/Yo existo

Yo existo

Y bueno, acá me siento a divagar como tantas otras veces… capaz vos tengas calor o frio o algo parecido, por el estilo, hoy en día no se sabe bien. Es de noche, un gato maúlla a lo lejos, siento la voz de mi vecina quejándose por algo, un ruido fuerte. Yo tengo frio, un poco, pasa que soy friolento che, que se le va a hacer.

Tengo ganas de comentarles que estoy cansado de estar acá, de compartir cosas, de sentir cosas, de vivir cosas. La vida me resbala, me transpira y me vuelve a secar. No siento el verdadero gusto…

Bueno, si vamos al caso, no era tan importante conocer la verdad… Al menos sabiendo un poco podíamos darnos cuenta de algo, ahora sé todo y no me queda otra que decirles que no se trata de saber la verdad, sino de disfrutar su búsqueda.

Un peine que acomoda los pelos de una cabeza ya sin ideas, cansada de vivir pero con ganas de pensar. Y vos tan profunda, o no, dejas que se te vean las tetas, sin importancia y me miras desde la esquina del cuarto en donde te supe amar hace un par de días.

Venia todo tan bien hasta ese momento inédito en el que decidiste decírmelo y fue tan sorprendente que no pude disimularlo… ahora tampoco, por eso les cuento esto. Derramo cantidades de tinta en papel café, y lo seco con el codo para olvidarme de lo que hice.

Y recuerdo ese brillo en los ojos, ese aire que traspasa su pelo como cuando te susurraba al oído y vos decías tantas cosas, y yo tenía tantas ganas de hacerte el amor, ahora no claro, en ese entonces ¿Porque decidiste? ¿Porque estás ahí mirando esta esquina en donde me encuentro momentáneamente?

Era tan complicado en ese entonces, porque nadie sabía nada, y todos decían saber todo, y no tenía ganas de ponerme a pensar en lo que me estaba pasando. De todos modos ya no tiene ningún sentido hablar del tema porque lo hecho, hecho está. Y les estoy escribiendo en algún papel que nunca va a ser leído, ni siquiera por ustedes, porque yo no existo.

Tal vez podría pensar que soy el único ser existente y ustedes no existen, los imagino en mi cabeza. Un día desperté imaginando y vi toda una vida frente a mis ojos, imagine una infancia llena de sorpresas y alegrías, me maraville de las cosas que el mundo tenia para ofrecerme, después crecí un poquito más y aprendí lo que es el valor de la amistad… te conocí. O imagine conocerte, pero prefiero sentir que de verdad sos real, fuiste real, y dejas de formar parte ahí nomás de ese ideal imaginario.

Las cosas parecen cosas pero a la vez dejan de serlo instantáneamente, empiezan a difuminarse y ahí nomás vuelven los recuerdos y todo lo demás que imagino, o viví. El saber conlleva una responsabilidad, ya sea de índole educativa (digamos, para enseñar) o pragmática. Yo estoy libre de esa responsabilidad y me quedo sentado, egoísta, mirándote desde acá mientras vos lavas los platos o hablas por teléfono angustiada…

De todos modos te siento más cerca que nunca, te persigo por toda la casa y juego a besarte en los labios y a decirte cosas lindas al oído… cada vez que me separo de vos se me escapa un “hasta mañana” y es inevitable pensar que voy a seguir así una eternidad, la eternidad, las eternidades, o tan solo un momento suspendido en el tiempo e inmaculado, prístino, congelado.

Después de reflexionar caigo en la cuenta de que no eras vos la que lo decía… eras vos la que lo sentía y tu cuerpo reacciono sentimentalmente diciendo todo lo que tenías para decir y para darme todo ese amor que en ese momento necesitaba. Ahora desde el otro lado puedo imaginar cómo hubieran sido las cosas, puedo ver atardeceres infinitos con infinitas manos tuyas sosteniendo mis dedos imaginarios.

Ahora que lo sé todo, sé que en realidad todos sabemos todo… tal vez yo no exista, tal vez vos tampoco, tal vez no seamos, tal vez solamente sintamos…

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