La vida pasa como el camino que vamos trazando al recorrer una ruta. Uno mira hacia atrás y ve cómo va quedando desolado nuevamente el pavimento, como los puntos de referencia se van achicando hasta desaparecer. Como pasan a toda velocidad cientos y miles de kilómetros que estuvieron desde siempre y van a seguir estando ahí.
Los viajes me dan nostalgia, me dan la certeza de que la vida pasa, de que uno crece y que no hay nada para contrarrestar este efecto. Cada día que pasa es un día que se nos pasa.
Cuando volvemos de un hermoso viaje pensamos en todas aquellas cosas que nos faltaron hacer, en todo lo que hubiésemos cambiado para hacer ese viaje mejor aún. Y el resumen es que solo nos faltó vivir más a pleno, aprovechar más los días fuera de casa.
Lo que no nos damos cuenta es que la vida también es un viaje, solo que más largo. La ida es ahora y la vuelta es cuando te pones a pensar cuantos días desperdiciaste, cuanto tiempo perdiste siendo lo que no quisiste, viviendo lo que no elegiste.
En los viajes, como en mi vida, me mentalizo que quizás sea mi último momento, mi última oportunidad y trato de disfrutar todo como si fuese la última vez, para que en esa recta final no me termine de liquidar la nostalgia de no haber vivido lo deseado. Es un ejercicio difícil y muchas veces no lo puedo cumplir, pero intento, busco y trato.
A veces me pasa que la tristeza de volver me hace pensar que quizás era mejor nunca haber partido, para no padecer tan desolador sentimiento de vacío. Quizás de viejos nos preguntemos si hubiese sido mejor jamás haber nacido para no sentir esa misma sensación. Por eso me recomiendo nunca dejar pasar las oportunidades, jamás dejar para mañana lo que hoy se puede concretar y todos los días tratar de dejar algo, de hacer algo que cuando no estemos más por estos pagos otros puedan apreciar. Tengo un asunto no resuelto con los asuntos no resueltos y no puedo estar en paz si no termino algo.
¿Y cómo generar un estado de vacaciones permanentes, de un viaje eterno, de una gira infinita? ¿Cómo tener esa sensación de paz, de tranquilidad, de que solo importe vivir el hoy, el ahora, planificando nada más que lo que se va a hacer en el día sin más que vivir y disfrutar, como si mañana se acabase? Es algo de que solo de viejos vamos a descubrir y a saber cómo se podría haber hecho y no hicimos. Mientras tanto, busquen.