/Cómo sobrevivir después del sorete amoroso

Cómo sobrevivir después del sorete amoroso

Pasar por una ruptura amorosa casi siempre se vuelve un momento horrendo en la vida de muchos. Son miles de cosas compartidas. Según mi criterio, el dolor es perfectamente proporcional a la cantidad de tiempo que estuviste con esa persona.

La típica intensa que novió por dos meses y después anda posteando canciones empalagosas y deprimentes es una ridícula que ama llorar y gritar. Pero las que como muchas vivieron una relación larga, donde entregaron hasta lo que no tenían para que el sorete al mes este instalado con otra, tienen derecho a prenderle fuego el auto. Y llorar claro está.

Con esto no quiero hacer apología del delito, pero la ira hay que sacarla por algún lado sepan disculpar. Es completamente indignante no gozar del privilegio de ver al Don Juan hecho un cerdo, pelado y con granos por toda la cara.

La que me diga que nunca le deseó el mal, es la Virgen María de estos tiempos.

Es ley y con ley me refiero a que se cumple como tal, que cuando ya pasó un tiempo prudencial de la maldita separación en donde ganaste confianza en vos misma, estás más flaca (no se porque pero adelgazas), mas linda, sentís que tocas la luz, estás llegando a la cima, ya llegas… y aparece el muy cabrón con una llamada pérdida para cagarte la vida.

¿Por qué? En serio, ¿por qué? Si estaba todo bien, vos allá, yo acá. ¿Qué clase de demonio podes ser para aparecer con cara de “¡Hola, tanto tiempo! vengo a joderte toda tu energía cósmica universal”?

En fin. Cosas que pasan. Soy muy consciente de que muchos también verdaderamente extrañan y buscan mejorar con esa persona especial. Pero estaría bueno que previamente no se hayan curtido a medio pueblo mendocino. Caso contrario, los felicito.

Es real que ya no estoy en tema. Hace mucho no sufro por amor. De hecho soy tan ridícula, que tuve un hijo con el único novio que he tenido y tendré, porque acá me planto. Ya me ocasiona un estrés terrible el solo hecho de pensar en tener que lidiar con cosas nuevas de alguien nuevo. Soy una rebelde. La Thelma y Louise de Argentina.

Pero una amiga que tengo de hacen muchos años, María, ya pasó por la etapa del llanto. Ahora tiene sed de venganza y ahí es cuando a mí me fascina entrar en acción.

He pensado tirarle bolitas de pintura en todo el frente de su casa a las 3 am de un lunes. Pero soy madre y lo que me estaría faltando es terminar en cana. Llamar a algún delivery, hacer un pedido millonario y mandárselo a la casa. Hacerle sonar el celular a la madrugada y hacer sonidos de ultratumba. En definitiva todas estupideces que nunca concretaré porque me sobra la maldad, pero me falta anonimato. Con la suerte que tengo me descubre a la hora y media.

Lo único que puedo hacer, y hago, es que cuando me preguntan por mi amiga y su ex yo contesto “Se separaron por suerte… es que parece que la tenía chiquita”.

Ya sé, soy una ridícula por vivir a través de María. ¿Pero qué culpa tengo yo de que sea una pacífica aburrida y nunca desee hacer el mal? Ninguna.

Lo bueno es que todo pasa. Todo se calma y empezás a disfrutar de tu propia compañía. Te descubrís, te conoces mucho más y el pasado finalmente queda ahí, bien atrás.

La canción melosa ya te da igual. El romanticismo ya te parece un poco bodrio, y preferís escuchar U2 que al dulce de membrillo de Abel Pintos.

Lo ideal es que en ese proceso de madurez personal, no se te ocurra hacer el ridículo por las redes sociales. Escribiendo frases usadísimas y por demás moqueras. Por ejemplo “Poder decir Adiós, es crecer” de Gus Cerati. Estamos hablando de un genio, pero su canción la usó media humanidad. Ya está, soltá amiga. Yo ya hice ese papelón  y créanme que ver esos posteos ahora, me hacen querer darme con un rallador en la córnea.

La clave de todo es nunca jamás perder el amor propio. Porque si no te cuidas, ni el mismísimo creador lo hará por vos.

Te das cuenta que ya no duele más nada, cuando lo único que le deseas es lo mejor. Y es algo muy hermoso. Porque a pesar de que quizás te lastimaron mucho, vos hoy ya subiste un millón de escalones más. Maduraste y sanaste.

Pero si no sos como María, y tenes ganas de joderle el karma pero íntegro, dame la oportunidad de darle vida a mis planes malvados a través tuyo. Por favor, que mi vida es muy aburrida.

ETIQUETAS: