Marcos Peña hablaba en la Tv sobre temas de economía, esos temas que se habían vuelto charla de toda mesa familiar en la politizada vida cotidiana de los argentinos, la radiación no dejaba de exhibir imágenes que podrían ser fácilmente de una producción hardcore XXX y sin embargo yo no estaba ahí, simplemente estaba alienado en mis pensamientos.
Y es que solo había pasado un día desde que ella volvió a ser parte de mi presente, bastó solamente un par de conexiones, amigos en común, para que una ola de recuerdos inunde suavemente los recónditos escondites de mi memoria, esas lúgubres y húmedas esquinas que ya nadie tocaba, nadie limpiaba, el baúl del corazón.
Imaginé todos los días que habían pasado, todas esas caricias, todas las sonrisas y los aromas a jazmín, los veranos y como es que tus manos se juntaban a las mías, el sabor de tu saliva, tu aliento, y recordé como me sentía, lleno de valor, de energía, el mundo era solo un pequeño obstáculo que debíamos saltar juntos, para ir hacia el universo, apoderarnos de todo.
Cada una de las aventuras que aprendimos, los caminos que recorrimos y las marcas que dejaba cada día en nuestras almas el poder de ese amor infinito, hoy, volvían, reflotaban desde el mas allá en un suspiro que apretaba mi pecho, ¿cómo era posible que todo este tiempo lo había olvidado?
Mi presente no era del todo perfecto, no había emoción, ni tampoco estaban las mariposas en el estomago, se habían calmado, como cuando las aves se esconden bajo la lluvia en los arboles, estaban quietas, mansas, el hoy no me traía ese vértigo ni la luz de mis ojos se encendían como cuando te miraba inmaculada sobre los campos o en la playa, había olvidado el terremoto que producía tu figura en mi esqueleto.
Y el hoy, el maldito presente, no era más que una imagen quieta.
Me pregunte: ¿Que habrás hecho?, ¿cuántos corazones embrujaste?, ¿tendrás hijos? ¿Aun piensas en mí? Tantas preguntas a solo un clic de respuestas, ¿tendremos futuro? Si buscamos debajo de la alfombra, dentro de los floreros, arriba del armario, debe haber un espacio para nosotros, debería.
Y busqué, y quizás, encontré lo que estaba buscando.
No, no estaba anhelando aquello que vivimos nuevamente, estaba deseando sentirme así, no, no estaba enamorado de vos, estaba enamorado de cómo me sentía, cuando estaba con vos.
Me estaba buscando a mí mismo, a mis sentimientos, buscando en el pasado aquello que me hacía sentir bien, era la felicidad de conocer un nuevo lugar un nuevo sentimiento, de sentirme vivo, y no eras vos, era simplemente la vida.
No hay espacio para segundas partes, recordé el porqué no seguimos, y la gente no cambia decía mi abuela, quizás tenga razón, no creo tener las ganas de comprobarlo.
Borraré el contacto, no es necesario, las aves que se cubren de la tormenta por algo se cubren, buscaré como me hacías sentir, sin vos, porque los sentimientos no son exclusivos de una persona, si, de la vida.
No estaba enamorado de vos, estaba enamorado de cómo me sentía, cuando estaba con vos, de cómo me veía feliz, cuando quise ser feliz.
Escrito por Jtorcuato26 para la sección: