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La punta del ovillo

Hoy pensaba, si nos entregaran para dirigir un país como el nuestro, con tantas cosas por hacer aún, con tantos agujeros y que hace agua por tantos bordes, ¿por donde empezaríamos? ¿Cuáles serían las primeras medidas que tomar? El motivo de esta nota fue el de pensar en un solo motivo, la punta del ovillo de este quilombo, como para arrancar. Una sola medida con la cual empezar a andar, es obvio que la solución sería un estudio exhaustivo para solucionar y prevenir todos y cada uno de los problemas que hoy padecemos, pero ese estudio sería demasiado extenso para hacerlo nota y si fuese extenso nadie lo leería. También es obvio que salud y educación son la base de la prosperidad, pero pretendí ir un poquito más allá, más profundo, pretendí pensar en algo más primordial, más necesario y llegue a esta especie de conclusión poética…


Sino me alimento adecuadamente de niño, no aprendo como los demás.

Sino aprendo como los demás, no tengo la misma capacidad de uso de razón.

Sino uso la razón, no puedo entender.

Sino puedo entender, no puedo elegir.

Sino puedo elegir, no puedo crecer.

Sino puedo crecer, no me puedo formar.

Sino me puedo formar, no puedo trabajar.

Sino puedo trabajar, no estoy dentro del sistema.

Sino estoy dentro del sistema, no me puedo mantener dignamente.

Sino me puedo mantener dignamente, salgo a robar.

Sino salgo a robar, no puedo alimentar a mi familia.

Sino los alimento…


Esta comprobado científicamente que los niños que sufren de desnutrición no tienen la misma capacidad intelectual que los demás, no pueden aprender con facilidad y no saben desenvolverse como el resto.

La punta del ovillo no es una inyección de subsidios en efectivo, porque más allá de que es sabido que la guita es la compra de votos más efectiva y tangible de todas, quien recibe este dinero ha sufrido trastornos alimenticios también, por lo que no razona ni sabe elegir. Entonces, la punta del ovillo como Estado es la de darles alimento, comida, al 100% de los niños del país, desde que nacen hasta los 10 años, luego la posibilidad y las ganas de entender y elegir una vida digna decanta sola. Y que los padres de esos niños trabajen, como cualquier persona normal y se ganen la plata de una manera digna, que se sientan útiles y que le sean útiles al país, en vez de sentirse satisfechos por vivir subsidiados.

Los subsidios, queridos lectores, son una asquerosa manera de callar a la gente, comprar votos y fomentar la ignorancia. Y esto, no solamente pasa en el norte del país…

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