Siempre me sentí totalmente incomodo cada vez que me cantaban en feliz cumpleaños, ¿aplaudo o no?, ¿me lo estoy cantando a mí mismo?, ¿a quién miro?, ¿lo tengo qué cantar yo también?, ¿se cumplieron los deseos que pedí el año pasado?, ¿estarán justas la cantidad de velitas? Ya no son dos o tres, dale saca la foto que se apaga la vela y una cantidad increíble de cosas sin sentido pasan por mi cabeza año tras año en ese incomodo momento.
Hoy es mi vigésimo cuarto aniversario de nacimiento, veinticuatro años de aciertos y desaciertos, alegrías, tristezas, amores, traiciones y todo el pack que viene gratis con la vida, es un buen día para reflexionar sobre crecer, sobre los años.
Cumplir años está bueno, la gente que uno aprecia se muestra disponible para compartir un año más sumado a la lista, saludos que llegan por Facebook, Messenger, Instagram, twitter, todos los sitios web a los que suelo comprar alguno de sus servicios o productos, mensajes de amigos, familiares, compañeros de trabajo, gente que quedó en el camino de la vida suele reaparecer, algunos regalos que llegan (cuando era chico eran más). Un mes antes ya empezaba a ver que lo que quería hacer el día de mi cumpleaños, que el lugar, si pelotero, si en casa, las tarjetitas, piñatas, sorpresas, con amigos o solo la familia, en la noche o toda la tarde… que linda es la ilusión que se tiene en la niñez cada vez que se está por cumplir años.
Con el paso del tiempo las cosas van cambiando, antes había más gente que iba a saludarme para este día, hoy hay menos, o quizás no son menos si no que se renovó el círculo social, la gente que yo antes veía como imprescindible hoy ya no lo son y eso hace que se vea de otra manera. No se puede decir que es un día más porque no todos los días se reciben tantas muestras de cariño y afecto, la ansiedad por el día también cambia con los años, no es la misma a los veinte que la que uno tenía hace diez o quince años, era tres veces más sin dudarlo, uno solo lo deja llegar y listo, sin esperarlo.
¡Un año más! Uno más de sabiduría, decían los viejos de antes, no comparto, conozco gente con muchos años que por más que sigan sumando no les llega la sabiduría y van sumando decadencia. Cumplir años no implica solo más experiencia, la mayoría de edad, el hacerse más sabio si no también morirse un poco, es subir un escalón más hacia el final de la escalera, aunque suene negativo, pesimista o como quieran llamarlo también es así, alguien tiene que decirlo, no todo son mariposas en la pradera.
Una vez escuché a una persona que decía “agarra un centímetro (regla o algún instrumento para medir) y mira bien cuanto llevas recorrido, ¿Has disfrutado y vivido como realmente te gusta todos esos cuadritos?”. Hoy, un año más me acerca al cuarto de vida, haciendo una medida hipotética por supuesto, no conozco a nadie que haya vivido cien años. La vida me hizo andar caminos que nunca pensé en transitar, muchas cosas que dije que no hacia ni por plata, hoy las hago o las hice, conocí muchas personas que odiaba y hoy son mis amigos, y los que creía mis amigos en realidad no lo eran. En este mucho o poco tiempo, puede verse de las dos maneras, he pasado de todo, como ustedes, la vida nos va poniendo a prueba y bueno quizás no hice lo que soñaba cuando tenía quince o dieciséis años pero lo seguro es que mirando atrás uno se da cuenta que consiguió otras cosas muy importantes y que aprendí a quererlas por más de que llegaron sin buscarlas. Me voy a disfrutar de mi nuevo escalón no sé si sume algo de lo que se supone que debía, pero bueno…
¡Feliz Cumpleaños a mí y todos los nacidos un día como hoy!