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Hablemos del odio

El hecho de ser humanos es el que nos vuelve malos, está en nuestra naturaleza destruirnos, por eso hay tanto odio entre nosotros. Esta en nuestra naturaleza, el odio es un mal que azota a la humanidad constantemente, es algo tan reciente como antiguo. El odio destruyo grandes civilizaciones, persiguió a los católicos en Irlanda, condeno a los judíos al exterminio en Alemania, disparo contra Gandhi, el hombre más pacífico del mundo, y el odio divide hoy a nuestro país en dos.

Vemos que a lo largo de la historia el odio es una maquina demoledora, un asesino de esperanzas, un titan destructor. Me pregunto ¿cuánto tiempo le llevara al ser humano dejar de odiar? ¿cuánto nos falta evolucionar realmente? ¿cuánto nos va a costar salir adelante? Tengo esperanza en que algún día va a ocurrir, que algún día va a haber una verdadera igualdad, sin resentimientos ni dolor. Hoy día la realidad oscurece el panorama, debemos comprender que existe una eterna lucha por buscar el bien, mientras que enfrente alguien piensa que en nuestra búsqueda alcanzaremos el mal.

Con lo anterior no quiero significar que el mal real no exista, no es una simple sensación, creo que hay muchas personas que buscan alcanzar el mal, pero arrastran en sus alas a millones. Ellos son seducidos, van detrás de una idea que consideran benigna, aunque detrás del cascaron solo hay oscuridad.

Aun así, una pregunta resuena en mi mente: ¿Qué esta bien y mal? Si volvemos al pasado observamos que hay una serie de principios morales, las primeras leyes, que nos muestran que es lo que está mal y por qué no debemos hacerlo. Estas normas fueron impuestas por nosotros mismos, representándolas primero un ser superior, dios, y en la actualidad la autoridad máxima es el estado. Como el hombre es malo en naturaleza, le da al estado el poder para que controle las relaciones entre los de su propia especie, para que el odio no nos deje ciegos y así destruirnos a nosotros mismos y a todo lo que nos rodea.

Como somos seres involucionados, que no podemos controlar nuestros impulsos más básicos por nosotros mismos, necesitamos de estos límites. Y aquí se cae de maduro, el bien esta dentro de este marco, el mal es transgredir estas barreras, con el fin de dañarnos. Eso es el mal.

Voy ahora al motivo por el cual escribo esto, lo que nos vuelve mejores, y no con esto quiero decir superiores, es comprender que el odio solo conduce a un mal superior, ya que alimenta al existente. No debemos odiar y buscar la destrucción del que sigue ciegamente un ideal destructivo, debemos luchar día a día para construir, construir bases sólidas, impenetrables, formarnos para aportar un ladrillo mas a los cimientos. Aquí me gustaría tomar una frase de Calderón, ex presidente de México, al referirse a la figura de Alberdi, él dijo “un solo hombre puede hacer mucho mal, pero hacer poco bien”.

La suma de muchas personas en búsqueda del bien, el muy poco que puedan lograr, da por resultado un país pujante, que salga hacia adelante, pero para esto tenemos que reforzar las bases. No odien, odiar solo alimenta a los de arriba, a los que dirigen los hilos de esta nación, no hace falta que los nombre, ya saben de quien hablo. La grieta fue inventada para alimentarlos, divide y triunfaras, lo que debemos lograr es unir las dos partes de la grieta.

Para ello hay que formarse, con formarse no digo que hay que estudiar todos los procesos políticos, formarse es interiorizarse un poco en la realidad. Salgan a las calles, caminen y miren con otros ojos, observen las miserias de la sociedad y piensen cual es la salida de esto. Miren si las medidas que se toman son soluciones o paliativos, esto no es una enfermedad terminal sin cura y eso lo garantizo. No lleguemos al punto de destruir todo lo que nos rodea, pero con esto no quiero decir que dejemos que nos pisen como insectos. Si algún día se tiene que luchar háganlo, pero luchen por los que la pasan mal y no por el odio a los que están en el poder, no hay mejor causa que la que se defiende en búsqueda de lo justo.

Para finalizar, me gustaría analizar una frase de Tácito, extraída de “El Príncipe” de Maquiavelo: “Que nada hay tan débil e inestable como la fama de poder que no se apoya en sus propias fuerzas”. Una frase que esta escrita en otro contexto, pero que la voy a adaptar. Hoy en día las fuerzas de esta nación no están armadas, están encerradas en sus hogares, luchando con lo poco, cansadas de las migajas y con esperanza de algo mejor, no perfecto, eso no existe, mejor. En ustedes, en todos nosotros, deben apoyarse, sino caerán sobre su propio peso.

No odien, busquen abrir los ojos de los que están ciegos.

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