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Síndrome del pito chico

¿Quién no tiene en su grupo de amigos al típico “inventor” de levantes y amoríos o “agrandador” de historias con mujeres? Si, ese típico fantasma que esta todo el día contando que es un ganador, que no deja títere con cabeza y que se la ha puesto hasta doña Carla, la vieja de la verdulería.

¿En que grupo de amigos no existe aquel que dice estar con cientos de minas, cuando no se lo ve jamás con ninguna? Aquel que en el boliche siempre “pica”, cuando solo se lo ve resignado en un costado con un vaso de escavio y un puchito, solo toda la noche.

¿Quién no tiene entre sus filas masculinas ese que hace proezas sexuales con las chicas, cuando todas sus relaciones son de dudosa procedencia? Ese que inventa cientos de aventuras y levantes, cual Cacho Castaña de barrio, cuando está todo el día más solo que Jaque.

Lo particular del asunto es que nunca pide un teléfono celular de las minas que se levanta, ni siquiera un e-mail, tampoco son conocidas ni vistas por ninguno otro del grupo. También se pierde en su mentira y tiene que permanentemente ir recapitulando y reversionando sus fábulas porque él mismo las olvida y confunde.

Y luego de ser tan papelonero y fantasma, cuando la vida le tira una piolita y le aporta un cuerpito en serio, el fabulero se aferra ferozmente a la presa y la roe hasta el hartazgo. Te preguntas, si tiene tantas minas, ¿Por qué pierde tiempo en alguien tan fea? No la deja tocar el piso y es capaz de hacer locuras por no perder el contacto. Ya que es la primera vez que posta se le da.

Incluso llega un punto, pasado un corto espacio temporal, que ya nadie en el grupo le cree y es sinónimo de gastadas internas y risotadas tras sus espaldas, ya que ninguno se anima a herir sus susceptibilidades y todos se dan cuenta que es al pedo cortarle la ilusión al pobre fabulero.

Según él, la pone todo el tiempo y tiene un harén bajo sus pies, cuando la posta, es que ni sus mejores amigos le creen y todos saben la verdad, aunque lo callan por amor, respeto y resignación hacia él.

En fin, luego de tanto pensar y observar eso que es tan común entre los grupos de amigos, me puse a tratar de averiguar la patología psicológica de esta extraña especie de hombres. Recavé información por todos lados y llegué a un extraño y enmarañado texto que se los procedo a resumir en unas líneas así voy al grano y no los canso.

Ese amigo del grupo que tanto habla de más y tantas minas se ha comido mentirosamente, padece de SPC (Síndrome del Pito Chico). Si queridos amigos, seguramente jamás se animó a ponerse en bolas frente a los vagos ni siquiera en un camarín de fútbol, porque sufre este síndrome. Independientemente si tiene o no el pito chico, él siente que lo tiene más chico que el resto o más chico de lo común, entonces tiene que cubrir su “falta de masculinidad” personal mintiendo a descaradamente con sus proezas amorosas.

Y probablemente, cuando la oportunidad lo brinde, te va a decir que la tiene grande y que las minas gozan mucho con él, cuando tampoco es cierto.

Así que querido lector, te podes quedar en paz, eso que le pasa a tu amigo, le pasa a muchos amigos y el pobrecito padece SPC.

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