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El rescate de Martín

Esta vez la historia habla de un rescate. Un día, el personaje principal de esta historia decidió jugarse una vez más por lo que consideraba verdadero. Él, un fanático de OASIS, todas las mañanas abre los ojos y es pasión.

Su trabajo es pasión, su ropa está siempre bien elegida, su perfume es perfecto, sus horarios siempre van acorde a lo que pasó la noche anterior. Nunca está en la banquina cuando se trata de sus pasiones y el secreto de su luz es que todo lo que hace, es pasión.

Volviendo al relato del rescate, les comentaba que una vez más su vida lo encerró en una encrucijada de las jodidas, su don de descubrir verdades lo mantiene viviendo al límite rescatando inocentes y pelotudos por todos lados, despertando en realidad, abriendo ojos todo el tiempo no solo con sus misterios develados sino también con sus gritos y bruscos movimientos.

A veces me pregunto quién carajo lo despierta, quien lo cachetea y sí, tengo la suerte de ser yo. Él tiene esa inteligencia y esa imagen de él mismo muy marcada, porque es de esos seres que extremadamente pocas veces (raro término pero entendible) se equivoca pero como yo lo conozco en la profundidad de su mirada, sé que cuando está solo las inseguridades lo tratan de atormentar. Depende el día si les da cabida o las saca a todas a las puteadas sabiendo que realmente es un ser tan especial y tan precioso que no hay inseguridad que quepa en una misma habitación que sus rulos.

Además de todos los atributos que tiene una de sus formas más eficientes de rescatar, después de la verdad, es la fidelidad. Se manda sus cagadas, pero es tan fiel para guardar un secreto como uno mismo escondiendo su peor muertito del placard. Es un placer contar con él en esta vida, es un juego permanente entenderlo y reírme sin parar interpretando cada palabra que dice en su verdadero sentido. Es maravilloso lo que creamos cuando el resto de los presentes no interpretan nuestra complicidad, cuando de repente ni siquiera nos tenemos que mirar para entender qué es lo que está pasando, es un juego permanente de desafiarnos con verdades que nos hacen cagar de risa por lo expuestos que vivimos uno con el otro.

Soy su fan, soy su admiradora número 1, soy muy celosa de él pero también amo compartirlo, amo su manera de rescatar idiotas como lo hizo conmigo. Me conoce, sabe cuándo me enamoro y cuando estoy intensa. Le quemo la cabeza y me dice que le consumo la energía pero a pesar de estar en pleno horario laboral salvando gente que sufre injusticias (literalmente) NUNCA JAMÁS me suelta la mano, está lejos pero me está agarrando. Cuando quiero decir esto, no es una metáfora. Me agarra de la mano constantemente y cuando ya estoy mandando muy cualquiera me saca del cuello como un bebé que se cae a la pileta. Nunca tuvo mascotas, por eso verlo interactuar con animales es un show para filmar. Las expresiones, los movimientos, pura incomodidad.

Es una locura tan preciosa la que maneja en su andar… a mí su sabiduría me abre los ojos todo el tiempo me abre debates divertidos y una de las preocupaciones más grandes que me trastorna es sentir que quiero enorgullecerlo. Yo quiero devolverle tanto amor, quiero hacerlo pensar, quiero movilizarlo y dedicarle todo lo que pienso para que alguna vez se pueda sentar conmigo a desenmascarar verdades personales. Un fanático de los blancos y los negros pero un entendedor y profesor de los grises.

Hay que amarlo cuando duerme y mirarlo descansar, porque si está despierto no puede parar de funcionar. Es todo un mundo de cosas nuevas todo el tiempo, si no fuera mi mejor amigo, lo buscaría hasta encontrarlo para que sea mi mejor amigo.

Hoy mi tesoro es su confianza, tengo la fortuna de cerrar los ojos y tirarme al vacío sabiendo que es capaz hasta de manejar el viento para no lastimarme.

No se los presto, nunca jamás.

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