Durante los primeros meses del año 2000 yo trabajaba de movilero para LV23 haciendo mis primeras armas en la radio. La producción estaba a cargo de Adriana Gómez, quien por estos días continúa en dicho medio.
A finales del mes de enero recibimos, cerca de las 10 y media de la mañana, un llamado que nos alertaba de que habían encontrado una figura de yeso en las inmediaciones del cementerio local cuya forma es la que tenemos dentro de nuestra iconografía como la figura del Diablo o Satanás.
Adriana se comunicó conmigo y me preguntó si quería ir a investigar de qué se trataba, a lo que respondí que sí. Llegué al cementerio unos minutos después y ya había varias personas en el lugar. Me acerqué y vi que lo que habían dicho en el llamado era verdad. En la parte exterior de la pared sur del cementerio, a unos 15 metros de los portones de la entrada, se encontraba una figura de unos 35 o 40 centímetros, aparentemente hecha de yeso y pintada de rojo y negro. Estaba envuelta en algunas hojas de cuadernos con algunas inscripciones que no alcanzaba a distinguir.
Me comuniqué con la radio y les describí lo que estaba viendo, de inmediato salimos al aire contando lo que se había encontrado en el cementerio. Traté de consultar a los curiosos que estaban en el lugar, pero nadie quiso decir nada y tampoco nadie quería tocarlo, daba la sensación que las envolturas de papel se caerían si se sacaba de lugar. Desde el estudio me avisaron que se estaban recibiendo muchos llamados pidiendo más información y que se habían comunicado de la oficina de servicios públicos de la municipalidad para avisar que irían a retirarlo.
Diez o quince minutos después llegó una mujer que decía que era psíquica y nos recomendó no tocar nada, ella sí habló al aire y comentó algunas cosas al respecto, como eran trabajos de magia negra y cosas por el estilo, debo admitir que por el tono y el dramatismo que le ponía al asunto, tuve que hacer un esfuerzo para mantenerme serio. Después de la entrevista se acercó al sitio donde se encontraba la estatuilla y la levantó ante la mirada atónita de todos los presentes. En ese momento pudimos ver que las inscripciones en las hojas eran nombres completos de personas que por supuesto, por prudencia no reprodujimos al aire. La mujer dijo algunas cosas más, entre ellas, que se iba a deshacer de la misma. Se subió a la camioneta en la que había venido y se retiró. Era ya cerca del mediodía y se habías juntado en la puerta del cementerio cerca de 100 personas que de a poco empezaron a marcharse.
En ese momento, una señora, propietaria de una de las florerías que hay en las inmediaciones de la calle Santa Fe (la calle del cementerio), empezó a contarme que ella y su familia vivían desde hace mucho tiempo en la zona, y que en muchas oportunidades habían podido observar, siempre en noches de verano, a un grupo de personas con túnicas blancas que se agrupaban en la puerta del cementerio y hacían una especie de ritual que duraba cerca de media hora y luego se marchaban. Sorprendido por el relato le pregunté si quería contarlo al aire y me dijo que no.
Decidí entonces ir hasta una marmolería que está cerca y aprovechando el revuelo de la mañana le pregunté a una señora que allí atendía si alguna vez había visto algo parecido, a lo que me contestó que sí, que era normal. Me dijo que solo lo habían visto en verano porque solían sentarse a tomar mates con su marido en el hall de la casa. Con un relato parecido al anterior me dijo que solían ser entre diez y doce personas con túnicas blancas que llegaban, a veces prendía algunas velas que colocaban en el piso, justo frente a los portones del cementerio, hacían una especie de ritual, daba la sensación de que era un rezo o cosa por el estilo y luego, se marchaban sin dejar nada.
Y ahora viene lo importante… tengo un amigo que es propietario de una mueblería en nuestro departamento, pero que reside en Lujan de Cuyo, viene cada 15 días aproximadamente y suele quedarse en las cabañas «Las Madrigueras», cuyo se ingreso se encuentra por calle L pasando Santa Fe (puede llegar uno por calle Chaperouge). Por lo general cuando llega vamos con un grupo de amigos y hacemos asado en uno de los quinchos.
Hace unos días atrás, íbamos como de costumbre a hacer un asado, nos dirigíamos al sur por calle Chaperouge y al llegar a la intersección con calle Santa Fe, en la esquina del club 10 de Septiembre, me dio la sensación de ver personas caminado hacia el cementerio, al ser la calle tan oscura no pude ver bien, instintivamente le pedí a mi amigo que hiciera marcha atrás y apuntara la camioneta hacia el cementerio. Eran varias personas con túnicas blancas que iban caminando en dirección al cementerio cerca de las diez de la noche, las puertas del mismo se cierran las 19 hs. pudimos sacar algunas fotos y una de las personas se detuvo mientras las otras continuaban caminando. Lo entendimos como un mensaje de pedido de tranquilidad, o algo así, de todos modos ninguno de los presentes quiso bajarse a preguntar nada. Dimos vuelta despacio y retomamos el camino, esa noche no hablamos de otra cosa…
Escrito por Roberto Zamarian para la sección: