Después de separarte, cuando no eras vos la persona que quería alejarse, cuesta todo el doble. Dejar de pensar en la persona que llamaste mil veces “amor de mi vida” resulta imposible y mientras lo hacés te castigás por seguir amando así, a pesar del tiempo, a pesar de todo.
Y empezás a extrañar de otra manera, ahora soñás con él. Con las promesas que se hicieron, con cada uno de los momentos que pasaron y parecían ser eternos, interminables y para vos, inolvidables. Los sueños con los hijos que iban a tener y hasta con su casamiento que jamás va a realizarse.
Cuesta todo el doble cuando amaste de verdad. Olvidarte de la idea de ser feliz para siempre con la persona que creías te iba a acompañar en la vejez. Esa en cuyos ojos veías reflejados los tuyos y nada más hacía falta, todo era perfecto.
¿Cómo después de todo eso vas a volver a enamorarte? Si estás todavía rota. ¿Cómo vas a sentir algo distinto por alguien si no dejaste de amarlo? ¿Cómo se van a enamorar de vos si no te dejas conocer, si no mostraste en todo este tiempo lo lindo que llevás por dentro?
Cuesta armarse, llenarse de valor y volver a empezar. Porque todo sigue igual, las piezas rotas quedaron todavía ahí en el suelo, nadie las barrió. Cuesta armarse si todavía mirás eso roto con amor, si todavía nadie más te encontró. Porque te perdiste, te perdiste de tanto buscarlo.
Ya no está, se fue él y su amor. No, no pienses que no te amó porque se terminó. Él te amó distinto, te amó más sano, él ya te soltó. Vos sos la que sigue atada a un recuerdo que te tiene cegada. Cuesta amarse y sobre todo después de haber amado tanto, pero se puede. Vos, linda, estás llorando demasiado por alguien que se fue hace rato. ¿Cuánto tiempo más pensás dedicarle a quien en cuestión de días te olvidó?
Se sufre, se llora, todavía se ama pero se supera. ¡Hacelo! Empezá a quererte, hacete bien, armate de a poco, no hay nadie que te apure. Ahora sos sólo vos, sí, estás sola, pero sola porque querés. Porque ahí afuera, en el mundo real hay muchas personas dispuestas a hacerte feliz que vos hoy no estás viendo por castigarte en la soledad. Por no dejarte merecer lo que siempre soñaste.
¿Quién dijo que iba a ser fácil? ¿Él? Ya te lo dije, vos armaste distinto, ni mejor ni peor. Diferente. Y eso te hace distinta, permitite ver al otro género como algo amigable otra vez, no te vas a quedar sola. El tiempo sana todo, si, incluso a vos. Deja de repetir que estás rota.
Déjate querer, por un amigo, por tu familia, por otro hombre, por otra persona. Equivocate de nuevo, aprendé, conocé, soñá. Pero viví, que la vida no se nos ha dado para regresarla intacta.