/Onanistas supremos de Facebook

Onanistas supremos de Facebook

2

En un mundo donde la tecnología está al alcance de casi todos, y nos facilita el acceso a las redes sociales, se produce un intercambio de información mucho más fluido y constante, lo que nos permite establecer “relaciones” con un poco más de rapidez y, sobre todo, a la distancia.

En el ir y venir de comentarios en diversas publicaciones de la redes sociales, puede uno simpatizar con otro usuario y comenzar a interactuar a través de mensajes privados o chats.

“Sexting” es una palabra que se usa para definir una nueva tendencia que se ha originado y la cual consta del envío de fotos/videos con contenido sexual donde los protagonistas son los mismos remitentes de tales mensajes, con el fin de realizar cierto “juego previo” con el destinario de la imagen.

Hasta ahí, todo bien. No tengo nada en contra de ese método para encender la llama del amor y generar el interés de la otra persona hacia uno, con fotos acompañadas de frases tales como “Todo esto es para vos”, “Esta es la olla que te espera para revolver el estofado” y similares. Como dije antes, hasta ese punto está todo bien, porque es consensuado, existe un feedback entre ambos ( o más) participantes.

Pero ¿qué pasa cuando no nos han preguntado si queremos participar en ese intercambio de imágenes sexuales?

Ahí, pibis, es donde aparecen los famosos/as “PAJEROS DE FACEBOOK” (u otra red social)

Estás comentando en la publicación de la publicidad de “Unesia” para saber si sos la única a la que no le ha funcionado y seguís teniendo la uña amarilla, de repente ¡pum! Te salta una solicitud de amistad de alguien que creyó que eras linda, fácil, te pintaba sacarte fotos en pelotas y que le calentó un huevo que tuvieras onicomicosis.

Y vos aceptás, te parece inofensivo. Inmediatamente luego de la confirmación, mensaje privado:

“Hola, gracias por aceptarme”

*manda foto en pito*

Y te quedás mirando por varios motivos posibles:

  • Estás tratando de descifrar si es un gato egipcio recién nacido (de esos que no tienen pelaje) o un pito.
  • Dependiendo el caso, observás y pensás “Hay que tener una autoestima muy alta para animarte a sacar una foto y hacer alarde, teniendo un miembro del tamaño de la cría recién nacida de un hámster.
  • ¡Qué pajero!

Entonces me pongo a pensar ( NI se les ocurra hacer comentario alguno sobre eso) y me pregunto: ¿En verdad piensan levantar a alguien con ese método? ¿No se les ocurrió que tal vez, por ahí, a lo mejor a la otra persona no le interesa ver ese “coso” alicaído que tienen entre las piernas?

Ni hablar de los otros pajeros, los públicos, esos que te responden un comentario en cualquier lugar y en cualquier publicación, tipo:

Vos: – ¡Qué linda esa cartera!

Respuesta del pajero: No te la compres con la correa muy larga porque sino te taparía ese tremendo culo que tenés. ¿Te gustaría que te la regule con el largo justo?

O también

Vos: – ¡Cuánta inseguridad! Otro asalto más, tenemos que salir todos los vecinos a pedir justicia.

Respuesta del pajero: – No tengas miedo, bebé. Acá tengo una pistola de alto calibre para vos. Si querés, vení que te enseño a manejarla con las dos manos.

Y así existe una cantidad infinita de ejemplos en dónde el “Pajero Faceboockero” pone en evidencia que la dignidad, que en algún momento tuvo, la perdió en una apuesta dónde aseguraba que podía levantarse una mina mostrándole como revoleaba el ganso para todos lados.

Además de considerarlos acosadores (y tomándolo con cierta seriedad porque cabe la posibilidad de que se excedan los límites llegando a transformarse en un acoso enfermizo y violento), considero a este tipo de personas unos tremendos PELOTUDOS ignorantes que no tienen idea de respeto ni del buen gusto. Gente que salió no sé de qué mundo paralelo en el cual están seguros de que van a enamorar ( o tener sexo casual también podría ser) a las chicas, diciéndoles todo lo que saben hacer con la lengua, mientras de paso le adjuntan una foto de la tararira que le quieren hacer comer.

A vos que hacés todas, o en parte, las cosas que acabo de enumerar más arriba, a vos te digo:

No, pibe, así no. Resulta molesto, desagradable e incómodo lo que hacés. Tus actitudes merecen un escrache público y que te condenen a cogotearte la gallina por siempre.

Y como una última cosa antes de terminar este texto, dejame decirte que si te dicen que NO, eso significa que es NO. No insistas.

Como dicen por ahí: empujarla es al pedo cuando la tenés corta.

ETIQUETAS: