Desde chico, me acostumbre a escuchar historias de fantasmas, magia negra, visiones, apariciones, etc. Mi vieja me acostumbró a ver películas de terror durante mi infancia, porque a ella, de verdad le interesan esos temas y quería inculcármelos para que en el futuro no tuviese miedo, debido a la situación espiritual de mi familia por parte de mi mamá.
Resulta que mi bisabuela (quenpazdescanse), formaba parte de una secta, un grupo, una comunidad, como quieran llamarle, que practicaban rituales Umbanda.
La Umbanda es una religión brasileña, magista y espiritualista, resultado del sincretismo entre culturas afro brasileñas y el catolicismo. Ellos creían en la inmortalidad del espíritu, en la existencia de un mundo sobrenatural, y en cómo estos espíritus interferían en la vida de las personas vivas (que de hecho, estaban vivas, pero poseían un espíritu encarnado dentro). En resumen, mi bisabuela en conjunto con este grupo de personas se dedicaba a hacer sesiones espiritistas, siempre contando con la presencia de un “médium”.
El médium es una persona considerada portadora de facultades sobrenaturales, clarividencia, parapsicología y percepción extrasensorial, cualidades tales que le permiten actuar de medio de comunicación entre el mundo sobre natural y nuestro mundo. Por lo tanto, los médiums se encargan de realizar el contacto dejando que el espíritu invocado tome su cuerpo e interactúe con los participantes de la sesión. Una vez dicho esto, voy a comenzar con mi relato:
Años 90, una época donde el dólar estaba uno a uno y las personas adineradas eran capaces de hacer largos viajes por el mundo. En ese momento la situación económica de mi familia era bastante buena y mi vieja con su familia hicieron un viaje a Yankeelandia.
Trajeron, entre toda un conjunto de pelotudeces “tecnológicas” sin sentido, un radiograbador muy bueno, que en ese momento era toda una innovación y un lujo para los que podían tenerlo. Mi mamá se canso de grabar audio libros, mi tío de grabarse tocando canciones de Pink Floyd y mi abuela, que le había dado poco uso, decidió compartirlo con su suegra (mi bisabuela), ya que era por demás interesante escuchar una sesión espiritista grabada.
Siempre me cuenta mi abuela que cuando vio llegar a ese grupo de personas a su casa sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Habían decidido reunirse en la vieja casa de mis abuelos ya que el auto de ellos estaba en el mecánico y no podían llevar el radiograbador a pie hasta el lugar en donde, comúnmente, se reunían. Mi bisabuela tenía una habitación muy particular, ella era muy particular. La puerta tenía un grosor de 15 cm de madera vieja sin barnizar (para evitar malos espíritus), con incrustaciones de latón de formas extrañas, y siempre pero siempre dormía con la puerta cerrada. Esta habitación era el lugar en el que se iba a realizar la sesión.
En este tipo de sesiones no se permite la entrada a ninguna persona ajena a la secta, por un lado para no herir sensibilidades y por otro por una cuestión de privacidad. Pero resulta que ninguno de los participantes sabia como utilizar el radiograbador, entonces tuvieron que llamar a mi abuela para que lo operase. Matilde subió con miedo… temerosa ante la expectativa y los pensamientos que pasaban por su cabeza.
Se encontraban dispuestos alrededor de una mesa redonda, velas rojas y negras encendidas en lugares estratégicos ya que según la Umbanda sirven para canalizar la energía de los malos espíritus y transformarla en el motor, en la batería que haría posible el ritual. Estaban hablando, ¿orando? En una lengua extraña… mi abuela se acercó, dubitativa, saludó cordialmente y se sentó junto a ellos. El grupo estaba conformado por dos médiums, uno es el que invoca al espíritu y otro es el que lo recibe, o sea, el que es poseído. Le pidieron que encendiera el radiograbador para poder comenzar con la sesión.
Todo empezó tranquilo, uno de ellos a modo de relator comenzó a decir:
“Estamos aquí reunidos para comenzar con la invocación espiritual deseada, el que esta noche no se sienta preparado que se retire”
Mi abuela conmovida por la curiosidad y el miedo de moverse decidió quedarse donde estaba, aparte, ella era la encargada de la logística. Sabía, por comentarios de mi bisabuela, que esa noche iba intentar hacer contacto con el espíritu de Eva Duarte.
Comienza la invocación… el médium encargado de ese trabajo empezó a recitar en esa lengua extraña de la que les hable, moviendo las manos y agitando la llama de las velas circundantes. Matilde no había prestado atención a la reacción del otro médium que poco a poco comenzó a agachar la cabeza y a sentir repetidas convulsiones hasta llegar a un punto en que todo se calmo, el invocador dejo de recitar y el poseso ceso los movimientos. Mi bisabuela rompió el silencio:
– ¿Quién sos?
– Soy Eva.
– ¿Eva duarte?
– (silencio)
– ¿Eva Duarte?
– (silencio, se apaga una vela)
– ¿Eva Duarte?!
– (silencio, se apagan todas las velas)… ¡Si! Soy yo, veo a toda la juventud de mi patria sufriendo, la plaza de mayo llena de sangre, yo… yo…
Silencio sepulcral en la habitación… esperaban alguna otra señal… y se dio: el médium poseído levanto la cabeza indicando que la invocación había finalizado, había sido exitosa, no todas las veces se logra un contacto tan claro.
Los participantes estaban ansiosos por escuchar la grabación, y mi abuela no se hizo esperar, estaba ansiosa también. Le pusieron play al tape recorder y escucharon… se escuchó claramente la introducción, la invocación y el ruido atmosférico, pero a la hora de escuchar el diálogo, solo se escucho un vago sonido… nada, imposible de comprender. Lo pasaron para atrás, para delante, lo sacaron, lo abrieron y nada… solo ese vago sonido aterrador…
Hoy en día, en mi familia conservamos todas las cosas relacionadas con esos rituales, bien guardadas en un baúl cerrado con llave, también está el casete con la grabación, una que otra vez se me ha ocurrido abrirlo y echarle una mirada a los libros que tiene… pero bueno, eso es parte de otra nota, la grabación sigue intacta… nadie se ha atrevido a escucharla nuevamente.
Si sale casette, sale un hitazo de nota…
hay que ponerle play a ese casette, ¡¡ahora ya!!
excelente historia !!! me dieron ganas de oír esa grabacion jaja …
Los umbandistas no invocan espiritus de personas fallecidas recientemente y tampoco de esa manera. Eso lo hacen los espiritistas, en todo caso. Ni la umbanda ni los espiritistas son una «secta». Esa es una manera denigratoria de referirse a grupos religiosos.
tranquilo chango….que no se te suba la presión!
¡Qué notón! ¡Impresionante! Siempre me dio curiosidad este tipo de rituales… ¡Felicitaciones!
muy interesante! espero más notas de este tipo… muy bueno!
Buen cuento. Pero es todo cuento. Esto no tiene nada q ver con umbanda. Donde esta el toque del tambor? la balanza de Xango? el girado del medium? La vestimentas? Esto es un ritual si, pero q nada tiene q ver con la umbanda.
Al principio estaba perfectamente explicado, pero, el resto del relato es toda una falacia completa.
No se invocan espiritus al azar, y NUNCA el espiritu invocado dice su nombre real de quien fue en vida. Incluso, los espiritus invocados por primeras veces ni siquiera hablan….
Repito: buen relato, pero nada tiene que ver con umbanda.
Axé
tienen un quiombo con la religión… El Guerrero Católico se va a encargar de ustedes malditos herejes!!
me gusto la nota..aunque le faltó algo……….
Furioso! estás vivo compadre!
Si estimado!!!….siempre lo estuve..aunque un poquito silencioso..jaja
uuumm de pronto me dieron ganas de comer unos choris..