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Obras públicas… ¡las pelotas!

Mendoza a través de los años se caracterizó por varias cosas, veredas limpias, una ciudad grande en la que uno dejaba estacionado el auto en la puerta de la casa con las llaves puestas y no pasaba nada. La otra gran característica de Mendoza eran sus veredas brillantes e impecables, es más se barrían las hojas y se las quemaba en la acequia que también se barría. Antes La puerta con visir que cerraba cuando uno se iba a dormir la siesta o a la noche (es decir cuando uno no quería que le rompieran las bolas) y una infraestructura pensada para los próximos 50 años. Bueno de eso no quedó nada.

Ahora en el siglo XXI, si dejas el auto con traba volante, alarma, sistema de rastreo satelital, sin estéreo y un juego de cubiertas a las que ya se les ve el aire y adentro de una cochera, tenés alguna posibilidad de encontrar el auto igual que como lo dejaste.

Con esto que toda actividad ejercida por una mujer se le cambia la última vocal por “A” por más que no corresponda, y la pretendida igualdad de los sexos, no hay una sola mujer, es mas ni siquiera a las que se les paga para que lo hagan, que limpien la vereda. Me acuerdo cuando era chico que aquellas casas que no tenían la vereda limpia era porque los dueños se habían ido de vacaciones o porque  la casa estaba deshabitada. Es mas era motivo de orgullo aquella que brillaba más que la del vecino. Ahora si le comentás a cualquier fémina que la vereda está sucia cuando llegás a tu casa del segundo laburo que tenés que tener para mantener tu familia, dada la inflación que no existe según el INDEC, te llueven cartas documentos de la INADI acusándote de sexista.

Ahora partamos de la base que no existen las casas con puerta visir. Explico a aquellos nacidos en democracia, las casas tenían dos puertas: la principal, normalmente de madera y una segunda puerta de vidrio con una cortinita, el visir. El espacio entre una puerta y la otra era el zaguán (donde uno le besuqueaba la hija al dueño de casa). Ahora vivimos presos en nuestras casas, que han vuelto a tener dos puertas: la de madera y la de rejas y entre medio de las dos no entra ni el aviso de corte de la luz.

Y la obra pública…¡Ay Dios! teníamos accesos rápidos a la ciudad, cruzabas de Las Heras a Luján en 15 minutos. Las acequias de cemento, se hacían obras antialuvionales,  las calles pavimentadas y pintadas, carteles en todas las esquinas, las plazas con pasto, agua corriente y red de gas para todo el mundo, no existían villas miserias por que I.P.V. se preocupaba de hacer casas.

Ahora la  GRAN obra de quien fuera gobernador y vicepresidente, famoso por el voto no positivo, fue el cruce de Zapata y Costanera que no sirve para mierda y trajo más problemas que soluciones.

Entre los últimos cuatro gobernadores, hicieron la autopista entre Mendoza y San Luis que sigue en construcción después de casi 16 años. Hicieron 15 km de la autopista a Tunuyán. Y se gastaron 8 veces el presupuesto de la ruta 40 e inauguraron 4 veces los mismos puentes.

Algunos van a reclamar que me olvido de las obras que se están haciendo.

Partamos del principal:

Fayad en la capital hace obras, lo cual es cierto, pero se caga en todos los mendocinos al hacer todo junto sin dejarte mover, y tiene que parar las obras cuando se queda sin presupuesto, con lo cual quedás prisionero en tu casa por meses. Al margen a diferencia de la gestión anterior (y no hablo de la que se acaba de terminar sino de la anterior de veras) pensaba en una ciudad a futuro, planificando y cambiando el resto de los servicios para los próximos 50 años, ahora solo quiere mostrar que hace. Por ejemplo la pintura de las calles antes reflectantes, ahora no pone cal por que dura poco pero no dura más de un año que hay que repintar, con lo cual parece que hace más, en realidad hace algo horrible y de corta duración. Lo mismo pasa con el resto de los intendentes, incluso en Lujan he visto rellenar baches con tierra y no con pavimento.

A quienes hayan visto la repavimentación del acceso sur se darán cuenta que lo que pusieron arriba es pero que lo que ya había, otra bosta sin nombre.

La lista podría llegar al infinito con ejemplos similares, lo único que me queda claro es que Mendoza ahora tiene la limpieza del riachuelo, la seguridad de la matanza, los aires igualitarios de Olivos, eso sí algunos (aquellos que todavía se las arreglan con un sueldo, como mi amigo el Ángel Gris que también escribe en este pasquín) que siguen durmiendo la siesta. Con Pacolotudo vamos por el mismo camino.

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