Hace mucho que no escribo, pero hoy tuve los huevos de ponerme a escribir. Siempre le echo la culpa a la computadora porque no tengo el Word, pero hoy mientras estaba cagando en el baño después de ver «Morfina» que en Telefé arranca a las 9, me puse a escribir.
Hace mucho que Bomur me pidió que volviera, pero no sé cómo volver, a veces la inspiración no sale. Escribir cagadas que no siento no es lo mío.
Hace unos meses empezó el taller literario del Mendo y he ido a un par de charlas, me encontré con algunos viejos conocidos, y también con algunos sentimientos.
A veces paso por lugares que me recuerdan a la única persona que me dio un poco de bola: la Carla. Esa piba que también me hizo tanto mal, creo que también necesitaba canalizar todo esto que me pasa, me había olvidado que escribir también es sanador.
En la fiesta del Mendo, en Ciudad de Dios, hablaba con Celso Jaker sobre qué escribir, el muy crack me quiso estimular y motivar, pero soy un cobarde difícil de salir. Me decía…
— A ver Juan Pe, ¿qué querés escribir y qué decís que no podés?
— El título lo tengo y todo está en mi Cabeza, «¿Por qué las mujeres no son felices?»— le dije, se rió, me miró suspicaz…
— ¡Compro!— me respondió, pero seguí sin escribirlo.
Después de pasar por psicólogos, psiquiatras, ansiolíticos y antidepresivos, la resurrección, el apodo «inmortal», seis días de coma inducido en el Central, sigo sin saber qué escribir.
Mucha gente me quiere, la misma cantidad que creo que me odia, así como una proporción equilibrada. Tampoco puedo escribir sobre ellos, me da paja, sueño, flojera, ganas de morirme.
Hace un tiempo quise salir con una chica, pero no se dio, siempre pasa lo mismo, me las busco complicadas, las que siempre tienen un bardo, si no están casadas, están de novias o no saben querer, pero me dieron cabida, solo falta que llegue la que no me quiere hacer mal.
Ahora voy en el bondi 937, que números de mierda, voy a la AFIP, estoy hasta el moño con el monotributo, me voy, los dejo, perdón por no estar, por estar, por escribir, por no hacerlo, los quiero, los odio, los tengo. Tal vez vuelva, ojalá otra mañana pueda volver a tomar coraje y decirles «hola, volví».
Por ahora, soy sólo esto.
Espero que te animes y escribas sobre las mujeres un gusto volver a leerte