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El borracho enamorado

Hace unos años una amiga me invitó a un barcito que inauguraba con su vieja en Los Berros, San Juan.

– Gordo te vas a ubicar fácil, decile al chófer que vas a “Doña Vitu”.

Efectivamente todos conocían la casa de Doña Vitu en el pueblo, hasta hacia poco había tenido un putero.

Llegué tipo 17, corría zonda, pero apenas oscureció, refrescó al punto de tener que usar campera.

Además de mi amiga estaban su mamá, hijas y yerno, con los que me cagaba de la risa. Nos chupamos todo, seguimos hasta las 7; vino doña Vitu y nos ofreció una de las piezas de la casa (una habitación enorme, donde solían trabajar las chicas)

Me acosté al lado de la puerta, todo me daba vuelta, lo que vulgarmente se dice: “estaba hasta el moño”.

Dormí un par de horas, hasta que sentí ruidos, por la ventana entraba un haz de luz y veía una sombra masculina al final de la habitación, imaginé que era Renzo, el yerno de mi amiga.

Se tambaleaba y encaró para la puerta; me paso por encima, me aplastó la mano.

– ¡¡Renzo la puta madre!!! Me pisaste.

Manotee la lámpara de la mesita de luz, y me enderece, no había nadie.

Vi que Renzo estaba en su colchón, mirando para todos lados, empezaron a despertarse las chicas también.

– ¿Quién se levantó?

– Yo no.

– Yo tampoco.

– Yo menos.

A todos nos había pasado lo mismo, sentimos como alguien caminaba por encima de nosotros.

Le conté a Doña Vitu, que además de madama era una especie bruja.

– El viejo verde ese. Ha visto a las chicas y quería molestarlas.

Resulta que hacía unos años apareció por el bulo don Ignacio. El viejo se había enamorado de una chica; que casualmente empezó a trabajar ahí. El viejo se hacía el novio y la chica aprovechaba para sacarle algo más de guita.

A los meses el viejo empezó a caer borracho y sin guita, lo dejaron pasar dos veces pero a la tercera lo echaron. Cobro la quincena y cayó al bulo totalmente mamado, esperó a que Dalma se desocupara y pagó toda la noche. A las horas empezaron a discutir, Ignacio le reclamaba como si fuera su mujer, ella se le cago de la risa, el comenzó a pegarle.

Doña Vitu escucho el quilombo, sacó su cuchillo debajo de la mesa y se metió a la habitación.

– ¡¡Andate viejo pelotudo!! Deja de romper las bolas

El viejo la agarro de las mechas y le dio un par de piñas en el estómago. Doña Vitu tiró un puntazo que le dio en el costado, el viejo la volvió a a agarrar, ella le hundió el cuchillo en el estómago.

El viejo retrocedió, la sangre brotaba a raudales, el cuchillo lo había atravesado como a un chancho. Se tambaleó hasta la puerta; quiso girar el picaporte pero se desvaneció antes de lograrlo.

Al rato llego la policía, los testigos corroboraron la historia de Doña Vitu. Se determinó que había sido un caso de defensa propia.

Don Ignacio siguió yendo a visitar a Dalma, era celoso y testarudo hasta después de muerto. Dalma termino perdiendo todos sus clientes porque el viejo los asustaba. Después de que Dalma dejó el antiguo oficio, Ignacio se calmo un poco, salvo en ocasiones especiales, en las que hacia notar su presencia, para las fiestas, para su cumpleaños.

Doña Vitu se acostumbro a dejarle un vaso de vino patero debajo de la cama en esas ocasiones, que Ignacio se chupaba como si nada…

Al día de hoy Don Ignacio sigue molestando a los visitantes y llorando por su amor no correspondido.

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