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Los típicos “asadolotudos” del Challao

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El mendocino es un fiel animal de costumbre y amante de las modas. Y lo demuestra concurriendo en manada al sitio de moda, siendo que hay miles de lugares hermosos para ir. Y entre esos lugares de moda hoy voy a destacar el Challao, sitio hermoso para el esparcimiento y la cocina a brasas, con sus “Fogones del Challao”, única obra pública hecha por el Shubén Miranda en LH. Y acá nace el típico ASADOLOTUDO.

El asadolotudo es un animal puramente carnívoro, y tiene el asado como base y cúspide de su pirámide alimenticia. Vive bajo el precepto “si una vaca pudiera te comería a ti y a toda tu familia” y piensa que los vegetarianos son unos pelotudos por no compartir su dieta, además de mofarse de comer carne todo el tiempo, aun en semana santa. Su perfil de facebook esta plagado de fotos en la parrilla, en pose de héroe del ácido úrico o monarca de las achuras.

El tipo no tiene un día fijo para juntarse a comer asado. Si alguien lo agita esta preparado siempre: tiene el kit con plato y cubiertos y una parrilla en el baúl del auto por las dudas, no vaya a ser que pinte. No importa cuantos asados haya clavado en la semana, el animal en cuestión siempre esta presto a tirar unas carnes a la parrilla.

No importa que auto tenga, el asadolotudo del Challao es un yarco por naturaleza. Suelen tener autitos nuevos, pero le ensartan alerón, calcos chimbas o alguna manyineada para demostrar su grasitud interior. Si tienen autos viejos generalmente son clásicos tipo Chevi o Taunus pintados de colores mersa o motitos aggiornadas con parlantes. Son amantes de la cumbia santafecina tipo Leo Mattioli o cumbia pija como Mc Caco y el Apache Ness, y te hacen el asado con las puertas abiertas del auto para compartir esas amables melodías con el ecosistema.

Son fácilmente reconocibles a lo lejos, porque te clavan el asado en cuero, refrescan sus cuerpos a base de fernet tobara en botella cortada o vino verga en caja, y muestran su prominente barriga sin pudor alguno como indicador de jerarquía frente a los otros espécimenes. El asadolotudo ama hacer el asado y se siente jefe de su manada alimentando al resto como un verdadero macho alfa.

Al momento de comer, se alimenta sólo de carne y no come ensalada “porque el pasto es para las vacas”. Entre sus costumbres podemos mencionar el hecho de que se alimenta de la parrilla utilizando el pan como vehículo de la carne hacia su boca y que no utiliza cubiertos, resaltando aún más su carácter de bestia salvaje.

Este espécimen no gusta de la tranquilidad, sino que ama estar pegado a otros asadolotudos, fundiéndose en una mezcla de humos de varias parrillas, como en un ritual propio de su especie.

El asadolotudo es mugriento por definición. Al terminar el ritual del asado, deja las brasas encendidas, y un rastro de bolsas, botellas y residuos de todo tipo tirados en el piso, que ensucian el bello paisaje de los cerros mendocinos. Pequeña contracción: ensucia el lugar al que acude todo el tiempo, lo que no se entiende teniendo en cuenta que hay tachos y espacios ordenados para cada asador. Quizás sea lo único realmente cuestionable a estos animales mendocinos.

¡Hasta la próxima!

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