El calendario hebreo es lunisolar; es decir, que no sólo contempla el tránsito de la Tierra alrededor del Sol sino de la Luna alrededor de la Tierra. De ambas órbitas surgen cuatro momentos lunares bien distinguibles en el cielo: luna nueva, creciente, llena y menguante. Desde la antigüedad, los hebreos pudieron calcular que la luna tarda 29 días, 12 horas, 44 minutos y 3,33 segundos en completar su órbita.

Cuando la luna está en su fase nueva no se ve y, apenas despunta el cuarto creciente, aparece como una pincelada blanca en el cielo, bien al oeste minutos después del anochecer: ese es el inicio de cada mes hebreo.

Antes de seguir, y sabiendo que muchos esperan que les cuente en qué consiste la energía astral para cada signo en esta luna nueva, les dejo en este enlace para que escuchen cómo viene astralmente la semana:

Sigo con Rosh Ha-Shaná.

¿Por qué el inicio del año se celebra en esta época?

Si bien el calendario hebreo tradicional comienza en el mes de Nisán (luego de la luna nueva de marzo), en la Torá se menciona que el primer día del séptimo mes (Tishrei) fueron creados el primer hombre y la primea mujer sobre la Tierra. De manera que, siendo que el mes de Tishrei comienza al día siguiente de la luna nueva en el mes de setiembre, ese día se celebra el inicio de la humanidad y se lo considera la cabeza del año (Rosh Ha-Shaná) para la tradición judía.

Los días del calendario hebreo comienzan cuando se pone el sol y, por ello, las celebraciones comienzan a esa hora. Este año, de acuerdo a las lunaciones, el mes de Tishrei inicia el viernes 18 de setiembre y las celebraciones se realizan durante dos días.

Luego, se transitan diez días de arrepentimiento por las malas acciones del año y finalmente se celebra el juicio y el día del perdón Yon-Kipur, que junto con Rosh Ha-Shaná son consideradas Altas Fiestas para el calendario hebreo y de importancia central en la tradición.

El misticismo del Shofar

Una de las acciones características de la celebración es el toque del Shofar, primer instrumento musical construido con la cáscara del cuerno de un animal (menos becerro) que, luego de quitado el hueso, permite la emisión de un particular sonido a través de él.

El Shofar se utiliza con el fin místico de neutralizar caos o romper ciertas negatividades. En las escrituras hay varias menciones sobre él. Sin embargo, no es parte de las celebraciones habituales porque su uso es de un propósito específico que ayuda a la preparación espiritual en estos importantes días para el pueblo judío. Sólo se toca en el mes de Elul (anterior a Tishrei), en Rosh Ha-Shaná y en Yom-Kipur.

El sonido del Shofar actúa como una distracción metafísica para las fuerzas del mal y se tocan 101 sonidos específicos que actúan a nivel de códigos vibracionales y son capaces de transmutar la energía y disuadir las fuerzas malignas, corrigiendo nuestra espiritualidad para alcanzar los niveles superiores que tenía el ser humano en el momento de ser creado, antes del pecado original.

Las comidas de Rosh Ha-Shaná

Una de las comidas simbólicas de esta fecha es la Jala redonda de miel. La Jala es un pan característico de cada Shabat, en los que se trenza la masa antes de hornearla. La tradición de la trenza es hermosa y alude a que Dios mismo trenzó los cabellos de Eva antes de ser presentada a Adán. En Rosh Ha-Shaná, la Jala es espiralada, la masa no se trenza sino que se enrosca, haciendo referencia a la naturaleza circular del año.

Se comen, además, varios alimentos dulces: manzanas, miel, dátiles, remolachas, zanahorias, granadas. Cada alimento tiene un simbolismo e historia para formar parte de la mesa en ese día especial.

Este viernes se celebran los 5781 años del comienzo de la humanidad sobre la Tierra y, en tiempos de profunda conmoción social, el llamado es a la solidaridad, la reflexión sobre nuestras acciones individuales y colectivas, y un reencuentro con los valores humanos para que vivamos en armonía con la naturaleza, entre nosotros y en conciencia de la pertenencia a la unicidad total de la creación.

Shaná Tová para todos.