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El pasado no pisado

Frente a aquella pilastra de libros llenos de letras muertas que diariamente tengo que estudiar, una vez más me fue inevitable, como la mayoría de las veces, extraviarme en el pensamiento, divagar y reflexionar sobre diversos temas. Esta vez le toco al recuerdo del pasado, ese bendito pasado, a veces suele estar muy presente. Dando vuelta entre ideas, conceptos y experiencias  me di cuenta que hay diversas formas de encarar ese cumulo de vivencias o hechos alojado en nuestra memoria.

Una de ellas es recordar con añoranza solo de aquellos buenos momentos vividos, alegres y felices, esos que quedan impresos en la memoria y a los que nos gusta recurrir por ser unos lindos recuerdos. Es una buena forma de encararlo, pero siempre en su justa medida, pues si lo hacemos en demasía, abusamos de este recurso de la memoria y corremos el peligro de quedar atrapados en un constante vivir y revivir el pasado.

Otra es con tristeza o amargura de aquellos momentos que fueron y nunca volverán a ser o de aquellos que nunca fueron, por más que deseáramos hubieran ocurrido. Tan inevitable es, principalmente, esta última y tan peligrosa, pues viviríamos pensando en el “que hubiera pasado si…” correspondiendo a ese “si” todas las demás opciones que se podrían haber tomado o diferentes desenvolvimientos de los hechos y cuales serian las múltiples consecuencias y los múltiples devenires a partir de ello; no habría de acabar nunca. Hay que aprender a aceptar como fueron las cosas y a despegarnos de las mismas. Si bien a primera vista esta se ve semejante a la anterior, lo que las diferencias es la actitud o sentimiento con el cual enfrentamos ese pasado.

Otra, ultima que pensé, la cual propicio como la mas preferente, pero no por ello la mas fácil. En ella el recordar es objetivo, sabiendo y aceptando que aquello que fue se debió a que todas las circunstancias que lo rodearon conspiraron para que esa opción, esa decisión, ese hecho fuese la única forma posible, la única opción posible, el único desarrollo posible de las cosas. Igual actitud se debe tomar sobre aquello que no fue, por mas deseosos estuviésemos de ello.

Harto difícil es esta ultima, pero entiendo es la que nos permitiría entendernos y comprender hasta donde podemos llegar nosotros, es decir, saber hasta donde podemos actuar y desde donde ya no dependerá mas de nosotros, a despegarse en aceptación y entrega al devenir de los hechos. De esta forma, creo, lograríamos aceptar ese pasado, aprender del mismo para ser una mejor persona y, en definitiva, crecer.

Escrito por Enanoslife para la sección:

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