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El secreto de la abu Norma

Ya pasó un año del fallecimiento de mi vecina Norma, una abuela que vivía justo frente a mi casa, fue una pérdida terrible para el barrio, era una mujer muy querida para todos incluso para mí. Fue muy difícil de seguir mi vida porque era como mi abuela. Cuando tenía 10 años y salía de mi casa para irme a la escuela ella me llamaba desde su puerta y me daba dos pesos para la merienda, en esos tiempos  eran una fortuna. Me regalaba juguetes, y sobre todo nunca voy a olvidar el día que me encontró llorando en la vereda de mi casa y me pregunto qué me había pasado. Yo le respondí que Carlitos, quien vivía al lado de mi casa y tenía mi edad, me hizo burla porque sus padres le habían comprado el tetris y no me lo quería prestar, al día siguiente al llegar de la escuela, la “abu Norma” como yo le decía, me regaló un tetris. Me puse muy feliz, tan feliz que no le dije ni gracias y salí corriendo hasta la casa de Carlitos para mostrarle mi juego.

Pero él no estaba, sus padres me habían dicho que no lo veían desde que se había ido a la escuela y me preguntaron si lo había visto. Yo le respondí que no, pasaron los días y Carlitos seguía sin aparecer, los padres creían que había sido secuestrado, pero nadie llamaba para pedir rescate. Su foto salía todas las noches en los canales 7 y 9, pero no había noticias de él, nadie sabía nada. Pasaron 6 años desde su desaparición y la policía lo declaró “persona extraviada”.

Fue así lo que todos pensamos y que algún día Carlitos iba a aparecer, eso creíamos hasta hace unos días, cuando Daniel, uno de los hijos de Norma decidió vender la casa donde vivía su madre. Decía que no tenía sentido que esa casa este abandonada, quien la compro fue mi hermana Lorena y mi cuñado Andres. Decidieron hacer unas reformas, por lo que me pagaron para derrumbar una pared y agrandar la casa.

Al derrumbar esa pared encontré entre los escombros un cuaderno. Su portada decía “Mis memorias”. Al abrirlo supe notar que era el diario íntimo de la abu Norma. Al principio me trajo muchos recuerdos, ella hablaba de mí en muchas páginas, daba a notar el cariño que sentía por mí. Mis ojos se llenaban de lágrimas en cada renglón, al seguir con mi lectura algo me conmovió aún más, al principio lloraba de felicidad porque hablaba del día que me encontró llorando por culpa de Carlitos y que eso le partió el alma, pero mi felicidad se convirtió en un llanto que me desgarraba el alma de culpa y comencé a vomitar, sólo entenderán si leen lo que yo leí, aquí se los dejo:

«Querido diario ya paso mucho tiempo desde aquel episodio cuando le regalé el juego electrónico a Nachito, fue hermoso, aún recuerdo su cara de felicidad, fue tanta que salió corriendo para mostrárselo a Carlitos y él no estaba. Pero querido diario tu y yo sabemos porque Carlitos no estaba, sólo tú sabes lo que sucedió aquel día en el que llamé a Carlitos a casa con la excusa de darle plata para la merienda. Entró a casa y lo asesiné para luego darle el juego a Nachito, tu sabes mi querido diario nadie hace llorar a mi Nachito, nadie, pero esto es nuestro secreto y nadie encontrará jamás a Carlitos, porque con su carne hice esas empanadas que toda la cuadra comió en mi cumpleaños. Incluso los padres de Carlitos, ni siquiera enconarán sus huesos, ya que se los comieron mis perros. Pero como te relato, mi querido diario, este es y será siempre nuestro secreto, y que nadie se atreva hacer llorar a mi Nachito o se las verá conmigo”

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