/Vendimia: la de las dulces mendocinas

Vendimia: la de las dulces mendocinas

“Mendoza, Tierra del sol y del buen vino…”, así versa la tradicional canción que empieza a sonar en todas partes en febrero, tomando tanta fuerza que llega junio y seguís tarareando “Mendoza, La de los andes infinitos…Mi tierra, La de las dulces mendocinas…Mendoza, La que acunó la libertaaaaaad”, sé que la leíste cantando porque, con estribillo y todo se te pega, y nunca despega.

Vendimia es un sentimiento encontrado, entre la desilusión de verla manchada por intereses políticos, comerciales y turísticos, peleas bochornosas entre reinas (antes entre los papás y ahora, ellas mismas, se tiran con de todo en Facebook), elecciones probablemente truchadas, y ese cariño que uno le tiene, por ser una fiesta única con muchos años de historia, que de chico parecía mágica, con reinas como las de un cuento de hadas.

Siempre me gusto ver las vidrieras con las fotos de las candidatas, con esas capelinas gigantes, una copa de vino, o entre las viñas con un racimo, eran postales tradicionales. Disfrutaba verlas en vía blanca, con vestidos de fiesta, peinados específicamente creados para poner la corona, parecían mujeres grandes.

Llegando a los 20, se equiparaba mi edad con la de las chicas que ya no parecían tan mayores, muchas eran conocidas de la vida, la escuela, facultad, salidas, o del pueblo mismo. Más de una vez, con asombro, dije “¿Esta cara rota se va a presentar? No gana ni al TA- TE – TI en Mendoza, arraso con medio pueblo y ahora se hace la fina, ¿no tiene familia o amigos que la paren?”, todo junto, por separado y a veces mucho más.

Me dí cuenta que es algo tan nuestro, que cuándo te haces amigo de alguien de afuera de la provincia y te escucha debatir el tema de la elección, no puede creer que le dés tanta importancia a semejante pelotudez, y te mira como si fueras tarado.

Cumplidos los 25 y algo, me empezaron a parecer pendejas las que se presentaban. Asumí que había sido cruel con algunas, no muy agraciadas o torpes, que se habían presentado y que esa misma actitud general, hace que la piba linda del pueblo no quiera postularse.

También, ahora veo que las fotos se han aggiornado, son casi las mismas que la de una tapa de revista, mucho escote, poca tela y algunas casi en bolas. Los nombres todavía me parecen graciosos Silvia I, Giuliana I, porque sigo sin entender ¿Cuál es esa obsesión por poner que son las primeras? Aparte de que ya salimos de la Edad Media ¡Nadie se acuerda si hubo otras tres el año pasado!

Presentación:

No deja de divertirme escuchar las entrevistas de estas chicas, que probablemente la primera vez que pisaron una viña fue para las fotos, con preguntas y respuestas que son un interminable racimo de clichés:

  • Ojos color del tiempo: ¿En serio? ¿Cuánto tiempo van a seguir currando con eso? Son marrones, no miel, no verdosos, marrones y si, si les pones un reflector de frente se van a ver más claros.

  • Cabellos castaño claro o rubios: El primero es para decir que la piba no es una morocha común y el segundo requiere agua oxigenada. Rubias verdaderas con suerte conozco una.

  • Estatura: 1,75, pero  las ves en la calle y son un chichón de suelo con unas plataformas de 15 cm.

  • Estudios: Abogacía, contador, profesora lo que sea…no cuadra, porque la chica tiene 18 años, lo más probable es que esté haciendo el pre para esa carrera o con suerte primer año.

  • Recuerdo más de una vez, títulos inventados de candidatas de mi pueblo, que no tenían ni el secundario terminado o el siempre tragicómico “estudios primarios completos”, no sé cuál es peor.

Las entrevistas:

¿Qué esperas hacer en este año de reinado?

  • Yo quiero representar a los trabajadores, para ellos es esta fiesta, quiero que sepan que estoy para acompañarlos y ayudarlos en lo que pueda.

Empecemos con que no sé qué va a poder hacer una nena por mejorar la situación del agro y terminemos con que son pocos los chacareros que llegan a ver la fiesta en el anfiteatro, en lugar de Peter y Amy. Porque a esta altura creo que es más fácil encontrar un australiano que un malargüino en el acto central.

¿Qué te gusta hacer?

  • Estar con amigas: a los demás nos encanta vivir solos en una cueva.

  • Estar con mi familia: en las fiestas de fin de año porque no nos queda otra.

  • Cocinar: requisito fundamental de la mujer ideal (del siglo XIX), se destacan hacer tortas, no aclaran si es la pre mezcla para bizcochuelo de paquete.

  • Deportes: porque el lomazo que tienen no es por haber hecho terrible dieta un mes antes o pasado por el quirófano, hay que ser honesto y reconocer que estas chicas son naturales.

  • Leer poesía: deberían saber que el papelito del Dos Corazones no cuenta.

  • Leer: Así quedan cómo cultas, pero cuando aclaran…oscurecen, con Stamateas, Coelho, algún bestseller o se acuerdan alguno de lectura obligatoria en la secundaria, tipo Cortázar.

  • Escuchar música: Los demás disfrutamos del silencio eterno. Se destacan los románticos, porque son chicas dulces, como Arjona y Abel Pintos. Sueño con que alguna diga Metallica.

Pobres pibas, y la culpa no es de ellas, es de las comisiones que las buscan unos días antes, a veces las preparan pero la mayoría de las veces no, y así las largan a pasear por mil radios y otros tantos eventos. Dejándonos perlitas para el recuerdo como “en la vida soy positiva…positivista”, no me quedó claro si le ponía onda o si leía a Comte; o la que era  “devota de la Virgen de las Rodillas” de la que supongo, también son fieles muchas mendocinas.

De todas maneras nada se compara con la noche elección central, esperas dos horas comiéndote el mismo argumento de siempre, que si no lo agarras de entrada, lo entendés por costumbre: los inmigrantes con sus bailes tradicionales, el trabajo de la tierra, la lluvia, tormenta, el momento dramático con el granizo y alguna plaga o peste, la salvación con la Virgen de la Carrodilla (esta si es la patrona de los viñedos), la esperada cosecha y arranca el festejo con una chacarera, un gato, tango para dejar a los turistas contentos y la danza que esté de moda, en su momento árabe, telas, hip hop, y si no fuéramos tan paquetes hasta el baile del caño.

Finalmente llega lo más esperado, saber cuál es la Reina Nacional, gritan 480 votos en 10 minutos, pasmado no alcanzaste a entender nada, menos a contar. Una pobre obtuvo 2, la que suponías que iba a ganar 10, y como muchas veces te anticipó el Mendolotudo, ganó una que era militante, ahijada de algún puntero o sobrina de algún político con 380 indiscutibles y arrolladores votos o un disimulado casi empate.

Entre lágrimas y abrazos, se saludan casi todas, tan emotivamente que da miedo que se apuñalen entre sí, le incrustan la corona en la cabeza a la ganadora, que se dispondrá a dar un emotivo pero trillado discurso:

“Estoy muy emocionada, agradezco a mi pueblo (coloque departamento oriundo aquí), que me ha acompañado, y nada…quiero que sepan que es un orgullo para mí representar a los mendocinos, sobre todo a los trabajadores de la tierra, que son los verdaderos protagonistas de esta fiesta (y lo miran por TV), PAZ MUNDIAL”.

 

 

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