/10 Típicos personajes de la aduana Argentina

10 Típicos personajes de la aduana Argentina

El diminutivo

El tipo trae varias cosas y ante la adversidad minimiza todo el equipaje utilizando diminutivos excesivos, con ánimos de suavizar la carga… “traje un televisorcito, una computadorita, una camarita de fotos, cinco pares de zapatillitas, dos celularcitos poronga y una cafeterita”. Cuando el aduana se acerca ve el tamaño desproporcionado de las “dos o tres cositas”.

El tipo no sabe que igual la tiene adentrito.

El párroco en el burdel

Este loco hacía años que no viajaba al Chile y se ha tomado estas vacaciones únicamente para traerse cosas de allá. Viene con más miedo que gay primerizo. El tipo entra a la nave de aduana aferrado al volante estrujándolo como un toallón mojado. Está sudado, las gotas le corren por la cara y se muerde el labio de abajo. No habla, no se ríe, está inmutable. Pasa los papeles automáticamente y tirita de miedo. Es evidente y pésimo actor.

Le enganchan todo.

El cagón

Está hasta el último día de sus vacaciones especulando en si traer o no cosas, ha ido por enésima vez al Marina Arauca a tocar el último Samsung, a mirar cómo se ve el LG curvo 3D, a escuchar la fidelidad del último Sony… pero no, no se anima. Teme, piensa, existe, llora, duda y se va sin nada.

Es el único choto que no lleva cosas y se arrepiente en aduana. ¡Tarde nene!

El trauma

Se ha comprado un par de cosas a mediado de sus vacaciones y tiene terror a que lo enganchen. Ya pasó todos los contactos y fondos de pantalla al celular, revoleando el antiguo a la basura. Usó todas las zapatillas que se compró, conectó la cámara nueva a la notebook y le bajó fotos de su viaje a Merlo el año pasado. Le sacó la “ñ” al teclado y le raspó la tapa con un clavo. Le arrancó los pelitos a las cubiertas nuevas. Está totalmente perseguido.

El nene se olvidó de desembalar la Play 4… se la ponen tupido.

El anticipo

El tipo se cree bicho… se precipita a la garita llevando algunas facturas de compra y haciéndose el simpático y cumplidor aduanero. Pero tanta galantería y actitud políticamente correcta levanta la sospecha del audaz empleado del estado. Entonces le revisan el auto y le encuentran todo…

Por pillo se la tuestan igual.

El chanta

Se arrima a la garita haciéndose el boludo como perro que se lo están vacunando. Muestra una factura de un celular y dice que lleva “unas cajas con platos y unas colchas”. Le abren el auto y si… efectivamente lleva caja de platos y embalajes de colcha. Lo que pocos saben que dentro de esa caja y ese embalaje lleva una xbox one, cuatro iphones 7, una cannon, dos canillas monocomando y dos tablets.

Los gatos salen siempre bien parados, el chanta zafa y no garpa un centavo.

El culón

Delante de él desmantelan literalmente a un tipo, tiene que comerse como veinte minutos esperando. Le dice a la esposa “gorda tene toda la gilada a mano así no nos rompen las bolas que quiero llegar a dormir, pagamos y nos vamos” Cuando le toca se le arrima un empleado cansado y le pregunta “¿qué lleva?”, el tipo responde “un par de cosas” y la esposa estira la mano con los tikets. El aduana lo mira a los ojos… fijo… es un instante eterno, un duelo, Mortal Kombat 4. El tipo no baja la mirada, es macho… no tiene nada que ocultar… ¿no tiene nada que ocultar? El aduana duda… “Vayan” dice pensativo.

El loco tiene un tarro épico, pasa cuatro veces lo que puede llevar y gendarmería no está presente.

El yeta

Tiene las características del “cagón” y va entrando como el “párroco en un burdel”. Tiene el miedo en la sangre, como propio de su ser. No lleva nada, pero igual teme que le pregunten por el GPS modelo 2006 que lleva, el MOTO G Primera generación y la cámara de fotos de 3MP del amigo.

Lo revisan por completo, le hacen abrir todos los bolsos y hasta desenfundarse los bolsillos.

Los aduana se le cagan de risa, ¡no puede ser que no traiga nada y tenga tanto miedo!

El imbancable

Todos saben que electrodomésticos “blancos” no se pueden traer. Se lo habían advertido los diarios, los amigos, los carteles en la aduana chilena, la familia y el pesado libro de la ley. Igual el burro testarudo se trae una heladera doble puerta tamaño rinoceronte. Alude a que “es gris” y discute con medio mundo. Le quiere pelear a todos, está loco, sacado, le va a dar un paro cardíaco, está a punto de colapsar. Grita, patalea, pelea, saca plata, ofrece coima a viva voz, putea a Macri, a Cristina, a Perón, a Paco Pérez y a Cornejo.

Se va sin la heladera, la cuál es decomisada en aduana for ever.

El negociante

La cara del tipo se le hace conocida al aduana, que se pregunta… “¿cómo una persona puede vacacionar tres fines de semana seguidos en Chile, volviendo entre semana a Mendoza?”. Entonces decide hacerlo a un lado y revisarlo. El tipo comenta que trae cosas “para uso personal” sin que siquiera le pregunten nada. Le abren el baúl… todo prolijo. Le sacan un bolso enorme, le abren el cierre y se ve una campera. Un segundo antes de cerrar otro aduanero saca la campera… entonces lo ve. Le desmantelan el auto.

Cuarenta celulares, tres televisores, cinco notebooks, veinte iphad’s, diez tablets, treinta palos de hockey, diez equipos completos de taekwondo, un microondas, diez secadores de pelo, cinco planchas y 20 tostadores. Claramente va en cana.

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