Soy adicto al celular, no puedo dejarlo más de una hora sin revisar Instagram, Facebook, WhatsApp, y ahora, puede que TikTok se sume al ranking. ¿Quien ya leyó el mensaje que envíe? la hora en que lo vió es igual de importante, no puede ser que demore tanto, si yo como máximo puedo tardar diez minutos en responder. No tolero la clásica clavada de visto, enviame, no sé, un rinoceronte pero algo que me confirme que no fueron palabras perdidas en una pantalla. Los «me gusta» o «Likes» son para mí tan importantes como el rating de los programas de televisión, últimamente venimos medio flojo de likes, los de mamá y las tías no son válidos, ¿tres likes seguidos en fotos de más de un año de publicadas? algo buscan por ahí.
Con todo este tema de la cuarentena y el aislamiento social para la prevención del contagio de coronavirus no pude evitar notar el grado de dependencia que las personas tenemos con la tecnología, no solo celulares, también la televisión, no me refiero a la clásica si no a los smart, internet, que wi-fi, el smartwatch, Netflix, Spotify y una lista interminable de familiares de los ya nombrados.
Ahora yo pensaba… ¿Qué pasa si internet se cae en todo el mundo por dos o tres días? y solo me refiero a internet, no a la electricidad, que obvio sería un problema realmente grave. La verdad que no puedo imaginarlo, ni siquiera recuerdo cómo pasábamos el tiempo cuando internet no estaba o era más difícil tener acceso en los hogares. Pensaba en la última vez que vivimos algo así, con la gripe A, en al año 2009, cursaba los primeros años de mis estudios secundarios y lo que sí recuerdo es que el único contacto con mis amigos era por sms y solo los días que duraba el pack de mensajes, después era imposible que nos compraran otra tarjeta y mas con las limitaciones de circulación que regían en ese momento.
Desde mi ventana veo una vida diferente, un estilo de vida totalmente opuesto al que acostumbramos a vivir, muchos de los que vamos apurados todos los días a trabajar, estamos resguardados en nuestros hogares, de esta manera nos estamos cuidando a nosotros y también a esas personas que el aislamiento no nos permite ver, el mal llamado aislamiento social, al que yo nombraría físico, porque gracias a la tecnología, a través de esa ventana electrónica que nos cabe en la palma de la mano y que pretende mostrarnos pedazos del mundo que la geografía nos niega, podemos seguir en contacto con nuestros afectos.
Cierta vez leí que el problema de la tecnología era que nunca habíamos estado tan cerca de los que tenemos lejos y tan lejos de los que tenemos cerca. En estas circunstancias ¿Seguirá siendo un problema?