/Némesis (venganza)

Némesis (venganza)

 “La venganza es un plato que se sirve frío”, rezaba el popular latiguillo galo. Como ésta, hay miles de frases que describen las distintas aristas de la venganza, ya sea justificándola o incriminándola. Entiendo que la virtud no tiene lugar entre estas líneas tan filosas, pero también creo que habrá que darle terreno a la cordura y a la prudencia frente a la ceguera causada por el odio.

Venganza e Historia: El revisionismo nos ha mostrado que en diversas partes del mundo y desde sus comienzos, la venganza ha estado patentizada en cada uno de los grupos organizados de personas.La Vendetta italiana quizás sea la mas conocida, por sus alcances y repercusiones, pero también ocupó un lugar de privilegio el Katakiuchi en la cultura nipona. Incluso el origen de la venganza: “Ojo por ojo” enla Ley del Talión -que al decir de Gandhi, con esas leyes lo único que se terminaría logrando es que el mundo acabe ciego- fue una de las leyes que más efectos y derivaciones ha tenido en la justicia conmutativa.

Venganza y Actualidad: Hoy en día, se siguen mostrando coletazos de ese infierno viviente que protagonizan palestinos e israelíes, en lo que pareciera ser una lid de nunca acabar. Misiles y morteros por un lado, bombardeos de F-16 por otro. Ya hace tiempo les perdí el respeto a ambos bandos. Pero pensándolo bien, nunca le tuve ni respeto ni admiración a ningún belicoso, por la razón que fuere. Y mientras tanto, Guantánamo sigue abierta; la religión mata más de lo que salva; los derechos humanos se convirtieron en una peligrosa arma de doble filo; y en nuestro país el odio y la segregación van en preocupante ascenso.

Venganza y Deseo: Sin lugar a dudas que el principal motor de la venganza es el deseo, mucho más que la ira y que el odio. Entiendo que las ansias de venganza llevan a un sujeto cualquiera a convertirse en un instrumento letal. Puesto que mientras el resto del pópulo continúa tranquilamente su existencia rutinaria, el vengador enfoca todas sus energías en una misión. El peligro está al acecho, la venganza está en marcha.

Venganza y Sed: Íntimamente ligada a la idea del deseo, se encuentra la sed y su necesidad de ser saciada. Pero la diferencia con el ítem que analizáramos oportunamente, es que uno es un querer (deseo) y la otra una necesidad (sed). La venganza no reconoce otro límite que la saciedad, por lo que el vengador no encontrará paz en su existencia hasta tanto logre su cometido. Curiosamente es un sentimiento que si bien aplaca algunas necesidades cuasi-fisiológicas, crea otras dependencias muchos menos agraciadas.

Venganza y Rencor: La venganza eterniza los odios, lo vemos constantemente. El que busca venganza y la encuentra, probablemente en el corto plazo sea el objetivo escudriñado de una contra-venganza y así sucesivamente. El rencor nos permite sostener ese sentimiento de desagrado respecto a una persona o situación y al mismo tiempo es el piloto que mantiene viva la llama de ese plan macabro de devolver lo que nos infligieron. “Cuando vayas a emprender un viaje en busca de venganza, cava dos tumbas.” (K’ung-fu-tzu): maestro Kong.

Venganza y Justicia: Otro punto pasible de cotejo, es la idea de la iustitia dentro del ámbito de la vendetta. La pena en sí misma es una especie de venganza por parte de la sociedad respecto del criminal que debe saldar su deuda con ella. Es esa alarma social que se dispara y que debe ser prontamente acallada por “El Príncipe”, y no hay mejor forma para esto que la horca en la plaza pública (en sentido no figurativo, para los más sentenciosos). Es una especie de adaptación sinalagmática del antiguo adagio: “dad a cada quien lo que le corresponde.”

Venganza y Perdón: “Vengándose, uno iguala a su enemigo, perdonándolo se muestra superior a él”, supo sostener el Sr. Francisco Panceta. Y con esta frase se puede resumir una de las máximas que nos acerca el cristianismo moderno acerca del perdón y de la purificación que consigo acarrea. Y aunque esta faceta en análisis se encuentre contrapuesta con los demás ítems analizados supra, debo otorgarle la virtualidad de ser una postura superadora, frente a las teorías divergentes expuestas con anterioridad.

Conclusiones: Y al final esa venganza se convirtió en una trampa en la que cayó el pobre infeliz que no pudo apartarse de su rencor. El vivo pudo seguir adelante, olvidar la ofensa y no perder su valioso tiempo pensando en ella. El vengador solo logra mantenerse ofendido por largos lapsos de tiempo y de esta manera el vivo gana. Por último, cuando el infeliz por fin logra vengarse, entiende que esa conducta no lo hace mejor que su ofensor y que sólo ha malgastado tiempo, esfuerzos y sentimientos.

Estimo que a modo de colofón simplemente quedan dos grandes líneas de pensamiento en el aire. Por un lado encontramos a la venganza como algo que hay que realizar independientemente de la valoración ética que se le quiera otorgar a la conducta en cuestión. En este caso, cuando haya de vengarse inevitablemente, recuerde que no hay mejor venganza que la que les infringen a otros, sus propios enemigos, pues tiene la virtualidad de dejarlo a uno incluso bien parado.

Por otro lado, si la venganza no se nos presenta como la única salida a nuestra ceguera enfurecida, intente ser pacífico y no vengarse, pues también ésta puede ser una forma de venganza. Recordemos que la venganza más cruel -al decir de Goethe- es el desprecio de toda venganza posible. Eso es grandeza.

Cuando el padre de todos los Dioses (Zeus), pueda dominar a la Venganza (Némesis), nacerá una Belleza tal (Helena), que solo para conquistarla habrá que descender a tierras de Hades y recurrir al mismísimo Satán. (Mefistófeles). Esa Belleza se nos revelará en forma de Huevo Áurico (esoterismo alquimista), protegida y flanqueada por sus hermanos Dioscuros (Cástor y Pólux).

Fuente de la imagen:
blog.laestrellaestrellada.net

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