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Volver a casa

Todo aquel que alguna vez haya viajado fuera de la provincia, lo mismo da que sea San Luis o Europa se va a topar que aquella gente que en teoría lo quiere a uno, y que uno mas en teoría aun los quiere a ellos, empiezan a hacer encarguitos.

Mientras mas cercana es la persona peor se pone la cosa.

Por ejemplo alguien de quien no se es tan amigo, digamos el que embocamos una buena conversación cuando va a al café, pero no todos los días sino que este va con suerte dos días en la semana, te diría:

– ¿Che así que te vas al norte?

– Si quiero volver a Salta que me encanta y recorrer los Valles Calchaquies más a fondo.

– Te jodo, porfa traeme cualquier boludez, tengo la vieja en las ultimas y le gustan las bolívares del norte, pero cualquier pavada, después me decís cuanto te salió y te lo pago.

La cosa empeora cuando el amigo es cercano

– ¿Che volves de México?

– Sep (uno imaginando lo que viene)

– Traeme un cartón de los cigarrillos que me gustan y el perfume que se fabrica exclusivamente para tal casa pero tiene que ser si o si el de la etiquetita naranjita, no del otro por que te lo perdes en el orto. Después vemos como arreglamos.

Notes e en este caso que ya no existe el por favor y el después vemos como arreglamos.

Y realmente todo se va a la mierda con la familia, por ejemplo un hermano con el cual te lleves bien

– Che querido necesito que me traigas algo de USA

– ¿Y que queres que haga si estoy en México?

– ¿Yo te preguntes donde estabas? Ya se que estas en México pero necesito algo de USA.

A esta altura uno ya sabe que la pelea de no escuchar lo que quiere esta perdida, ya hemos intentado en el pasado, cortando la llamada, mandando a la mierda y un largo etc., no hay manera igual va a decirnos que quiere que le compremos.

– Dale decime. Al borde de las lagrimas sabiendo que esto nos va a dejar el tujes a la miseria.

– Mira se me rompió el tren delantero de la camioneta.

Esta vez el hijo de puta se supero ya veo venir la pija del tamaño de un cachalote

– ¿Y? (Sniffffff)

– Mira no me contestes así que soy tu hermano, y mi camioneta es importada, y no me voy a dejar a romper el orto con los repuestos acá.

– ¿Vos esta en pedo querido? Responde uno tratando de poner cordura.

– ¿Sabes que tus sobrinos andan en esa camioneta y se pueden matar? ¿Al margen de tu hermano? El Cantón apela a métodos de madre moishe, vaya a saber donde los aprendió.

– ¿Que se te rompió?

Y ahora larga una serie de repuestos como para dejar su auto nuevo.

– Entendeme, viajo en avión no en un camión con semi.

– Paga el exceso de equipaje amarrete, al fin y al cabo allá te deben pagar en verdes.

Uno quisiera explicarle que si pagan en verdes, pero el problema es que no son muchos y son míos.

Nótese en este caso la exigencia del pago del exceso de equipaje, que no va a poner un mango por el encargo. Esto queda incluido. Con lo cual los repuestos que a él le salían carísimos, ahora nos cuestan a nosotros a pesar de no necesitarlos, y a él le salen gratis.

En todos los casos olvídense de recibir un gracias sentido. Las pelotas.

Por eso la próxima vez que se vayan fuera de la provincia, digan que van a una cabaña en Potrerillos, aunque seguramente alguien le encargara una planta de jarilla, o alguna boludez de esas.

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