Previo a la nota les comento que la sección “La historia de” va a mostrar historias particulares de canciones, discos o artistas. Siempre relacionadas a la música. Esperamos que les cope leerla como a nosotros hacerla. Vamos a “La historia de” Nothing compares 2 U
A lo largo de la historia de la música, han existido (y existirán) canciones que nos han tocado el alma, que nos han emocionado y nos han puesto la piel de gallina. Creo que la gran mayoría de nosotros tiene en su playlist un par de esas.
Por mi parte, son tantas las canciones que producen ese efecto de erizar la piel, que me resulta difícil decidirme por cuál es la más emotiva. Pero sin duda alguna, existe una canción que no sólo emociona por su melodía y su letra, sino también porque la persona que la convirtió en un éxito, supo cómo hacernos emocionar con el videoclip. Y es que ¿ cómo no llorar con la imagen de las lágrimas de Sinead O´Connor sin cabello y cantando tan desgarradoramente?
Si no se dieron cuenta, se los digo: estoy hablando de “Nothing compares 2 U”
Lejos de lo que muchos piensan, como lo hice también en un principio, Sinead no fue la autora ni la primer intérprete de este tema y el éxito y los laureles cosechados no estaban en los planes de esta cantante irlandesa, pero sí estaban dentro de la venganza de un ex manager de la persona que escribió la canción en cuestión. Esa persona era nada más y nada menos que Prince
La historia dice más o menos así: a mediados de la década de los ochenta, Prince tenía una banda que se llamaba The Revolution. Su guitarrista y su tecladista, además de ser miembros de la banda, eran sus amigas y vivían juntas. Un día, este muchachillo de bigote finito y abundante cabellera, las fue a visitar a su departamento y ¡oh, sorpresa! también vivía con ellas Sussanah, la hermana gemela de la guitarrista. Prince quedó fascinado al instante con esa chica de 19 años, e hizo todo lo posible para conquistarla.
Dentro de algunas de las tantas cosas que hizo para tener el amor de Sussanah, el cantante y compositor, armó una banda sólo para que ella pudiera lograr su sueño de ser cantante. Al grupo lo bautizó «The Family», ¿Saben por qué? Porque había calado tan hondo el flechazo de Cupido, que Prince la invitó a formar una familia y cada vez que podía le hacía la misma pregunta. Y no contento con haber creado una banda para ella, también le escribe una canción. Si, LA CANCIÓN. Todo el mundo que tuvo la oportunidad de escucharla, sabía que iba a ser furor e iba a ser un single que tendría el éxito asegurado. Prince estuvo en todos los detalles, grabó los instrumentos menos la batería (en la versión de The Family, no hay batería) y estuvo en los coros junto a su amor. La canción podría haber tenido un reconocimiento inmediato sino fuera que en el medio existió un detallito: Prince no quería que esa canción se hiciera popular, era un regalo sólo para Sussanah. También deberíamos sumarle que el lanzamiento del disco no tuvo difusión y fueron muy escasas las presentaciones del grupo, por lo que «Nothing compares…» quedó perdida.
Luego, casi 5 años después, a finales de los 80’s, Prince tiene problemas con el que en ese entonces era su manager. Lo lleva a juicio, paga una fortuna y lo despide. Pero para este tipo, el ex manager, las cosas no iban a quedar así. Esperó el momento oportuno para poder vengarse.
Fargnoli, que así se llamaba el hombre, puso una nueva agencia de manegement y en uno de sus reclutamientos, había encontrado a Sinnead O´Connor. No sólo había hallado a una cliente para representar, sino que también alguien con quien llevar a cabo su plan.
En resumen: llevan a un gran sello, una maqueta grabada por O´Connor y «arreglada» (le agregaron una percusión) por un productor famoso en esa época; en el sello le dan el visto bueno, graban oficialmente la canción, hacen un video que es un éxito y de esa forma, Fargnoli se venga de Prince tocando una canción que era «intocable y sagrada», convirtiéndola en el éxito que no supo ser en el momento en el que era parte del disco de The Family. Y para sacarle aún más el valor que le había dado Prince a la canción, hicieron correr el rumor de que en realidad estaba compuesta para Sinead, porque él la cortejaba a ella.
Luego de este acontecimiento, Sinead y Prince nunca entablaron una buena relación. Cada vez que había oportunidad, el cantante llenaba de recriminaciones el diálogo por una futura reconciliación, por lo que todas las oportunidades de trabajar en algún proyecto juntos quedaron truncadas. Y hasta el día de la partida de príncipe de Minneapolis, fue así.
A veces las historias tienen finales felices y a veces, no. Para mí, es un placer enorme poder contar este tipo de cosas, de esta forma uno puede colaborar a que llegue el reconocimiento a las personas adecuadas.
Y sobre todo, leer un poco sobre la música que escuchamos, logra que cada vez haya menos gente del tipo que afirma que «Persiana Americana» es de Agapornis
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