Hace unos días vi una foto en la que aparecía un niño en sus primeros días de escuela, con el mismo uniforme que llevé por catorce años, el uniforme de mi colegio, y me acordaba de esos lugares que en mi memoria son imágenes majestuosas, aulas grandes, patios llenos de flores, jardines con colores, maestras bien arregladas, padres dejando a sus hijos pequeños en sus aulas y los mas grandes ya llegando solos a formar para entrar, patios extensos siempre con sus basurines en los costados y me dio la curiosidad. ¿Por qué esos lugares que uno tiene en la memoria como grandes sitios, en los que uno de chico vivió cosas importantes, uno se los encuentra después del paso de unos años y no los ve tan importantes como la memoria tenía en sus recuerdos? Pensé que es porque uno era muy chico y tenia otras dimensiones de los tamaños, o de la importancia de los elementos y personas en el lugar, también puede que ya no sea una buena época como lo fue en el tiempo que uno lo visito y viceversa puede que ahora sea mucho mas importante y ya no quede nada de esos humildes comienzos.
También encontramos estos lugares donde algún evento antinatural ocurrió y mucha gente visita por cuestiones de creencias, de fe, los típicos llamado santuarios, como el gauchito gil, la difunta Correa, el santuario del Challao y una infinidad de estos lugares donde los fieles recurren a pedir, agradecer o solo por la costumbre de visitar por creencia. No soy muy de ir a visitar estos lugares, pero creo, y sentí cada vez que estuve en ellos, como cierta energía que no sabría explicar, un silencio que no es silencio, pero es calma, es paz, es tranquilidad, es no sé qué.
Y por supuesto los lugares que la naturaleza creó y son los más majestuosos, como el mar, claro ejemplo de estos lugares especiales porque todo el mundo recuerda la primer vez que pudo tocar el agua del mar, los ríos, las montañas. Y si hablamos de montañas no puedo dejar de hablar de esto, aunque en Brasil no son montañas son morros, la primer vez que estuve en Rio de Janeiro sabia que no me volvía sin conocer el Cristo redentor, una de las famosas maravillas del mundo, subir esa montañas por el medio de una selva, arboles, animales y valla a saber quien cuantas cosas, para llegar al punto mas alto de la ciudad y encontrarte con una vista tan imponente de todo y la estatua del Cristo fue algo que voy a recordar por toda mi vida, en ese lugar también había una energía diferente y única, quizás por la fe de la gente que va a conocerlo, o por la belleza inexplicable del lugar y así como este una infinidad de lugares, las Cataratas del Iguazú, el Machu Picchu, el glaciar Perito Moreno.
Muchas veces las personas que estaban en los lugares en esos momentos tienen mucho que ver con los recuerdos y lo que sentimos en esos espacios, todas las personas son diferentes y pueden marcarnos de maneras distintas, la energía de la gente no es igual y hay lugares que uno recuerda o quiere porque paso cosas importantes con personas que quiso, o no, y tuvieron un significado importante en la vida y como dicen por ahí, uno vuelve a los viejos lugares donde amó la vida.