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Los misteriosos pasillos nocturnos de la UTN

Como expresar el miedo, creo que no existe forma de explicar ese sentimiento… Es como que se te revuelven las tripas y empezas a acurrucarte en un rincón sin darte cuenta. Sentir que algo te sigue en la oscuridad y escuchar su respiración… Pero cuando te das vuelta para mirar te encontras la nada.

Esto que les estoy contando es lo que le pasa a muchos alumnos de la UTN cuando transitan los pasillos del subsuelo por la noche, se cuenta que se pueden ver sombras y escuchar pasos… parece extraño ¿o no?

Les cuento la verdad, no es extraño, por algo todos bautizamos a ese lugar como “las catacumbas”. Para los que no conocen, el subsuelo de la UTN es un lugar frío y oscuro, no entra casi nada de luz y muchos no se animan a transitarlos solos.

Los que peor la pasamos somos los que estudiamos en el cuerpo de ingeniería civil, está alejado de todo y tenes que pasar por un pasillo largo que da al buffet. Los que lo transitan en la tarde no se encuentran nada raro, estudiantes caminando de un lado para el otro, contando el sufrimiento de estudiar esta carrera, nada anormal… Pero la cosa se pone interesante a la noche, a esas horas somos muy pocos los estudiantes que nos animamos a entrar a este lugar.

Es normal que los chicos que estudian en el turno noche salgan todos juntos del curso, porque si te quedas un rato más tenes que pasar un pasillo sin una puta luz, el buffet está cerrado a esa hora, así que lo único que vez son un montón de sillas apiladas en mesas… Los pocos “valientes” que se animaron a salir un rato más tarde, no lo hacen más… yo tuve una experiencia propia y, fuera de joda, me cague en las patas.

Resulta que estaba cursando análisis matemático 1 con un profesor que siempre nos hacía salir más temprano, pero como yo no tenía nada que hacer me quede un rato más a resolver ejercicios. Salude a mis compañeros y me quede ahí, rompiéndome la cabeza con unos cálculos de mierda. En ese momento se me aparece el de limpieza y me dice:

– ¿Qué haces acá a esta hora?

– Hola Juan, nada acá estudiando.

– Yo te recomiendo que te vayas ya antes de que salga, pasan muchas cosas extrañas acá a esta hora.

Cuando me dijo esto lo mire con cara de póker, ¿Qué mierda me iba a pasar en ese lugar? Si nunca a nadie le paso nada…

– No Juan, quédate tranquilo, nos vemos mañana.

– Bueno, yo te advertí y no me hiciste caso.

¿Qué iba a decirle? “no me rompas las bolas, ¿no ves que estoy estudiando?”, trate de hacerla lo mejor posible para no quedar como un maleducado… porque no le hice caso la puta madre.

Ya se habían hecho las 23:30 y se me iba a pasar el bondi, así que agarre todas mis cosas y las metí en la mochila, cuando me preparaba a salir las luces del curso se empezaron a prender y apagar, se prendían y se apagaban, y otra vez, así por unos 10 segundos, no le di bola y salí al pasillo. Pero cuando salí paso otra vez lo mismo, pero esta vez cuando se quedaron prendidas de nuevo vi una sombra de más o menos dos metros, la vi de reojo y me empezó a correr una especie de escalofrío por la nuca… Ya estaba medio cagado, así que me di vuelta para ver si había alguien, y nada… no había nada…

Empecé a caminar por el pasillo que da a la salida de la facu y comencé a escuchar susurros medio raros, era una especie de mezcla entre risas y gritos de dolor, pero no era fuertes apenas se escuchaban, como si vinieran de muy lejos… En ese momento sentí pasos muy pesados atrás mío, fue una sensación horrible, otra vez me di vuelta y nada… Ya se me estaba acelerando el corazón, así que me deje de joder y apure el paso, de a poco me di cuenta que esa cagada, lo que fuera me seguía, y no era uno, eran varios…

Cuando llegue a la intersección del pasillo del cuerpo central y la escalera sentí que algo me empujo, más que un empujón fue una especie de choque violento, como si me hubiera atropellado un camión o un tren, y ahí sí, ya estaba muerto de miedo… Me levante como pude, no sé cómo, porque de ahí no me acuerdo mucho y subí a la planta baja de la facultad, cuando llegue arriba escuche que algo golpeaba las cosas del subsuelo, como si estuviera enojado o algo parecido… En ese momento me encontré con el sereno de la noche:

– Flaco, ¿sos pelotudo? ¿Qué haces a esta hora en la planta baja? ¿No ves que son las 2 de la mañana?

– No, es imposible, yo salí del curso a las 23:30 – le dije muy asustado.

– ¿Me estas jodiendo? Paso otra vez, no puede ser…

– ¿Qué paso otra vez?, explícame por favor…

– Flaco a esa hora salen los demonios a atormentar por la facultad, ¿Por qué crees que nadie se anima a bajar a esta hora?

Cuando me contó esto me quede helado, después de una pausa de unos minutos me hizo sentar y me contó todo, según dicen desde que se inauguró la facu, más o menos en 1950, pasan estas cosas… A la gente siempre le pasa lo mismo, se pierde por dos o tres horas y vuelve a aparecer muy asustada, nadie escucha nada y los tildan de locos… Pero a él ya le había pasado y sabía que no estaba loco. Me pidió por favor que no le dijera nada a nadie y que me quedara tranquilo, estos demonios no pueden salir de la planta baja, no sabía por qué, pero no me iba a pasar nada.

Al otro día fui a la mañana temprano a cambiarme de cursado, nunca más me inscribí en el turno noche, y si sos uno de los muchos que lo hacen, nunca, pero jamás se te ocurra quedarte un rato en el cuerpo de civil, porque nunca más te vas a poder sacar eso de la cabeza….

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