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Madrina a la distancia

..No elegiste que yo naciera,

no sabías que en tu vida iba a estar

pero abriste tus brazos de par en par

para ser mi segunda mamá.

Segunda mamá, mi madrina,

con quién siempre puedo contar,

que jamás me dejará de amar,

que siempre está allí como lluvia repentina.

No elegí que tu fueras,

no sabía que en mi vida ibas a estar,

pero abro mi corazón de par en par,

y hoy te llamo Mi Segunda Mamá…

Madrina, según la real academia española se define como: Mujer que presenta o acompaña a una persona en una ceremonia religiosa en la que se recibe un sacramento, como el bautismo o el matrimonio, y que se compromete a cumplir con una serie de funciones religiosas o morales.

Yo me voy a dar el lugar para describir con términos algo más corrientes.

Como papás, te pasas un tiempo considerable pensando a quien elegir. Te pidieron al pibe tantas personas, y vos no sabes con quien quedarte, por lo que lo pensás y volvés a pensar. Te preguntas más de una vez ¿Qué es lo que esperas que esa persona haga en ese rol? ¿Quién crees que sea el correcto? ¿Que espero? ¿Qué espero? Y una vez más, ¿Qué espero?

Y es que en realidad, no sabemos si esperamos algo, sino que comparta los momentos importantes. Más de una vez hemos escuchado, elegí a tal o cual persona, porque tiene plata, te puede ayudar, u otras cosas referido a los material. Por mi parte, creo, más bien, aseguro, que es un término que alcanza otro tipo de fronteras. Ahí es donde caigo en el muy escuchado “es una segunda mama”.

Bien, mama hay una, de acá a la china ida y vuelta, pero en los remotos casos que la elección sea de corazón, sabes muy bien que esa madrina quiere tanto a tu hijo como vos. Aunque también es ella misma la que lo malcría. Pero qué más da, la madrina ocupa un lugar especial, casi irreemplazable en el corazón de nuestros hijos, en sus vidas ni te cuento, y en las nuestras también. Es que esa persona, mas allá de ser algo esencial en nuestras vidas, ahora también se tiene que repartir tiempo en la de nuestros peques.

Como papa/mama a la hora de buscar una madrina, me bastó solo su llanto, su mirada y su sonrisa de oreja a oreja, en el momento que nos enteramos del bebe que venía en camino. Mínimo detalle que vale más que un millón de otros tantos.

Ahora me pongo desde el punto de vista “madrinal”. Seguro lo pediste, deseabas ser la madrina, te enteraste que tu amiga, cuñada, prima, tía, y ni te cuento si es tu hermana, das por hecho que vas a serlo, pero aun así, esperas ansiosa el día en que te digan, ¿te gustaría ser la madrina del purrete que concebimos en una noche de amor desenfrenada? (bueno, no, tampoco tan así, no necesitamos saber cómo es que garcharon, padres abstenerse a este tipo de comentarios). Y es que si, será que esa personita ocupa un lugar que no es del un hijo, aunque se ame como tal. Una parte de nuestro ser que no conocíamos hasta que nos volvemos madrinas. Podemos pensar también, que las que tienen hijos, no sienten esta locura de madrina, pero no, nos volvemos locas babosas, insoportables igual. Es que ese momento donde alguien nos confía a tal tesoro que lo cuidaríamos con nuestra propia vida, lo abrigaríamos con nuestra piel, le brindaríamos nuestros propios sueños si fueran necesarios. Tampoco es que nos enseñan a ser madrinas, y madrina se es por siempre, con errores y con virtudes. Ver crecer ese ángel dentro del vientre de la mama, sentir las pataditas, tanto nos emociona que en innumerables veces se nos llenaron los ojos de lágrimas. Planeamos y nos proyectamos desde el momento en que nos enteramos que esperamos a que llegue el día en que nacerá, como si fueran nuestros propios hijos.

Conozco algunas madrinas por ahí, que hasta se han quedado a cargo de sus ahijados, por motivos que el destino no deja explicación de lo porque. Eso es madrina, esa es quién soy y somos. La que vamos a estar aunque no estemos. Porque acá en el corazón alguien dejo la marca que nunca lograra ser borrada, mucho menos reemplazada. Esa manito, un 5 de septiembre, al tocarla por primera vez, esos ojitos algo grises, esa piel rosada. Amamos a nuestros ahijados desde el primer momento. Amamos por siempre.

Me tome la libertad de preguntar vía facebook, ¿Qué es lo que sienten estas famosas madrinas cuando se las anhela como tal?, y obtuve estas respuestas:

  • Jime Gisel: Una felicidad inexplicable, mi segundo sobrino, el primer varón, un amor incondicional q hasta hoy sigue siendo y será demasiado fuerte.
  • Vanesa Veliez ¡¡Me sentí muy feliz!! Aunque a veces es un poco insoportable, no me arrepiento de haber dicho que sí. ¡LA AMO!
  • Cyntia Moreno: Mi primera y única ahijada se llama Alma… ¡cuando me dijeron me puse re contenta! Después se me presento un poco la duda, tenia que ser responsable y darle un buen ejemplo. .. ¡pobre niña! ¡Pero es lo más lindo! Amas a una personita como si fuera tu propio hijo.
  • Mariana Alaime: ¡Lo más lindo del mundo! Lo mejor que me paso el año pasado. Madrina del bebe de mi amiga. Yo no tengo hijos pero se siente como si fuese uno propio.
  • Vale Fran: Felicidad inexplicable, mi única ahijada valentina es amarla como si fuera mía.
  • Carlita Ortega: Yo me sentí confundida, sin saber qué hacer, que decir, como tenia q reaccionar pero a la vez feliz de que me hayan elegido, como si fuese un sobrinito, un hijo, un hermanito del que va a ser parte toda mi vida y ¡es algo hermoso! Y así voy aprendiendo cada día que pasa con el que tiene 2 añitos, como ser una madrina.
  • Xime Cjs: Sentís que te ganaste un compañero/a para toda la vida… Sentís que ya no estás más solo en el mundo para quien no tiene hijos… Y yo… Particularmente me dieron una razón por que luchar y ser mejor día a día… ¡Son mi motor de todos los días!

Y así es que vuelvo a repetir, ellos siempre serán parte nuestro, nuestros hijos del alma, porque nada como ellos.

Escuche una vez decir a mi mama, uno ama a los hijos como a nadie, pero a los nietos, nos hay forma de explicar, bueno así mismo es el amor por un ahijado, no hay palabra suficientes.

Madrina yo la defino, “como un ángel guardián”:

Tus palabras han sido buenas consejeras, para alejar las tormentas y volverlas sólo pasajeras, para devolverme la calma.” Este poema va para las Madrinas, mujeres que fueron elegidas para ser una segunda mamá.

Y aunque no tenga las posibilidades de tenerte cerca mi hermosa princesa, siempre voy a cuidarte, porque madrina se es para siempre, porque por siempre en mi corazón estarás.

Princesa Luana, se siempre feliz. Aquí te dejo mis letras, las saco de mis cuadernos, para que algún día puedas leerlas.

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