/10 características de los típicos “pito chico”

10 características de los típicos “pito chico”

Tener el pito chico es un garrón, seamos sinceros. Nos guste o no, el hecho de que portar calibre grueso alegra a las mujeres y las hace sentir más, es una verdad que nosotros, los pito chico, jamás aceptaremos como indiscutible. El pito chico no se hace, con el pito chico se nace, como un anti-don que tenemos que aprender a portar con orgullo y valentía, con sapiencia y cintura, con alegría y ritmo tropical.

Hay veces que uno puede torcer el curso de las cosas, si hay un problema, hay solución, pero con este tema no queda más que resignarte, a menos que seas un millonario psicópata y optes por ponerte gelatina en la verga como los chinos ultra micro pito chicos, pero no es recomendable…

En fin, el secreto está en potenciar lo poco que tenemos, para cubrir lo mucho que nos falta, peeeroooo… hay que tener cuidado en no pasarse de la raya. Una cosa es potenciar virtudes para sanear defectos, pero otra muy distinta es cometer barbaridades que lo único que hacen es jugarnos en contra, dejando en evidencia ante los ojos de todo el mundo, que somos unos tremendos, desgraciados, absolutos y atormentados pito chico. Estos son algunos de los más claros ejemplos:

Poseedor de un auto ridículo:

A todos los hombres nos encantan los autos, pero hay algunos modelitos que son muy, pero muy de minipimer. Por ejemplo la Dodge Ram, ¿estamos en una guerra acaso que usas ese tanque? Es muy obvio que necesitas grandeza y potencia mecánica para disimular tu miniatura. Otro caso es el de cualquier descapotable… estamos en una provincia atestada de zonda y cuando no hay viento hay tierra en suspensión, es muy obvio que el techo de tu auto es la única funda que arrugas. Todo lo relacionado al “tunning” y a la “potencia extra” en los motores son claros ejemplos de escueta virilidad y poco revoque peneano. ¡Marche un minicooper para vos!

Usador de ropa extravagante:

Hay que estar a la moda, eso es fundamental. Hay que ser elegante y juvenil, es lo más estar en boga y con estilo. De ahí a ponerte muñequeras de colores, chupines fluorescentes, escotes hasta el ombligo, gorritas colorinches o trapos excéntricos sin ser rockero, es una tremenda obviedad de que ves maníes y te sentís tocado. Es muy minitoy usar ropa chota. Lógicamente queres llamar la atención.

Cogedor fugaz cuasi invisible:

Es típico que cuando uno se “tranzó” o “chapo” una mina, el pito chico duplicó la apuesta, que cuando aquel se garchó a tal mina, el pito chico se garchó a tres más, que cuando Juancito cumplió su fantasía de hacerle el orto a la novia, el pito chico tuvo una orgía con dos brasileras. Nunca puede ser menos, tiene una necesidad irritante de cagarle siempre las anécdotas sexuales a los amigos. Lo peor de todo es que nunca jamás de los jamases alguien en la historia de la humanidad lo vio haciendo algo de lo que cuenta. Dale que te dale Mini Mouse.

Hacedor de proezas sexuales:

Tal como el punto anterior, el pito chico dice haberse pasado todo el kamasutra por entre sus sábanas, cuando todos sabemos que hay poses que a menos que seas Carlitos Naim no las podes hacer porque no te llega la pinchila. ¿Es necesario mentir con tal descaro minimí?

Consumidor bolichero de champagne en frapera:

Si queres saber quién tiene el pito más chico del boliche, basta que des una mirada a tu alrededor y busques al gilastrún que lleva en una mano la copita y en la otra la frapera con un champagne. Ese pobre palomeador de calzoncillos matinales sufre de la portación de un dedito de mono entre las patas. Tiene la necesidad de levantar minas con escavio y que ellas lo vean tomando una gran botella entre sus manos… pero ojo alcohólicas nocturnas, que lo que luego agarrarán ustedes será lo más semejante a las mini botellitas de adorno de Branca.

Conductor de moto ruidosa:

Las motos son un golazo, rápidas, intrépidas, varoniles, sensuales y re de macho… pero de ahí a andar en esas mega motos cuasi camiones, si no sos un puto miembro de los Hells Angels, es sinónimo de que te pajeas con el índice y el pulgar. El ruido del escape de la moto es inversamente proporcional al tamaño de la pochola, sabelo y no seas tan evidente capo.

Formador de músculos excesivos:

Cuidarse esta bien, comer sano está bien, hacer deporte está más que bien, y a menos que seas patovica o el doble de un actor de acción de Hollywood, tener ese amontonamiento excesivo de músculos es un claro síntoma de que si no te cortas al ras la pelija se te extravía el gusano. ¿No te das cuenta de que un brazo hinchado hace contraste aún más con un pitilín chico? ¡Y lo peor es que se creen malosos!

Máquina laboral exitosa y perfecta:

Cuando el pito chico empieza a laburar, es muy probable que en poco tiempo comienza a divulgar proezas laborales y logros materiales de dudosa procedencia. Tal como lo hacía con las minas o el sexo, el pito chico necesita demostrarle a la manada de amigos que es winner. Su falencia de carne en el falo hace que invente con descaro sobre su trabajo, cuando no es más que un pinche empleados como vos. ¡Dale minisssstroooo! Cortala con la falacia.

Portador de look súper-raro:

Si no sos un cantante consagrado, pasado los 20 no te podes hacer más el súper raro, usando ropa vieja, abusando de looks y estilos y dándotela de rockero rebelde bolchevique de los ochenta. Ya fue papa, si seguís así pronto todo el mundo se va a dar cuenta de que en invierno te sobas antes de hacer pipí. Ponete la ropa de un mortal y salí a jugar la cancha tontolabas.

Participante en eventos que no estuvo:

Como corolario, y luego de que te mintió toda su infancia y adolescencia con las minas, toda su juventud con los laburos, el pito chico culmina inmiscuyéndose en toda anécdota ajena vivenciada por los demás. Quiere estar en toda piñadera, levante, partuza, asado, fiesta, historia, evento, anécdota que el grupo tenga, en su constante búsqueda por figurar. Él siempre estuvo, que casualidad que no haya documento fotográfico de su participación, seguramente ha estado garchando en pose helicóptero o vendiendo acciones en Wall Street.

En fin muchachos, hay que poner los huevitos sobre la mesa, aceptarse tal cual uno es y avanzar en la vida. Se los recomiendo yo, el Dr. Bomur, escribiéndoles desde mi Dodge Ram Cabriolet tuneada, con mis chupines amarillos, mi jopo lila, mis músculos hipertrofiados, mientras tres japonesas me dan sexo oral por quinta vez en dos horas, esperando que me entreguen la moto con la que corrí el Dakar, luego de que le hice traer motor nuevo desde Alemania cuando viajé por mi último laburo. Putos todos.

Y nuestra nota fue tan difundida en el ambiente varonil que hasta el mismísimo ídolo y futuro padrino espiritual de El Mendolotudo, el Ale Fantino, la leyó en Radio La Red.

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