Mendoza – Argentina | Año 2020
Intruso, habilidoso, inteligente, astuto, maligno, egoísta, destructor, mutante, invasor, perseverante, oportunista, efectivo, tenaz…
Un virus es todo esto y mucho mas, es algo maravillosamente raro, como si fuese una piedra inteligente con un gran espíritu de supervivencia, un submicroscópico y destructivo ser sin vida que infecta y aniquila usando métodos y medios muy impensados por sus víctimas, se reproduce dentro de las células de organismos vivos. Éste veneno astuto pone en riesgo la vida misma para triunfar a costa de ella, Friedrich Nietzsche diría: Posee una gran voluntad de poder, tiene que seguir conquistando para no desaparecer.
Su origen se remonta a los inicios de la vida, usurpó y destruyó en todo período de evolución biológica, desde la abiogénesis hasta nuestros tiempos (4300 millones de años aproximadamente) Este minúsculo zombi vikingo ha hecho estragos descomunales, es admirable su tenacidad y su poder de mutación.
Pasaron los milenios hasta que la evolución pone en escena al ser humano, que atravesando muchas etapas, llega a lo que es hoy el homo sapiens sapiens, nuestra especie actual, somos eso, seres en permanente evolución, como los virus, tan parecidos a ellos que asombra.
Así como hay virus naturales, el raciocinio humano creó otros, uno de ellos es la religión, que destruye la razón y la sensatez a niveles insospechados (aclaro, lo espiritual y la Fe no son virus) a matado y torturado y lo sigue haciendo a cientos de millones de personas en nombre de un Dios justo y bueno, que si existe, no creo que simpatice con algo tan manipulador.
Los oscuros períodos de la edad media y del renacimiento (la inquisición al máximo) pasaron dando lugar a la razón humana, el teocentrismo es derrotado por el antropocentrismo, el hombre en la tierra y Dios en el cielo. Los siglos XVII y XVIII con pensadores tales como: Descartes, Locke, Voltaire, Rousseau, Diderot, D’alambert, Buffon, Montesquieu y muchos más, dieron paso al despegue del hombre, la razón empieza a despertar, como expresó Inmanuel Kant: La Ilustración es el hombre abandonando su infancia.
El virus de la monarquía y el del clero (dos de los peores) pierden poder para dar paso a uno poderosísimo llamado burguesía capitalista, su creadora fue la extraordinaria revolución francesa liderada por el gran Robespierre. Este virus, a mi entender el más virtuoso e ingenioso, perdura hasta nuestros días con su máxima eficacia, nuestro bienestar y progreso se lo debemos a él, pero ¡ojo! también la desigualdad social imperante ya que ataca el reparto de riquezas en forma vergonzosa creando guetos de elite y guetos de pobres a niveles escalofriantes, sobre todo en países del llamado tercer mundo. Tengamos en cuenta que también hay virus que atacan a otros… La revolución Bolchevique fue tan extraordinaria como la francesa, pero se transformó en un virus autoritario y carcelario…Perdió.
Quedó el del capitalismo… más, más y más para mí, y para mis seres queridos… los otros que se vayan al carajo.
Una expresión típica capitalista:
«Que se jodan si no estudiaron, para eso tienen la educación pública que yo pago con mis impuestos…»
«Cambia todo cambia… cambia todo cambia…»
Antes de izquierda ahora de derecha. Mutamos y mutamos, inclusive más que los submicroscópicos invasores, dime con quién andas y te diré quién eres, nos hacemos y rehacemos según las circunstancias, para Martin Heidegger, filósofo alemán: somos conciencias arrojadas a la realidad (Dasein), auténticas o inauténticas, auténticas las que piensan por sí mismas, inauténticas las que son pensadas, seres moldeados (pensamientos ajenos, costumbres, dogmas)
Somos seres despedidos a lo real y luego decidimos qué hacer, la realidad nos va dando forma y eso implica permanentes cambios críticos.
Que quede bien claro, que lo expuesto es mi simple forma de pensar y criticar, que cada uno se juzgue, no es bueno estar siempre de acuerdo, duden, duden… cuanto más dudo más libre soy, sabio refrán. Como dijo Patricio Ibire (músico y amigo) es muy jodido juzgar, pero no es malo criticar.
Como a todo mal, también se lo combate, existen antídotos, vacunas, paliativos y demás que el mismo ser humano invento o descubrió, por ejemplo: la empatía, la solidaridad y sobre todo el compromiso en acciones, a las palabras hermosas y endulzadas se las lleva el viento, a las acciones no, quedan. A continuación voy a citar dos casos que conozco ya que son parte de mi entorno: Beatriz Pizarro, profesora de un colegio urbano marginal, con alumnos plagados de problemas de toda índole se compromete diariamente para capacitarlos frente a todas las adversidades. Nelly Strasser, fue durante varios años enfermera voluntaria en el hospital público de Quilmes (Provincia de Buenos Aires) sin cobrar un solo peso. Como estos ejemplos existen millones más. No honran su vida… honran la vida.
Si amás a los animales… comprometete, si amás a los niños… comprometete, si no querés pobreza… comprometete, si querés un mundo limpio… limpialo, si querés el agua, el aire, la naturaleza y más… cuidalas. La suma de pequeñas acciones mejoran nuestro mundo, son vacunas muy efectivas contra virus de todo tipo, a esto lo llamo Humanismo Celular, hablá menos, hacé más, no esperes que las instituciones lo hagan, hacelo vos.
No es malo ser bueno.
Escrito por Daniel Filas para la sección: