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Guaymallén, el departamento «ya fue chabón»

Después de sobrevivir a la lluvia de lanzas a mi casa, intentos de prenderme fuego en la plaza departamental para hacer justicia a causa de mi nota de Las Heras, he llegado desde el exilio en Guaymallén, desde la casa de mi tía Karina the little princess, a redimirme con un texto nuevo, esta vez de nuestro departamento famoso por sus recorridos 4×4 guiados a punta de pistola sobre una traffic blanca. Su capacidad de montar verdulerías en cada esquina a causa de su interminable cantidad de habitantes bolivianos en sus interminables hectáreas de arquitectura de mierda. Guaymaboliviallen.

Guaymallén a pesar de estar ubicada en el llano de Mendoza, sus veredas tienen más cerros que la espalda de un adolescente. No tiene distribución de mejor o peor parte, esta distribuido de una manera uniforme. Unas 3 Gladys por cuadra, unos edificios para tapar las villas y un acceso para evitar el traslado de Alemania oriental a Alemania occidental. Los límites de Guaymallen no están establecidos geográficamente. Los demarca un olor a puchero. Uno siente el aroma y sabe que está dentro.

Es el departamento “ya fue chabón”. Porque la gente que vive ahí no le queda otra, no prefieren quedarse escuchando tranca palanca escuchando Arjona y es lo único que conocen porque ¿quien se muda a Guaymallén? Tienen zonas en expansión pero… ya fue chabón no queda otra.

La vida en la tierra del cacique se resume a un solo tipo, meta vino termidor. Oler el aroma de las bolsas de papel madera y escuchar las pastillas del abuelo sin auriculares en el 52. La salida indispensable del domingo de caminar dos cuadras para entrar al shopping y creerse gente cool mientras piensan en vender la netbook del gobierno para comprarse un boxer kevingston. La última moda es pertenecer “al guayma” una organización lucrativa que tiene descuentos el día domingo en el Easy para revoques de adobe.

Los casiqueños  pertenecen al palo “del boli” (De boliviano, como no) donde se juntan religiosamente todos los domingos en un baldío cerrado. Para competir quien tiene las mejores altas llantas y quien consiguió mejores muchachitas de Godoy cruz para llevar a paraguay. Después juegan al fútbol. Cosa de machos y mujeres con alma de macho o travas.

Defender su tierra es una misión de vida o muerte, lo único  bueno que tiene este lugar es que si llueve podes inflar un bote y lanzarte a la aventura del rafting urbano de esquivar motochorros, verdulerías y clínicas de abortos clandestinas. La juventud tiene el buen pasatiempo de coleccionar stereos ajenos, para canjearlos por cupones exclusivos de vacaciones en el complejo balneario de Boulogne Sur Mer estilo caravana mágica.

Guaymallén como gran centro de humanos, por no decir personas. Tiene la ventaja de poseer el edificio/espacio/punto de interés/amontonadero de giles. Del Julio Le Parc un edificio pionero por ser el primero en América latina diseñado por un grupo de pasantes. Con posibilidades de albergar gente mal sentada, con buena audición y con ganas de que nos peguemos un viaje a un departamento para rifarnos los riñones en alguna esquina. Porque si ustedes imaginan que a las Gladis van a ver teatro con el carrito de las verduras. Están equivocados.

La fama de Guaymallén proviene sobre todo por su avenida internacional de telos. Por su justicia de mierda y sobre todo por la cantidad de vagabundos que se desperdigan al estilo ébola desde la Terminal y sobre todo por la flamante diversidad de tonos castaños de piel que siglo tras siglo fueron pidiéndole prestado a dios un lugar en la tierra desde el barrio Lihue hasta el más allá.

Fuera de eso y solo en ciertos lugares no es un lugar tan de mierda pero ya fue chabón… no queda otra.

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