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El antihéroe

El antihéroe es uno de esos casos extraños de la naturaleza en los que la evolución fue un poco dejada de lado en algunos aspectos, dándole lugar a extrañas características que vaya a saber uno por qué habrán servido en tiempos remotos y que ahora deben ser innecesarias, porque otra explicación no le encuentro.

El antihéroe es capaz de escupir una cerveza involuntariamente la primera vez que conoce a alguien, como así también puede caer con la remera más desastrosa que tiene, y en varias ocasiones se lo ha visto presentado de una forma no correcta en algún lugar correcto.

El antihéroe puede ser amado y odiado en igual proporción, sin puntos medios, sin que esto le afecte mucho, y menos aún le podremos buscar causas o razones a tales sentimientos, ya que hasta él desconoce las causas.

El antihéroe es tan distinto al héroe mediocre, el que tiene poco y demuestra mucho, e inclusive el que tiene mucho y demuestra mucho, que termina siendo justamente el héroe.

Le resulta imposible seguir algún manual, será porque lo abruma la cantidad de manuales existentes o porque su capacidad de entendimiento de estas cosas es nula. Nadie sabe por qué no tiene fórmulas, ni él mismo, pero extrañamente le funcionan. En algunos casos en los que lo intenta, lee con dificultad y entiende mal las consignas, llevándolo a obviamente aplicarlas no solo mal, sino peor de lo esperado.

Puede tener el rol principal para ninguna cosa, como así también ser el protagonista de situaciones que a nadie le importa. Mientras los héroes ponen su máximo esfuerzo en cosas cuasi imposibles, él tiene que poner su esfuerzo en esas cosas vanas y torpes, ésas que cualquier héroe resuelve de taquito.

Sus actitudes ponen en jaque, aunque nunca en mate, a los manuales del ganador, y ahora vamos entrando en la conclusión no buscada de esta nota, ya que como dijimos al principio, extrañamente atrae, y sumado al nulo temor de hacer el ridículo, tiene el camino más allanado, camino que nunca buscó ni pensó transitar, camino que ni sabía de su existencia, pero que de cualquier forma está obligado a caminarlo, de la misma forma que la naturaleza lo obligó a ser el antihéroe en cuestión.

Podemos encontrarle algunas razones al amor y al rechazo, simpatía por su desgracia, odio por su manera de conseguir cosas sin buscarlo, mientras otros hacen el esfuerzo máximo para conseguirlas sin siempre lograrlas.

El antihéroe siempre será un caso que no se podrá entender bien, del cual solo se podrán tener solo aproximaciones, del cual surgirán miles de teorías o conclusiones, hasta inversas entre sí. Podemos decir que nunca tendrá el aspecto ni interior ni exterior del prototipo masculino que hay que tener. Tampoco negocia cosas que le convienen. Vive rodeado de sucesos accidentales que lo llevan a vivir experiencias que el héroe solo las imagina y aun así hace alarde de ello.

El antihéroe no es feliz hasta que admite su condición, cosa que le puede llevar años, y después de asumirla, no es que empieza a ser feliz, pero deja de vivir en un cuestionamiento constante, tanto interior como exterior.

Todo antihéroe tiene una virtud que él mismo desconoce y que solo una vez en la vida le servirá para salvar su vida de alguna tragedia inminente. Después la olvidará en su intento de ser el héroe que idealiza ser.

El antihéroe no es ni lindo ni feo, no se viste ni bien ni mal, sabe y no sabe, por eso es tan difícil de identificar a simple vista cuando no está en acción. Solo se lo puede detectar a través de su aura no especial quienes tengan también ese casi extinto sentido.

El antihéroe es tan antihéroe que tampoco saca provecho de las pocas cosas favorables que le puede otorgar su condición.

Esta nota va dedicada a Gastón del Irish Pub, un genio de la vida, así que cuando vayan no solo piden ser atendidos por él, sino que también le dejan una generosa propina.
También se le agradece a Marcos Valencia, con quien hemos tenido largas e interesantes charlas del prototipo de antihéroe, cosa que me lleva a pensar si somos también un poco antihéroes por hablar de temas un poco antiheroicos.

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