Hay quienes dicen que vivimos en una sociedad donde hombres y mujeres somos iguales, donde nos benefician los mismos derechos, donde tenemos las mismas obligaciones y gozamos los mismos privilegios. Y habemos muchas mujeres que pensamos estar lejos de ello.
Haciendo una encuesta a mujeres – pibas de edades variadas y con distintas ocupaciones, llegamos a la conclusión de que los hombres SON UNOS PRIVILEGIADOS en la sociedad actual que vivimos.
El miedo en la calle a ser violadas, torturadas y asesinadas, nos da a pensar en que si ellos sienten lo mismo de nosotras. Porque ya es hasta una forma de vida el decir «che… avisame cuando llegues». Porque no estamos avisando que llegamos a nuestras casas, estamos avisando que no nos violaron o mataron de camino a nuestro hogar, y no vemos a hombres cuidándose de no ser empalados o acosados cada día de sus vidas.
En el trabajo, muchísimas nos hemos encontrado con el típico «patrón» o jefe «manito larga». Sufrimos abusos desde físicos, hasta económicos… porque muchas saben que ganan menos que sus compañeros, o que han tenido menos oportunidad de trabajo que un hombre.
Dentro de la anticoncepción, también tienen privilegios. Salvo el preservativo y la vasectomía (¡¡¡qué vamos!!! ¡Ninguno por paja y cagón se la quiere hacer y si hay alguna excepción, es uno en un montón!) los demás métodos son para mujeres, siendo invasivos y teniendo muchísimos efectos adversos para nosotras.
Sin ir más lejos, PARIR… es única y exclusivamente de mujeres y a lo largo de los años, muchos decidieron por nuestros cuerpos. Obligarnos a parir, no dejarnos abortar y viceversa. Porque siempre existió el fulano que no quería cuidarse pero que tampoco dejaba que la mujer se cuidara, obligándole a abortar y existe también el otro fulanito que no le importaban las consecuencias… soñaba con «tener», muchxs hijxs.
Tienen el privilegio de no ser juzgados por salir de fiesta, por estar con varias mujeres, de hacer en sus tiempos libres lo que se les plazca… siendo padres. Pero si una piba quiere disfrutar de su sexualidad, querer ser libre, y aprovechar su tiempo libre siendo madre… la tratan de puta, de mala madre, de «mamá luchona».
A lo largo de la historia, las mujeres han estado bajo el pie de los patriarcas, bajo la sombra de los hombres. Hoy por hoy, sin miedo y con más convicciones, decidimos dejar de callar y hacernos reconocer, soñamos con el día que dejen de estar socialmente por arriba de nosotras.
Pero hasta que ese día pase, seguirán disfrutando ciegamente de los privilegios de ser un hombre.