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La típica cheta

Mendoza, tierra del sol y del buen vino. Y de un crisol de especímenes.

Otros miembros del staff han dedicado notas detallando las características típicas de muchos personajes que deambulan por las calles mendocinas, y en algún que otro lugar aledaño, ayudándonos a identificarlos fácilmente en el caso de que algún día nuestros destinos (?) se crucen con alguno de ellos.  Podría decirles que son casi, casi, una guía para aprender a conocerlos.

Y decidimos hacer un aporte, de un valor incalculable, a esas guías que este pasquín resguarda entre sus páginas.

¿Cómo nos damos cuenta que estamos ante la presencia de una “cheta” mendocina?

Aquí algunos rasgos de ella:

– Es fundamental tener el outfit correcto para la ocasión, es casi un concurso fashionista de cual es más cool y tiene lo último, por supuesto como buen nuevo rico es de mal gusto repetir. Los colores neutros para el día son infaltables, así como enfundarse en el color de moda tipo “cherry soft pink”, aunque si la querés romper de noche siempre un buen vestido blanco es el arma mortal, pocos lomos lo soportan y se destaca como lámpara entre la multitud. Esos  vestidos son lo más, marcan la figura por la que se matan toda la semana en conseguir. ¿Han notado que la mayoría tiene buen lomo? Seguro no es por pasarse todo el día leyendo, un presupuesto en nutricionistas, gimnasios, tratamientos tipo “cámara hipo maso lipo descompresiva”, y un laburo acomodado y medio tiempo que te dé para hacerte todo eso, son fundamentales para mantenerse y así salvarse del horror de ser GORDA o fea.

– Es común ver casos de “¿qué carajo se puso?” entre ellas porque en pos de seguir todo lo que se usa a veces son terribles ridículas, eso si en vez de quedar como un mamarracho como las pobras, como dice Marqui, son “vanguardistas” y se gastan fortunas en un trapo mal cortado pero con marca. Es así, ostentan accesorios de diseñadores reconocidos peeeeero para cuando llegan a mostrarlo a sus amistades ya son de la temporada pasada.

– El color de la piel es mucho muy importante, nos encontramos con dos extremos: bronceado carbón (dorado, el negro es desagradable) o blanco muerto de 3 días, depende si siguen a EEUU o Europa en las tendencias.

– Su hábitat de la noche es el VIP del boliche de moda, hay que seguir la manada como sea, donde en una competencia de regalarse con glamour tratan de cazar al macho de su especie para convertirse en la «señora de…» y ostentar un doble apellido. Es un must, más si el primero es básico tipo Gómez, por ahí lo piloteas tipo “JuárezMontalvo”, ya si tenés dos pedorros vas al muere “López Sosa” es una grasada.

– Las carreras que eligen, nunca una grasada hippie de los 70 tipo sociología o asistente social, son esas en las que siempre te podes vestir bien, como  abogacía, contador o escribano y trabajar en el estudio de papá. Algunas son más creativas y eligen diseño de indumentaria, sin saber coser y revenden ropa a precios exorbitantes. Otras nunca hicieron nada y pasan de vivir de los papás al marido. Podríamos incluir como otra alternativa la carrera de veterinaria, porque AMAN  a los animalitos.

– En el día suelen frecuentar cualquier tipo de cadena internacional ya sea de ropa como de comida, ir al Mc Donald’s a comer una hamburguesa de lombrices prensadas que te la cobran como de primera o a Starbucks a tomar un “latte” que no es más que un café con leche sobrevalorado con una esencia artificial , Ah!, pero eso sí,  le ponen tu nombre afuera ( y como el vaso es grande pueden escribir los dos apellidos, gordi)  cosa muy útil para las redes sociales.

– Justamente el mundo virtual es otro tema, hoy atestan Instagram, seguido por Twitter y Snapchat, Facebook ya es una grasada. Son como el diario íntimo posmoderno pero con momentos perfectos, todo pasa por ahí, todo el tiempo. Son de esas que salen perfectas en todas las fotos y suben mil al día. Y  vos, que tenés una medio decente cada 6 meses y la usas en el perfil de Facebook, WhatsApp, y hasta en el currículum, te preguntas ¿cómo hacen? , fácil se sacan 4 mil al día y les sobra tiempo para elegir cuál es la más favorable. ¿Y cuándo ves que le sacan foto a la comida cuando salen a cenar?  Discúlpame, mi ciela,  pero un poco más y yo me paro a ayudarle al mozo a dejar la comida en la mesa antes que me muera famélica, imagínate si me voy a poner a sacarle foto al platito.

– Siempre se les pega la boludez de moda, no importa si les gusta o no, si es “in” hay que hacerlo, nunca en su vida coordinaron dos neuronas (que vaya uno a saber si existen pero eso no está en debate ahora)  para hacer aeróbicos pero se meten a la clase de zumba, la semana que viene todas van a crossfit, al mes terminan en entrenamiento funcional .Todo les encanta y es la salvación de su vida…temporalmente.

– Lo más desagradable es cuando se les da por inventarse un mundo interior, es como que les da un surménage de espiritualidad y van a yoga, Pilates, se hacen ver las constelaciones familiares, el terapeuta de moda, lo que sea que les alinee los chakras, bordeen ser hippie con OSDE y les de la sensación como la de las siliconas de las tetas pero intelectual. Hasta por ahí se le da hacer un viaje al Tíbet, enfundadas en mantas tejidas por alguna prima de Buda, para reencontrarse con su yo espiritual.

– Después les da por el vegetarianismo, se vuelven fundamentalistas de la lechuga y llegan a veganas, mirándote con horror cuando vos estás en la vereda engullendo un delicioso pancho sin piedad.

– Una de las facetas más insufribles es la manía mascotera te revientan las redes sociales con fotos de perritos y gatitos, lo buenas que son rescatándolosy buscándoles casa. Aunque ellas tengan  fanatismo, sobre todo,  a esas razas de perritos minimicrochiquititos que les salieron una fortuna y tienen miles de problemas de salud, como los pug que parecen un chancho luchando por respirar o  esos chiguaguas que andan frenéticos las 24 horas del día, y que parecen que en cualquier momento les va a dar un infarto si no se calman.

– Más allá de eso, siempre destacan lo buenos que son y lo malos que somos nosotros, ahora se cruzan un pibe pidiendo en la calle y se le ponen los pelos de punta, hacen que no lo ven con sus gafas de sol. Casi parafraseando a Micky Vainilla el perro no tiene la culpa, los papás de ese nene deberían trabajar.

– Podríamos decir que estamos frente a un argumento tan básico como insostenible de toda cheta: “es un negro de alma”, porque no tiene que ver con ser tostadito de piel, ya que el que usa víscera todo el día y sale a robar de noche no puede estar tan quemado, estamos claramente frente a la “oscuridad espiritual”.

– Siguiendo con su comunicaishon uno puede cerrar los ojos en un boliche e identificarlas igual. Primero que nada por su voz nasal, y no estamos hablando de un defecto del habla natural sino que el sonar como la versión femenina de Calamardo es a propósito.

– Los anglicismos son parte fundamental de su léxico, todo suena más “top” si lo decís en inglés, porque hacer bicicleta fija esta “out”, ellas hacen “spinning”, como si no fuera lo mismo.

– Parte fundamental de cualquier dialogo son las muletillas, esas palabras huecas valga la coincidencia, que se usan de relleno cuando no se saben qué decir, las más utilizadas por ellas son: “tipo naaa”, “y bueno nada”, “sorry”, “o sea” (casi no conocen otro conector), y mi favorita gorda o gor…de manera cariñosa, porque las tratas de pasadas de peso en serio y son capaces de romperte la imitación de Luis Vuitton que tienen de cartera en la cabeza o rociarte con ese perfume de diseñador, hediondo pero de diseñador, y prenderte fuego con algún sahumerio traído de último viaje a la India.

No es con el afán de ofender a nadie, pero no pueden negar que estas características son casi intrínsecas a las típicas chetas menducas. Porque no hablamos de “caretas”, estas chicas SÍ tienen  con qué demostrar la topetitud de pertenecer a la alta alcurnia.

Claro que hay excepciones, como en todo, pero este es el resultado de un estudio sociológico de la Universidad  de Nueva California (porque nos encantan todos lo que tenga una parte yanqui) realizado con muestras tomadas de Calle Arístides, el club de golf, fiestas electrónicas outdoor, Starbucks, Palmares Open mal, Dalvian (y countries similares), partidos de polo y algún que otro encuentro de rugby.

Habiendo citado  a la fuente (no la de los Cinco Continentes del Parque Gral. San Martin, porque ahí se juntan los de los autos tuneados y, sorry gor, pero eso es “out”), damos por terminado este serio, serio pero muy serio informe.

Kisses, swetties.