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Los típicos profesionales

Los típicos profesionales… hay Dios hay Dios… ¿quien no ES o se ha cruzado con los típicos profesionales en sus jornadas diarias? Obvio que siempre hay excepciones, pero desde el más capo de los profesionales hasta el changarín más pajero y vago se ha topado con uno de estos… acá va nuestra humilde estandarización (perdón a nuestros  queridos amigos y colegas profesionales… no se nos ofendan, es un mero chiste o una triste realidad):

El abogado: odiado por toda la humanidad, la cara de garca lo vende a diez mil kilómetros de distancia. El tipo hasta para salir a correr se clava un traje y una corbata. Tanta formalidad y modales educados tienen que ocultar la sed por la guita y el hambre por dejarte en la calle que tienen. Sus palabras siempre se escudriñan en una ley y es casi imposible tratar de ganarles en una discusión. Hasta para discutir de fobal tienen leyes los muy grasas. Son carroñeros y están al salto de los giles, como los cuervos, de ahí su ganadísimo mote. Les encanta jugar con la necesidad de la gente y usan doble apellido para hacerte creer que lo que te hacen es un favor y es difícil de hacer. Vos te la comes porque sos zarpado bicicleta y no sabes nada de leyes. Tienen un trayecto directo al infierno, es casi imposible que pasen por el purgatorio, ya que hasta San Pedro teme juzgarlos y salir perdiendo (o vacunado o procesado)


El ingeniero: el eterno enemigo de los licenciados. El loco es más cerrado y enroscado que el cubo rubik. Si lo que le tratas de explicar no se puede demostrar con números jamás te va a dar pelota. Les encanta presentarse como “ingenieros” y entre ellos se dicen “ingeniero” todo el tiempo, como si fuese un nombre. Tienen ecuaciones matemáticas y gráficas para demostrar absolutamente todos los temas de la humanidad. Te sacan estadísticas hasta de tus respiros y todo lo traducen al lenguaje matemático. Se visten con pantalones sport y camisitas a cuadro. Es imposible que no sean pelados, tanto estudio y números se llevó como paga cientos y miles de cabellos. No van formales ni a los casamientos, hablan lo justo y necesario, como una máquina y siempre, pero siempre su carrera va a haber sido más difícil y complicada que la tuya.


El contador: el eterno enemigo de los abogados. Traduce todas las leyes a números y es por eso que aborrece a los cuervos. Su vestimenta esta entre la formalidad del abogado y la informalidad del ingeniero, así que clava pantalón de vestir y camisa pero sin corbata. Detrás de esos lentes se esconde un compadre que ama la rutina y estar todo el día sentado en un escritorio sacando numeritos y mandando muñecos a AFIP y rentas. Les hacen estudiar que deben llevar los números de una empresa de manera leal, pero por guita hacen que tu empresa aparente ser lo que se te de la cajeta. Son cerrados como los ingenieros, con la diferencia que casi nunca tienen razón. Les encanta el pollo y jugar al tenis.


El licenciado en administración: el loco se cree que puede solucionar cualquier problema, cuando ni siquiera puede administrar su propio dinero. Dice estar preparado para trabajar en cualquier área de la empresa, pero… para el departamento de recursos humanos, llaman a un licenciado en recursos humanos, para el departamento de ventas, llaman a un licenciado en marketing, para el departamento de finanzas, llaman a un contador, para el departamento de producción, llaman a un ingeniero industrial y para la gerencia general, llaman al hijo del dueño. O sea… a fin de cuentas no los llaman para nada, salvo para manejar dos o tres papelitos administrativos. Les encanta ponerse consultoras con nombres extravagantes y se creen los grandes emprendedores y creativos. Saben hablar lindo y por a menudo son estéticamente agradables, por lo general son hijos de empresarios, por lo que pegan gerencias que no se merecen y terminan haciendo bosta a las empresas.


El licenciado en ciencias políticas: en su gran mayoría son zurdos y se creen los revolucionarios, aunque con todo el goce del mundo disfrutan de lo que brinda el sistema capitalista. En sus épocas de facultad andan sucios y desprolijos y se afilian a partidos de izquierda. Aún tienen la ilusión de ser los nuevos Che Guevara. De grandes se dan cuenta de que han estudiado al re pedo, porque o terminan en un puesto de cuarta en el Estado, o terminan garcando a todos como el más sucio e ignorante de los políticos. Son discutidores y prepotentes, basan todos sus argumentos en los cientos de libros que leyeron sobre política y sociedad. “El capital” de Marx es su Biblia y se creen todo el rollo del comunismo hasta que visitan Cuba y se dan cuenta de la pija que fue creer en ese sistema utópico. Terminan siendo tanto o más corruptos que los políticos sin título (porque lo hacen a sabiendas). Les encantan todos los cantantes de la nueva trova cubana, onda Silvio Rodríguez o Aute. Se hacen los hippies cuando en realidad están horas y horas lookeandose. Se visten como ridículos y se cuelgan giladas por todos lados. Aman el color rojo y los meses de mayo y octubre. Fuman marihuana y hablan giladas todo el día.


El médico: Pelado y de lentes. Anda casi las 24 horas del día con la batita blanca. Por una extraña razón casi siempre tienen canas y son viejos, como que te recibís y te pones grande al toque. Hablan pausado y te escuchan. Tienen dos o tres medicamentos como “caballitos de batalla” que te recetan ante cualquier boludez. Tienen un remedio para todo y generalmente si les das mucha bola te enferman y te llenan la cabeza. Si fuese por ellos te deberías hacer un estudio hasta para clavarte una cuca (enfermedad que también tienen bajo receta). Ya es como un chiste que escriban como infradotados, jamás entendí porque no le dan caligrafía como materia obligatoria en 5º año. Es ilegible, aunque los farmacéuticos tienen el poderoso don de poder transcribir estos sumamente complicados jeroglíficos. Por lo general son altos y delgados, se ve que los consume la guardia. Y hablando de la guardia… es como un secreto profesional (que el Mendolotudo devela) la joda de orgías y partuzas que se arma en dicha jornada. Eso si… tienen un camino a la beatificación mucho más fácil que el resto de los profesionales. Tienen cara de Patch Adams o de viejos nazis, pero buenos.


El psicólogo: por una extraña razón a todos los profesionales o estudiantes de psicología les falta una tira de ladrillos. Son raros y freaks, deben pensar que quizás estudiando encuentren el problema que tienen, sin darse cuenta que podrían acudir a algún colega y no comerse tantos años de estudio. Todo concluye con la misma sanata: “de chiquito te pasó algo y ahora no te acordas”. Les pagas para que te digan lo que queres escuchar, mientras vos cerras los ojos y hablas como un pelotudo, el tipo piensa “¿que mierda hago escuchando a este matado?, podría estar en la playita rascándome la cajeta y viendo la psicología de las olas”. Terminas de hablar y el tipo medio dormido te dice “valla a la playa a rascarse la cajeta y ver las olas”… y santo remedio. Les encanta leer al pervertido de Freud y mientras más complicada y difícil la lectura más les interesa. Si vos les decís “mira que buen auto” no te dan ni bola, ahora si vos les decís “contempla con tu sentido más frío y banal, mas mundano y soez la maravilla que el destino ha cruzado en nuestra vía. Mira ese estrepitoso medio de movilidad, inventado por un ser racional y superior en visión, que se posa ante nosotros” ahí si te escuchan y dicen “aja! Que buen auto”. Generalmente estás más locos que sus pacientes y se lo quieren garchar a toda costa, arriesgando su profesión y su decoro.


El enólogo: este personaje, de alguna manera formal, debía justificar ante su familia la tremenda adicción al escavio que tenía. Entonces dijo estudiar enología para poder caer totalmente borracho, de lunes a lunes a su casa y que los papas se lo festejen porque el nene “esta aprendiendo a catar vinos”. En realidad de catar no saben una goma, después de 5 años de estudio tienen el hígado tan a la miseria que no diferencian un porron de un champagne. Eso si… tienen la habilitación profesional para andar escavito y que nadie les diga “borracho de mierda”. Andan todo el día colorados y mareados. Les encanta hacer festicholas para degustar vinos nuevos, y como excusa llevan bocha de cosas riquísimas para comer… en fin, estudian para enfiestarse y escaviarese todas las semanas y que todos los giles veamos esas envidiables partuzas como “trabajo”. Saben como hacernos creer que lo que tomamos en un buen vino. Dos o tres polvitos por acá, dos o tres menjunjes por allá y chan, te dicen que este vino tiene sabor a frutos rojos recogidos de la tierra mojada luego de un bosque de Bariloche luego de una lluvia torrencial y listo, te venden a 300 dólares un termidor con olor a cajón de cebollas!


El licenciado en turismo: otro que encuadro su gusto por estar al pedo y viajar en una carrera. Al loco le encanta viajar, mochilear, veranear y estar todo el día conociendo lugares y minitas. Como no se veía bien su gusto por la fiesta, les dijo a los papas que quería ser licenciado en turismo… o sea, tiene licencia para garcharse pendejas en los viajes de egresados, tiene licencia para garcharse señoras en los viajes de instituciones, tiene licencia para garcharse viejas en los viajes del pami, tiene licencia para vagabundear y estar todo el día al pedo. Nadie sabe que estudian, ni para que, incluso ni ellos lo saben, pero bue… tienen licencia. Y las licenciadas tienen licencia para hacerse las cancheras y comerse a los caramelitos mas dulces de cuanto viaje loco organizan.


El arquitecto: si hubiese sido más macho, sería ingeniero civil, si hubiese sido más puto sería diseñador gráfico… pero no, es un mediocre, es arquitecto. Sueñan con grandes construcciones, pero terminan haciendo casitas del IPV que pasan totalmente desapercibidas. Nadie les lleva el apunte a sus estrafalarios inventos y sus excéntricas ideas de jóvenes, así que cuando la realidad los aplasta, terminan haciendo departamentitos de cuarta para venderle a los recién casados y así ganarse un manguito. Tanto tiempo invertido en tantas maquetas que ahora se tienen que perder en el ogete. Tanta guita en materiales al semerendo pedo, incluso intenta hacer cursitos de diseño de interiores y esas boludeces sin suerte… porque siempre hay alguien más macho (ingeniero) o más puto (diseñador) que les roba el laburo. Tienen lentes de marco grueso y si son mujeres les gusta el pico dulce.


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