Creo que uno de los grandes conflictos de los seres humanos es el querer lo que no podemos tener, desear y encapricharnos con cosas o personas que sabemos no serán viables en ningún futuro posible.
Estoy esperando un mensaje, una llamada, un mail, señales de humo, like, me gusta, alguna pista o lo que sea de una persona que posiblemente no llegue y si lo hace, no será para más que un par de unas horas de risas (con suerte) y buenos momentos que después rondaron en mi mente atormentandome por días e incluso semanas.
A estos momentos del disfrute previo a un consciente sufrimiento lo comparo con las tarjetas de crédito, las suelo usar y usar y volver a usar, total en ese momento no estoy gastando dinero y estoy usándolas en cosas que quiero y generalmente sacian mis ganas de tener lindas cosas o experiencias, el problema viene después, al mes siguiente, cuando llega el resumen de la tarjeta y tenemos que pagar por todos esos lujos o simplemente tragos, cenas y cosas insignificantes que pagamos con ellas y muchas veces ya ni recordamos el placer o disfrute que no dieron, si no que sufrimos el tener que pagar por esos pequeños momentos de disfrute.
En muchos lados leí que las personas que saben lo que valen y que es lo que quieren no se dejan someter a estos tipos de situaciones, pero disiento totalmente y pongo en duda esa teoría, uno no decide quien llega a su vida, de qué manera lo van a querer ni cuanto puede llegar a sentir por esa persona que parece haber sido enviada por el universo para complementarse con uno pero con el paso del tiempo el complemento se vuelve una carga que uno no sabe cómo soltar.
No creo en el nuevo y actual concepto de persona tóxica, no creo que en estos casos exista el bueno y el malo ni en la víctima y el victimario, soy de los que sostienen que todos somos buenos y malos a la vez, no creo que el malo sea siempre el culpable, creo que las historias varían dependiendo de cuál sea el personaje que la cuente y quizás el bueno, no es tan bueno como parece.