Enero da la sensación de ser el despertar del año que comienza, el renacer después de haber transitado 12 meses cargados de obligaciones, despertadores, semáforos, gente corriendo de acá para allá, presentismos perdidos, trabajos prácticos, exámenes finales, tarjetas de crédito reventadas, boletas de impuestos, seguros, teléfonos, internet, televisión, obras sociales, vuelos, combustibles, navidad, año nuevo, que el turrón durísimo que nadie come, la sidra que si no se tomó en esos días es probable que no se tome jamás, fuegos artificiales, pirotecnia, perros escondidos, brindis por doquier, cenas de fin de año, despedidas, y bla bla bla.
Este mes es como un tipo de mediador entre lo viejo del año que se va y lo que viene con el nuevo entrante, en el ambiente hay una sensación de no estar completos, de que todo está a media máquina, no del todo listos para arrancar. Como para que el golpe de cambio de año no sea muy notorio se deja el árbol de navidad unos días más hasta que pase la sensación de fiestas y se recompense a los niños con sus ansiados regalos de reyes, sumando los regalos de navidad obtenemos como recompensa felices dueños de financieras y tarjetas de créditos… usted verá las consecuencias al asomarse febrero.
Es el momento justo para viajar a las ciudades capitales que no son centros de vacaciones, los habitantes huyen desesperados de sus obligaciones hacia donde puedan encontrar un poco de agua para calmar el calor, Buenos Aires en esta época esta desierta, en comparación con otros meses del año, el transito no es el gran problema, los lugares turísticos no están colmados de gente. Santiago de Chile no es la excepción, todos van a Viña del Mar, Reñaca, Le Serena y la verdad que puede aprovecharse y recorrer la capital del vecino país haciendo algo más que comprar.
Y así con una infinidad de lugares que se pueden disfrutar en esta época, por supuesto que es mucho más interesante ir a la playa, a algún dique o lugar donde se encuentre agua o al sur de nuestro país donde el clima sea menos agobiante, pero si son como yo, poco fanáticos los sitios desbordados de gente, van a entender de lo que les hablo.
Las personas están recargando baterías, juntando energías, meditando para largar con todo en sus actividades durante los próximos meses, no digo en febrero porque hay algunos que ni en julio empiezan con el año. Los abogados, jueces y derivados en stand by, los estudiantes sufriendo porque ya pasaron la mitad de las vacaciones, algunos casos ya preparando para salir a rendir cuentas por lo que no aprobaron el año anterior, los negocios con carteles de “cerrado por vacaciones, volvemos el 20 de enero”, en febrero volvemos con más para brindarles.
¿Sera que enero es una especie de pre-año? ¿será que enero fue creado para salir de vacaciones y si no lo hago estoy en falta? ¿será algo psicológico? ¿Soy el único que lo siente así? Que sensación más extraña, como si me modificara en algo la vida, y lo único que cambio es el último dígito cada vez que pongo una fecha.