Quizá era su sonrisa, que me recordaba a mi primer novio, una sonrisa que me desarmaba la estantería, ¿me entiende? Quizá era que podía estar 30 minutos acariciándome la espalda suavemente hasta que todas mis preocupaciones se iban. O que me hacía unos asados deliciosos. O que se calentaba y me lo hacía saber en cualquier parte. O que fue el primero que me hizo saber lo que era tener orgasmos múltiples, y me enseñó todo un repertorio nuevo sobre posiciones… ¡Si usted supiera! Uno lo veía así, tranquilo y bajo perfil, y nunca se imaginaría lo que era en la cama. Una vez desplazamos tanto el colchón que quedó la mitad afuera…

-Parece un buen chico. ¿Qué pasó?- La interrumpí, abanicándome con el cuaderno y evocando mentalmente  la imagen de Pachano.

-Ojalá supiera. Me imagino que se hartó de mí. Quería cosas nuevas. Yo me hubiera casado con un hombre que me hacía disfrutar así, ¿sabe? Con tal de tener esas noches me hubiera bancado todo lo que supone tener pareja, lo que suponía soportar a Gerardo y a sumal humor el resto del día, no me importaba. Sabía que estaba totalmente entregada y eso lo alejó. Pero mi pregunta es: ¿siempre que me enamore voy a alejar al hombre con el que estoy, por estar enamorada?, ¿si quiero formar una familia tengo que estar con alguien que me convenga y no con alguien que me vuelva loca? Dígame, doctora: ¿cómo hago si tengo que elegir entre vivir amores intensos y cortos, que me dejen destruida, o vivir una rutina inacabable con un compañero, más que un amor, con el que planee mi vida futura como quien planea un micro emprendimiento?

-Bueno, lo que has dicho hasta ahora es muy interesante. Fuiste directamente al centro de la cuestión, sosconciente de tu problema, se nota que lo has pensado mucho, y no te preocupes que enamorarse es totalmente normal, y que una relación no funcione también es normal. La pregunta principal, que fue la última, la tenés que descubrir vos y venir semanalmente a tu sesión te va a ayudar mucho. Así que –me levanté y abrí la puerta- nos vemos el miércoles próximo. Avisale a mi secretaria. Nos vemos, suerte.

Me volví a mi escritorio con el corazón a mil. Me senté, la cabeza me retumbaba. Abrí el primer cajón del escritorio. Tomé dos de mis pepas fuertes y con dedos todavía temblorosos marquéMemoria 1 en el teléfono.

-¿Hola Marta? Necesito un turno para hoy. Es urgente… te lo juro. Bueno, a las diez. Estoy al borde de una crisis mayúscula…

“…acabo de conocer a esa reverenda hija de puta por la que me dejó Gerardo.

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