Leé la primer parte así no quedas re colgado.
Me da gracia la facilidad que tenés para retratar un amor que solo para mí fue verdadero; y perdoname si no logro controlar mi ironía pero me causa mucha gracia esta situación ¿ahora te preocupás por mí? No creo haber sido perfecto, ninguno de los dos lo fue; pero si te queda un poco del amor que alguna vez dijiste sentir te suplico que termines de una vez con esto.
¿De qué te vale saber cómo estoy ahora? Decime qué querés y te juro que lo hago solo para que esta historia por fin se termine. Voy a jugar este juego que me proponés con tal de acabar con lo que estás proyectando; yo fui feliz con vos y no podría dudar de eso nunca, puesto que no fue fácil para mí escuchar que ya estabas cansada de todo, incluso de mí y de las cosas que creí te hacían feliz.
Jamás estuve de acuerdo con hacer catarsis por este medio pero estimo que es un buen momento para que solo vos y yo nos digamos qué hizo uno por el otro y así entender quién perdió más. No se trata de una guerra, las batallas son para las películas y acá lo único muerto es lo que alguna vez llegué a sentir por vos, mi mujer bonita.
Te confieso que al comienzo te extrañé, mentiría si dijera que no me hiciste falta mil veces pero estoy convencido de que voy a amar mejor y de igual manera lo van a hacer conmigo, sin ser egoístas. De los carteles y regalos que me hiciste no te preocupes, ya no queda nada de ellos; yo sí estoy interesado en borrarte para siempre de mi vida, porque a partir de ahora te declaro mi pasado, ese error que nadie en su sano juicio estaría dispuesto a cometer sin pensarlo dos veces.
No te sientas mal, si todavía conservás esa fragilidad que lograba conmoverme con cada abrazo que creía sincero, entiendo que va a ser duro que logres tolerar la realidad; pero a veces es mejor que te golpeen fuerte solo una vez y no de a poco y silenciosamente como vos lo hiciste conmigo. Si querías comunicarte un mensaje hubiera sido más fácil, sigo teniendo el mismo número así que tené el coraje de desbloquearme y dejá de hacer pantomimas en público, ya no las tolero.
¿Te atrevés a hablar de los hijos que no tuvimos? ¿En serio? ¡Ya no te reconozco! Te prohíbo que me vuelvas a llamar “mi amor”, si estoy dispuesto a someterme a este calvario es para hacerte entender que no fuiste solo vos quien alguna vez necesitó algo más de amor. Nunca fuiste eso que quisiste reflejar en lo que escribiste, yo también necesitaba sentirme amado y comprendido. Perdoname por no estar de acuerdo con vos cuando decís que entendías mi cansancio, pero esas discusiones absurdas a las dos de la mañana no me resultaban del todo comprensivas. Era celoso, sí, tus amigos eran distintos a los míos y no toleraba que te miraran tan fijamente cada vez que sonreías. Tenés una sonrisa hermosa que podés soltar cada vez que te plazca y que logra conquistar a más de un corazón y eso me hacía sentir inseguro, siempre lo fui.
Me deshice de todo lo que me recuerda a vos menos de tu imagen grabada en mis pupilas y se me aparece cada vez que intento cerrar los ojos. Allí es el único momento en que volvemos a ser uno y me resulta imposible desprenderme de esa fotografía que me deja pasmado y me regala unos instantes de felicidad donde puedo sentirte mía otra vez, aunque sea mentira.
Acepto que me equivocaba por creer que ibas a ser solo para mí pero me dijiste que íbamos a estar juntos para siempre; aunque eso hoy ya no tiene importancia porque recuerdo que prometías muchas cosas.
Al contrario de vos no quiero volver a verte para comprobar que nunca dejé de amarte, dejame seguir mintiéndome a mí mismo por última vez. Declarar amor es de suicidas, al fin lo comprendí y a causa de eso no pretendo morir nuevamente. Ya lloré por mí y lloré por vos también porque sé que te va a resultar difícil que alguien pueda amarte como lo hice alguna una vez. Yo juro de todo corazón que le rezo al cielo, a las estrellas y a todo lo que pueda para no volverte a encontrar nunca, ni por casualidad.