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Violencia de género en Mendoza: desigualdad o diferencias

Ciertamente después de haber recibido varios mails y mensajes privados a mi cuenta de facebook, opté esta vez por tocar este tema tan importante para todos los mendolectores. 

Voy a compartir dos casos específicos, el de una mujer y el de un hombre mendocinos (casos totalmente distintos). 

«Violencia de género»: cuando exponemos estas palabras, automáticamente nos imaginamos a una mujer con un ojo morado, la ropa rasgada y con lentes oscuros. A saber, que cualquiera de los dos sexos puede estar sufriendo este problema. 

Aunque la mayoría de estas conductas violentas suceden a puertas cerradas, es importante presentar testigos en la denuncia (vecinos, familiares u otras personas que hayan podido escuchar o ver). Podés pedirles su número de DNI, el domicilio y/o teléfono para que puedan declarar.  

Este es el testimonio de Sabrina G. de Godoy Cruz- 35 años – Divorciada, 3 hijos. 

Las constantes golpizas hacia mi persona eran moneda corriente, ya no sabía cómo ocultar los moretones en mi rostro, las marcas en mis brazos y el dolor en mi corazón. Mi ex marido era de tomar mucho, y cuando llegaba borracho a mi casa se las agarraba conmigo, todo esto sucedía a diario, sentía miedo y vergüenza a la vez, yo lo amaba y sabía que si lo denunciaba podía ir preso.

Hasta que un día leí un artículo sobre VIOLENCIA DE GÉNERO y empecé a buscar ayuda, y fue así, como conseguí las primeras respuestas por parte de gente que estaba pasando por mi misma situación, gente como Fernanda «M» de El Plumerillo, Laura «O» del Challao, las cuales me aconsejaron. 

Nunca me atreví a denunciarlo sino hasta hacen 2 meses, cuando las agresiones se desviaron hacia mis hijos, rápidamente llamé al 911 y en pocos minutos dos móviles de la policía se apersonaron en el lugar. Ya en la comisaria, con la presencia de equipos interdisciplinarios integrados por psicólogos, asistentes sociales y abogados, comencé la lucha. Agradezco al Auxiliar Roberto Carlos Parada, quien me ayudó en todo momento, tanto como en forma profesional como así, su desinteresada amistad. 

«Nunca me atreví a denunciarlo sino hasta hacen 2 meses,
cuando las agresiones se desviaron hacia mis hijos»

Este caso de Sabrina es un claro ejemplo de lo que tienen que hacer,  para su conocimiento  las Comisarías de la Mujer y la Familia constituyen un espacio institucional de orientación, contención y asesoramiento para las víctimas de violencia de género femenino, y requiere de una suma de esfuerzos, porque una mujer en situación de riesgo va a necesitar ayuda económica, ayuda con sus hijos, ayuda psicológica, en caso del hombre solo ayuda profesional. 

El segundo caso lo manda Iván «F» de Luján- 28 años – Divorciado – 2 hijos. 

Sus constantes celos eran desesperantes ,llegaban al grado de obsesión y de tormento que, usualmente, se desencadenaba en fuertes discusiones  Nunca di motivos para que expusiera su violencia, a tal punto que alcanzó a clavarme un cuchillo de la cocina por un mensaje de mi jefa, el cual solo decía que «todo el personal de planta debía presentarse a una academia al otro día en la mañana», independientemente de mi orgullo masculino, debía buscar ayuda, ayuda que para un hombre es difícil solicitarla en estos casos. Tenía entendido que para la psicología, los celos suelen darse en individuos dependientes y con una frágil autoestima y que reaccionan negativamente ante la posibilidad de lo que ellos consideran como un abandono. Cosa que no era así bajo ningún punto de vista, ya que mis amigos eran los suyos y mis compañeros/as de trabajo los conocía a la perfección. 

Todo era psicológico, me hacía sentir muy mal desde el momento en que nuestro supuesto amor, se transformaba en un veneno que se engendraba en nuestro lecho, apagando toda posibilidad de seguir adelante, y me acarreaba bajo rendimiento laboral. 

El 18 de Marzo de 2012 decidí separarme, y empecé con los trámites legales de tenencia de mis hijos, lo cual no tardó mucho en resolverse en el Juzgado de Familia y Minoridad, ya que los psicólogos arrojaron un resultado negativo hacia ella, catalogándola como una persona agresiva y peligrosa. Gracias a Dios, mis hijos no sufrieron las consecuencias, ya que en común acuerdo, ella los visita sin problema, bajo un control exhaustivo de las asistentes sociales. 

Este caso de Iván «F» es de mucha ayuda para aquellos hombres que están viviendo casos similares, y hay cientos de historias que no son denunciadas. 

Hasta en familias que normalmente son felices de vez en cuando hay problemas. Esto se debe a que somos seres imperfectos, y hacemos cosas incorrectas, todos tropezamos muchas veces. 

A mi entender, creo que lo ideal sería que se logre una sociedad que ya no hable tanto de la violencia de género, sino de equidad. Pero no por ignorar o esconder el tema, sino como resultado de un trabajo preventivo. Porque si no hay una IGUALDAD sexual, uno de los efectos es la VIOLENCIA de género. 

Muchas gracias a los mendolectores que nos hacen llegar sus inquietudes, nosotros como personas comunes y corrientes, que tenemos la posibilidad de escribir en estos medios, podemos ayudarlos desde el punto de vista de consejos y difusión, así de esta manera podemos darnos una mano entre todos, y hacerle frente con hechos a este gran problema que es la violencia de género, que se genera detrás de las puertas de nuestras casas. No dejen de escribirnos. 

Muchas Gracias.

 

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