Todo empezó con un acontecimiento aislado, que no salió de los parámetros normales de los hechos de la vida en cualquier pueblo o ciudad. Estamos hablando específicamente del pueblo de Montecomán, en General Alvear.
Un comerciante de la zona se prestaba a atender a un cliente que entraba, uno como cualquier otro de los que estaba acostumbrado a atender, sea del lugar o un forastero perdido, porque ¿quién de afuera va a ir a Montecomán por puro gusto?
El hecho es que, según palabras del propio comerciante, no le extraño el pedido del cliente, el Juego de la Oca, el cual lo tenía juntando polvo hace años, sino que al momento de pagar, al revisar bien los billetes, ¡eran todos verdaderos! “¡Eso es lo que me llamo poderosamente la atención!” expresaba con un dejo de extrañeza Cholo “¡Que me pagara con billetes verdaderos! ¡Un señor de traje y corbata! Y como siempre dicen que cuando haya algo extraño llame al 911, lo hice”.
Después de una rápida activación de las alarmas de seguridad en la policía local, empezaron a hacer un seguimiento un mes después, ya que el patrullero tenía una avería en la amortiguación, y al arreglarla, fueron a cargar combustible, y después de dos horas de espera, se les terminó el que ya tenían, por lo que se generó un problema generalizado en el coche, por lo cual el inspector a cargo fue a la comisaría a avisar del hecho, ya que tenía cortado el servicio del celular, pero al momento de volver ya le habían desmantelado el auto, por lo que fue a un teléfono público a denunciar el hecho, para ver si contaba con la suerte de que otra comisará se encargara del caso, pero el teléfono no tenía el tubo, ya que se lo habían cortado, por lo cual se acercó a un grupo de personas a pedirle ayuda, pero gracias a la creciente sensación de inseguridad y de desconfianza hacia el otro, todos se escapaban despavoridos o le tiraban cosas violentamente, hasta que una de esas cosas le dio en la cabeza, por lo que tuvo que ir al hospital casi inconciente, porque la ambulancia no llegaba y el aire ya había reemplazado la sangre de las venas, pero en el hospital faltaban insumos básicos, desde rampa para discapacitados (a quienes atendían afuera los días lunes nomás, al no poder ingresar al nosocomio) hasta médicos, además de un edificio propio, porque detrás de la puerta de entrada al mismo, había solo campo, siendo todo una fachada, ya que el presupuesto no alcanzó para hacer más. Nuestro más sincero pésame al querido sheriff del pueblo.
Yendo al grano, el hombre de saco y corbata que pagó con dinero verdadero al comprar el Juego de la Oca, era el suicidado y honesto empresario Alfredo Yabrán queriendo recordar de alguna forma su vieja empresa postal.
Todo esto lo descubrimos a través de una ardua investigación por parte de nuestro periodista internacional Aureliano Buendía. Se preguntarán por qué si es internacional está siguiendo un caso en General Alvear sobre un personaje argentino, bueno, sigan leyendo.
Aureliano, bastante asustado por la afición de Yabrán como asesino de periodistas, realizó un seguimiento del mismo, movido tanto por llevar la verdad a los lectores de El Mendolotudo como así también por otras motivaciones.
La sorpresa fue que al espiar en la morada, también habían varios personajes que también habían desaparecido anteriormente, el sobredosificado Elvis Presley, el asesinado líder de Al-Qaeda Bin Laden, el botón de Julio López, el ariano Hitler y hasta el mismísimo nacionalísimo y popularísimo amigo Nestor, todos pero todos jugando al Juego de la Oca.
Ni bien la CIA se enteró del suceso, envió a sus mejores agentes de elite para atrapar, torturar y asesinar otra vez a Bin Laden, rogando que sirva como excusa para invadir al departamento sureño por las dudas de que tenga algún recurso natural interesante. Pero la operación se frustró ni bien llegaron al aeropuerto de Mendoza. Los agentes, bastante horrorizados, no hicieron más que pegarse la vuelta de inmediato. “Nos han preparado para todo, hemos visto cuerpos volar, gente descuartizada, niños y mujeres sospechosas torturados, hambruna y mil cosas más, ¡pero nadie nos preparó para esto!”
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solo faltó Guardatti… debe haber ido a la cocin a preparar el fernet!
que tecldo de mierd !
No hay problema cuando las letras faltantes son las del medio de una palabra, pero sí cuando están al final, porque ¿sabía usted que la mente presta más atención a la primera y útima letra de una palabra para identificarla? Pruebe mezclar las letras de una palabra en el medio, sin cambiar la primera y la última, hágalo con una frase, verá que seguirá identificando las palabras.
Mire lo que encontré:
Sgeun un etsduio de una uivenrsdiad ignlsea, no ipmotra el odren en el que las ltears etsan ersciats, la uicna csoa ipormtnate es que la pmrirea y la utlima ltera esten ecsritas en la psiocion cocrrtea. El rsteo peuden estar ttaolmntee mal y aun pordas lerelo sin pobrleams. Etso es pquore no lemeos cada ltera por si msima preo la paalbra es un tdoo.
El de la última foto y que asustó a los agentes de la CIA, debería estar jugando al juego de la Oca con los otros «ilustres».
¿No será que Cabezas sacó la foto?
En cualquier momento desaparece totalmente, planeando ir al bunker de los otros, pero parece que ni ahí lo van a aceptar, en este momento todo está en una intensa etapa de arduas negociaciones.
ya tenia razon Mac Gregorcic con de de Hitler…y ahora Aureliano, solo espero que no terminen igual…
Esperemos…
Debo aclararle, mi Estimadísimo Aureliano, y sólo porque prime la veracidad geográfica de su informe, que Montecomán es un distrito de San Rafael, ubicado al noreste del mismo y lindante con el departamento de General Alverar. El distrito es jarillero, no salitroso, según la jerga sureña de nuestra provincia. Allí dicen que a quién también se lo vio muy a menudo por esa casona fue a un tal Aguilar, ex dirigente de un club lamentablemente venido a menos!
Antes que nada, mis mas sinceras disculpas por tremendo error geográfico, error horroroso. Surge de una laguna mental al momento de hacer la nota, ya que mi mente buscó el camino más facil, porque mi ser, las veces que ha pasado por ahí, es justamente cuando ha vuelto de General Alvear para ir directamente a Mendoza. Igual no hay justificación posible.
Recomiendo ir a comer a un «restaurant» que hay en una esquina, se ve muy bien, no hace falta preguntar, es una sala de una casa adaptada con mesas, la atención y la comida son excelentes, bien de pueblo, me gusta pasar por ahí después de mis largas giras internacionales mendolotudas.
Sobre ese tal Aguilar, usted está en lo cierto, una fuente confiable me pasó la información. Se ve que así como los porteños buscan San Rafael para establecerse, Montecomán lo están usando los personajes desaparecidos pero presentes en el inconciente colectivo. Espero que ahora no digan que los 30000 están en Montecomán en vez de Europa.
jajajaja… yo he pasado por Montecomán y vi el juego de la Oca en la despensa «Don Lupo»…
Ya no lo verá más.
Estimado Aureliano: hay evidencias empíricas que demuestran la real existencia de duendes: el de San Juan encerrado en una jaulita por un muchacho apodado «el loco del cementerio», el de Méjico filmado por casualidad por unos niños mientras juegan a la pelota, el de Bolivia filmado de noche por unos tipos, el de Perú, etc.. En la ciudad de Mendoza no queríamos ser menos, sabemos que en Uspallata andan como perros por su casa, y ese de la foto para mi que es uno de ellos, a mi no me engañan!
Volviendo al tema de la nota, permitame decirle con todo respeto, que me parece que se zarpó incluyendo a Julio lopez, o «el botón» como lo llama usted.
Estimada Olga:
No suelo responder seriamente, se sabe, pero aclaro por las dudas para evitar confusiones:
Punto 1: Los personajes que se incluyeron en la nota, pertenecen a diferentes mitos de la sociedad como personas que se duda si realmente perecieron o son parte de una estrategia armada, llegando a pensar incluso en disparatadas teorías, y Julio López entra en la categoría de persona desaparecida no encontrada, aunque diferente a los otros, ya que su teoría de dónde puede estar no es para nada disparatada.
Punto 2: No fue para nada mi intención de ofender incluyendo a Julio López (lo incluí por lo que explique arriba), y tampoco nombrándolo «el botón», pero mis notas no incluyen muchas veces mi parecer personal, sino el parecer de otros, muchas veces de forma irónica (léase mi nota sobre los indignados españoles y algunos comentarios criticando la nota). La desaparición de Julio López fue justamente porque algunos lo consideraron «botón» y que por eso merecía desaparecer. Si quiere saber mi opinión personal, yo lo califico de valiente a él y de lamentable su desaparición.
Mendoza nunca se queda atrás, siempre tenemos cosas que no tienen nada que envidiarle a otras provincias o países.