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Amor libre y algunos consejos para no apegarse a nadie

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¿Por qué me canso de las relaciones al poco tiempo de haberlas comenzado? ¿Qué es lo que nos lleva a ser infieles? La intensidad con que me enamoro es sólo equiparable con la sensación de hastío y aburrimiento que me producen las relaciones duraderas. ¿Tengo problemas con el compromiso?

Por lo menos en mi caso, descubrí que no soy yo: son los rótulos. Los rótulos y una mecánica caduca de relaciones no apta para librepensadores amantes del azar y las emociones fuertes.
Porque cuando empezamos una relación desde un objetivo –me refiero a buscar contención compañía, sexo, un esposo, loquesea- cuantificamos el éxito de la misma de acuerdo a cuanto logramos adaptarla a nuestros requerimientos. Como si las personas fueran un medio para obtener aquello que necesito.

Entonces de este lado, me relaciono desde mis carencias e inseguridades: busco promesas, contratos y que te adaptes con precisión a la imagen que creé de vos. A cambio, te ofrezco hacer lo mismo. Vaya simbiosis degenerativa.

En la otra esquina del cuadrilátero, las relaciones sin compromiso. Nos recubrimos de látex los genitales y el corazón para sentirnos protegidos. Pero, al igual que recién, las personas son un medio para satisfacer (otro tipo de) necesidades.

Propongo un cambio de perspectiva en este asunto: dejar de usar al otro como un medio y empezar a experimentarlo como un fin. El fin de compartir-se. La sencilla y difícil tarea de no tener expectativas. Amarnos sin límites, que es a la vez, amarnos sin reglas. Dejar que el otro sea eso que era cuando nos empezó a gustar, sin tratar de cincelarlo con modelo de mis fantasías.

Sensual y cautivante, esta idea requiere de una entereza emocional y afectiva nivel supersaiyajin.Pero vale la pena salir del mundo de las proyecciones y empezar a disfrutar las cosas (y personas) tal cuál son. En definitiva, nos desilusionamos menos.

Aquí algunos consejos para quienes optamos por no conformarnos.

  • Dejar fluir
  • Siempre lo más sencillo es que las cosas caigan por su propio peso. Si alguien te quiere en su vida, te mantiene en ella, te acerca. Si el desinterés sucede como el ocaso de un vínculo, mejor adentrarse en la noche y esperar un nuevo amanecer. Las personas dicen mucho más con sus actos que con sus palabras. Evitá hacer proyecciones o preguntar acerca del futuro. Nada de rótulos, por favor. Lo que es, es. Dejá de lado tus miedos y viví las cosas en tiempo presente.
  • Establecer algunas pautas
  • Pautas, que no son reglas. Con confianza y flexibilidad establecer cómo nos manejaremos. ¿Nos debemos fidelidad? ¿Venís el domingo a comer con mi familia? ¿Puedo quedarme a dormir? Es saludable establecer los límites de manera detallista y sincera. Cuando hay etiquetas los límites están puestos “por defecto” pero en este tipo de relaciones las cosas se planean “a medida” a partir de acuerdos expresados. Cuando sabemos dónde está parado cada uno, evitamos lastimarnos. La sinceridad (primero con uno, luego con el otro) es la piedra fundamental para que todo marche bien.
  • Desapegarse
  • Desapegarse de la persona y desapegarse del resultado. Dejar de lado los objetivos que tenemos para simplemente disfrutar de la espontaneidad y el compartir cotidiano. ¿Suena sencillo? Implementarlo es absolutamente difícil, casi como nadar a contracorriente en un rio de celos, inseguridades y ansiedad. Por eso cada vez que nos encontremos tratando de demandar al otro que satisfaga nuestros caprichos, es bueno procurar brindarle la misma libertad que queremos para nosotros mismos.
  • Observase
  • Porque todo esto sólo es posible estando muy bien cimentado en mí mismo y siendo conscientes de no encarar el amor desde nuestras carencias. Para no hacer un negocio de una relación,tengo que hacer frente a mis propios miedos.Y ambos –miedos y carencias- volverán una y otra vez hasta que pongamos claridad al asunto.
  • Sólo estando en paz conmigo mismo puedo generar un marco de respeto y valoración para otro. No puedo brindar aquello que no tengo para mí.

Antes que lo vean como fracaso, diré que es probable que muchos de los vínculos que se generan sean parecidos a los tradicionales: ya todo está inventado. Pero al dejar de ver al otro como un medio (y sentir la obligación de retribuirle) cambio la perspectiva. Este sólo detalle puede devolvernos gran parte del dinamismo, las mariposas y ganas de amar que sentimos cuando sin ataduras.

Por último, podría advertir que esto no es para cualquiera. Si soy celosa, insegura y tengo como objetivo de vida tener cinco hijos, un marido que me banque y un perro labrador, quizás no es el tipo de relación que va con mi perfil… digo…
Esto, señores, es la base del amor libre. Y no todos estamos hechos para la libertad.

unachicalmodovar.blogspot.com.ar

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