/Antimateria – Semana I

Antimateria – Semana I

ANTIMATERIA – DÍA 1 | 2/10/18

Estábamos durmiendo, de pronto sentimos el golpe y los llantos de nuestra hija a los pies de lo que había sido nuestra cama. Me paré de pronto del piso de tierra y me vi desnudo, al igual que mi esposa… desnudo en la nada. No estaba en mi habitación, sino en un campo desierto.

Aseguré que era una pesadilla, a pocos metros de mi estaban mis vecinos, también desnudos y desconcertados, no había nada que nos separase… nada. Ni paredes, ni ventanas, ni muro de grateu… nada. Estábamos desnudos en el medio de la nada. Pero el lugar me era familiar… era mi casa, pero no estaba mi casa. Ni mi barrio, ni mi auto, ni mis cosas… no había nada.

Me tapé mis partes íntimas y corrí a acudir a mi bebé, mientras que María, mi esposa, hacía lo mismo, mirándome entre dormida y sin entender absolutamente nada. No era una pesadilla… o por lo menos eramos varios viviéndola.

Abracé a Lucía, estaba desnudita y con frío, hecha pis y llorando. Sentía mucha vergüenza viendo a todos mis vecinos desnudos y desorientados. Caminé hasta unos yuyos que estaban cerca de donde antes había estado mi casa, me tapé, cobijé a mi hija y le llevé algunas hojas a María. Varios vecinos hicieron lo mismo. Taparse con hojas, ya que no había ningún objeto a la redonda, hasta donde alcanzaba nuestra vista no veíamos nada.

Con una piedra filosa estoy escribiendo esto en la corteza de un árbol. Hoy es Martes 2 de Octubre de 2018… parece que todo lo material ha desaparecido en un segundo.

ANTIMATERIA – DÍA 2 | 3/10/18

Busqué más hojas y algunas ramas e improvisé una especie de cama para mi esposa y mi hija. No hemos podido dormir un segundo. Estamos hablando con vecinos y gente de la zona que está igual de perdida que nosotros. Algo extraño ha pasado, en un instante ha desaparecido todo lo material, todo lo producido por el hombre, incluso lo fabricado con materias primas, como el asfalto del piso.

Nosotros tuvimos la suerte de estar durmiendo, pero hay gente que venía manejando, de viaje, en autos, motos, aviones y de pronto esa movilidad ha desaparecido… hay cadáveres por doquier y mucha gente con lesiones graves. Uno de mis vecinos dormía en el segundo piso… ha caído de más de tres metros de altura y se ha fracturado la cadera. No quiero ni pensar en la gente que vivía en edificios en la ciudad… debe ser un amontonadero de muertos en las antaño cocheras subterráneas.

Hoy fuimos a tomar agua a un canal que había cerca de casa, el agua estaba en mal estado, casi putrefacta, pero necesitábamos beber. Tuve suerte de vivir en Kilómetro 11, rodeado de algunas fincas, por lo que conseguí algo de alimento… pero los dueños de la tierra están desorientados como nosotros y bastante hostiles. Al ver a mi hija tuvieron piedad y me dieron algunos tomates.

Sin agua ni animales salvajes cerca he decidido que tengo que actuar con rapidez y llevarme a mi familia a otro lugar, antes que la falta de alimento y agua nos siga debilitando. No se nada de mis viejos y demás amigos, me imagino que en algún momento me los voy a encontrar. Agradezco haber estado en casa con mi familia… imagino la gente que está desencontrada… esto es una locura.

ANTIMATERIA – DÍA 3 | 4/10/18

Anoche, luego de dos horas, pudimos encender fuego con mi vecino Esteban. Él vive solo y esta tan desorientado como nosotros. Su familia es de Tupungato y no sabe bien cómo hacer para encontrarlos. Es increíble lo que dependíamos de la tecnología para encontrarnos. Ahora envidio a la gente de campo, que vivía lejos de la civilización. Mis viejos y hermanos son de Villa Nueva y de Dorrego y no se cómo voy a hacer para volver a verlos, no se qué hacer. Estoy muy angustiado pero no puedo transmitirle esto a mi familia.

Lucía no entiende nada, por suerte… si vieran el taparrabos que le he fabricado. Juega como de costumbre y María me acompaña a todos lados, en silencio. La conozco demasiado… tiene miedo. Como yo. Incluso también se nos arrimaron Félix y Graciana, dos vecinos jubilados. Tienen su familia desparramada y están peor que nosotros. Nadie entiende cómo o porqué ha desaparecido todo lo fabricado por el humano… es una venganza de la naturaleza. Esto nos tiene paralizados a todos, la incertidumbre de no saber qué hacer. Pero he tomado una decisión, acá no me puedo quedar. Tampoco puedo planear irme demasiado lejos, ya que llevo a cuestas a mi familia. Los dos años de Lucía le impedirían viajar durante meses hasta alguna costa marítima.

Necesito un lugar con agua potable y la posibilidad de cazar animales, peces, aves, lo que sea. He pensado varias opciones, pero creo que lo mejor es Potrerillos. Así que hoy mismo emprendo el viaje hacia allá con mi familia y quién me quiera acompañar. Son unos 80 kilómetros, calculo que si la ubicación no me falla, en un par de días podría estar ahí.

Voy a seguir dejando rastro de todo lo sucedido a diario… en cada árbol que pueda tallar estos sucesos tan extraños que estamos padeciendo.

ANTIMATERIA – DÍA 4 | 5/10/18

A lo lejos asoma la claridad del sol. Calculo que deben ser las 5 o 6 de la mañana, nos vamos ya. Vienen con nosotros Esteban, Graciana y Félix. Esteban habla poco, pero su metro ochenta y más de cien kilos me dan seguridad. Los viejos me dan lástima… espero que no sean una carga, pero quisieron acompañarnos.

Hice una especie de mochila con ramas y hojas para llevar a Lucía, pero no le gusta, así que la cargo en brazos o sobre mis hombros. Para ella es la mejor aventura de su vida… además de tenernos a María y a mí disponibles todo el día. Si hay algo bueno en esto es que la estoy disfrutando como nunca. Ahora pienso un poco en todo el tiempo que se nos iba trabajando… por plata, por poder. Que imbéciles.

Vamos a ir hacia Potrerillos por los accesos, este, sur y ruta 7. Seguramente vamos a reconocer la huella. Corre agua por algunas acequias, así que no creo que por ahora tengamos problemas con eso. Nos hemos envuelto los pies con hojas, pero esto no va a servir demasiado. Tengo que pensar en un calzado mejor, ya que son varios kilómetros. Además tenemos que almacenar el agua de alguna manera… cuestiones tan elementales se han vuelto verdaderos problemas para nosotros.

El inicio del viaje fue algo trágico. Cerca de mi casa había una fábrica de aceitunas, al pasar por ahí vimos las pilas de aceitunas desparramadas por doquier, pero los dueños de la fábrica las estaban apilando y ordenando, mientras que quienes pedían algunas eran maltratados y golpeados por esta gente. Cuando pasamos por ahí me arrimé con amabilidad a pedirles provisiones, me dijeron que no. Discutimos un rato hasta que uno de los tipos se puso violento y arremetió contra mí. Forcejee un instante y sentí un golpe en seco, luego otro y finalmente un estallido… Esteban con un palo enorme a modo de bate había abatido a los tres sujetos, que ahora estaban tendidos en el piso, espero que inconscientes… aunque uno de ellos tenía la cabeza reventada como una sandía.

Estoy perplejo… no sé que pensar. No se si agradecerle a Esteban o sancionar tamaña barbarie. Aunque se justifica por mi familia… que ahora es de seis miembros.

Le encontré un buen uso a la mochila de Lucía… llenándola de aceitunas. Seguimos viaje.

ANTIMATERIA – DÍA 5 | 6/10/18

Estamos descansando en lo que antaño debe haber sido el Mendoza Plaza Shopping, me doy cuenta por los rastros del túnel. Es impresionante la cantidad de cadáveres apilados a los costados de la ruta… y se dio lo que me temía. Donde estaban las torres del Unimev, hoy hay pilas de muertos. Algunos cuerpos han sido enterrados, pero otros simplemente dejados a merced de la naturaleza… que se está encargando de devorarlos horrorosamente.

No hemos hecho más que caminar por la senda del Acceso Este en dirección al Oeste, pero tenemos que ir a buscar provisiones, deberíamos habernos venido caminando por el Carril Godoy Cruz, donde habría más fincas, no se porqué decidí venir por acá, por ser un camino más directo quizás… aún sigo con la mentalidad acelerada de siempre. Tengo que adaptarme a esta nueva forma de vida donde no importa el tiempo, sino la subsistencia.

Presiento que en los barrios las cosas deben estar intensas, por eso nos vamos a cruzar al Unimev con Félix a buscar agua o comida, mientras que mi familia se queda a cargo de Esteban… esperamos no tener problemas. No se ni en qué voy a traer agua…

ANTIMATERIA – DIA 6 | 7/10/18

Entrar al Unimev fue un horror. Las pilas de cadáveres amontonados en las torres como una muralla obscena y macabra nos daban la bienvenida.

En lo que antes era la plaza todo era caos y descontrol. Gente que discutía sin saber los motivos, otros peleaban, muchos vecinos parece que migraban hacia algun lado, de a familias, solo con ramas y hojas cubriendo sus partes.

Vimos fuego… y algunas personas asando carne. Nos arrimamos con Felix. El olor era extraño, pero no desagradable. Cuando estuvimos a unos metros pudimos ver el panorama… era un perro.

Se me hizo un nudo en la garganta imaginando la confianza de los perros para con los humanos… y la inminente traición que seguiría a su llamado. Nos dio náuseas a ambos y nos tuvimos que volver.

Hemos decidido caminar hasta la Virgen y quedarnos ahi hasta conseguir comida. Vamos a mandar a Esteban a ver si tiene mejor suerte.

ANTIMATERIA – DIA 7 | 8/10/18

Camino a la Virgen nos encontramos mucha gente en la avenida acceso. Vamos despacio, no hay apuro, pero si tengo mucho miedo de lo que pueda suceder. Nadie sabe que ha pasado, nadie ha visto nada. Voy charlando con algunas personas, me he cruzado con algunos conocidos en la calle, aunque no se si contarles a todos mi plan o no… ¿que pasa si terminamos todos allá en la montaña?… Vamos a depredar lo poco que hay.

Un ciego pasó riendo a los gritos entre la gente… es su venganza, él se siente exactamente igual que siempre. Tal vez con hambre. Me pregunto que sucederá con los presos de la Boulogne Sur Mer… ¿y los violadores y asesinos? El paisaje de ese lugar me aterra un poco… una de las zonas más paquetas de Mendoza, donde ancianos de alta alcurnia vivían en paz, ahora a merced de la peor calaña de la provincia… con total impunidad y con la furia de no tener nada que robar. Temo por Lucía y mi esposa.

A lo lejos siento gritos… veo a Esteban nervioso mirando hacia el mismo lado que yo. Me encuentro justo pensando en esto… se me encrespa la piel. Es momento de hacernos de algunas armas… ahora mismo. Detengo al grupo y llamo a Esteban. Si hay algún problema no voy a dudar en actuar como él…

NDA: Esta especie de novela sale publicada a diario en el Facebook de quién les escribe.