/Argentina… ¿un país con buena gente? ¿Dónde?

Argentina… ¿un país con buena gente? ¿Dónde?

San José City, lunes 9 de diciembre, 8 de la tarde, suena mi celu: me endosaron las compras de la juntada de esta noche. Listo. Me cambio, salgo para la calle Godoy Cruz, donde tengo todos lo necesario para hacer tremendo asado en dos cuadras a la redonda. Llego a la carnicería, un mono en la puerta, todo enrejado…

– ¿Está cerrando jefe? – pregunto.

– No, pero ya cerramos, estamos medios cagados por si empiezan los saqueos. – me dice el gorilón.

– Ok – y compré carne.

Cruzo a la panadería… una vieja en la puerta, todo cerrado.

– ¿Está cerrado por si hay saqueos cierto? – pregunto.

– Si… por las dudas. Igual en un ratito cerramos. – me dice la doña.

– Ok – y compre pan.

Llego a la verdulería, el José en la puerta.

– ¿Qué haces José todo bien? – saludo al petacón.

– Si Bomur… ¿tenes idea porqué están todos cerrando? – me pregunta.

– Si, tienen miedo al tema de los saqueos. No ha pasado nada aún, pero… – respondo corta.

– ¿Vos que me recomendas? – me vuelve a preguntar.

– Y… por las dudas cerrá – le dije y me llevé la verdura.

Llegué a mi casa, prendí la tele y observé la magnitud del kilombo en el país, que desde el jueves a la noche arrancó y ya se había diseminado por varias provincias. Entre burlas y puteríos políticos y de diarios online Mendoza zafaba del asunto por un pelo.

Miré arriba de la mesa… todas las compras. Carne, pan, verduras, gaseosas. Se me vino un mar de dudas a la cabeza…. yo me considero un buen tipo, de buena familia, de buenas costumbres, que tuvo la increíble suerte de contar con estudios bancados por papi hasta la universidad, que no tuvo obligaciones tempranas y pudo bancarse más estudios y contar con el nivel de posgrado, trabajador, obediente y responsable. Tengo mis defectos, como todos, pero me considero un hombre de confianza, de honor y palabra.

Entonces… aun así y sabiendo bien claro que soy, que quiero, de donde vengo y dónde quiero ir, ¿Qué pasaría si por culpa del entorno político económico el día de mañana me quedara en la calle y no pudiese traer plata a mi casa? Lo primero que haría sería incursionar en trabajos que ahora me doy el lujo de no hacer, ¿y si realmente no consiguiese el mínimo necesario para vivir? Tengo cientos de deudas de todo tipo, como cualquier clase media en crecimiento, las cuales voy cubriendo en tiempo y forma gracias a mi trabajo, ¿pero si no lo tuviese? Si lo mínimo que entrase a mi casa debería destinarse a subsistir… ¿Qué haría para no perder lo que tengo y la cordura con ello? ¿Qué pasaría si me estaría costando darle de comer a mi familia y me vendría el banco a rematarme la casa o el auto? Entonces seguí pensando y me fui a bien los extremos, no al extremo de hacer un laburo que uno no quiere, sino al extremo absoluto, no solamente de hacer lo que no te gusta, sino que no te alcance haciéndolo…

Entonces… ¿Qué haría? Si el  día de mañana me levantase, abriese la heladera, solamente hubiese agua y un limón y mi hijo me dijese “papi tengo hambre”. ¿Qué haría? ¿A qué extremo llegaría?… a todos señores, a todos los extremos. ¿Sería capaz de perder el orgullo de sentirme un hombre de bien por darle de comer a mi familia?, ¿saldría a robar como el más descarado delincuente sin ningún tapujo? Si… con toda la vergüenza, la humillación, el pudor y la pena del mundo, si… definitivamente sí, no tengo dudas. No tendría límites al momento de traer comida a mi hogar.

Volví a la realidad, miré las imágenes, pensando “tienen razón, si no tienen qué comer tienen que salir a saquear, no va en contra del comerciante, sino a favor de sus hijos, yo haría lo mismo”… pero no. Lo que vi fue otra cosa.

Vi jóvenes, sanos, fuertes, nuevos, sin problemas de desnutrición, sádicos, entre risas y zarpes rompiendo todo a su paso, sin ningún drama. Vi cómo se dirigían derecho a los electrodomésticos, dejando atrás  todo el alimento necesario para una familia. Vi que algunos se llevaban comida, pero la mayoría se llevaba teles, compus, celulares, equipos de música, escavio y cientos de pelotudeces innecesarias que nos son para darle de comer a nadie, vi como con saña destrozaban mobiliario, vidrieras, heladeras, mostradores, todo. ¿Eso es hambre? ¿Eso es necesidad? ¿Eso es robar para comer? ¿Eso es lo que les falta? No señor…

Esto no es culpa solamente de la policía, no es culpa solamente de la presidenta, no es culpa solamente del comerciante, esto es culpa de todos, culpa tuya y culpa mía incluso, de ellos y de todos, porque “ellos” somos “nosotros”, son tan Argentinos como vos, como yo, como los del norte o los del sur. Es culpa de nosotros como padres, como amigos, como maestros, como hijos, como políticos, como dirigentes, como votantes, como estudiantes, como Argentinos. ¿Dónde están los padres de esos pibes? ¿Dónde los maestros? ¿Dónde los políticos? ¿Dónde los amigos? ¿No será que somos todos iguales?

Impunidad y oportunismo, “viveza criolla”, eso es lo que veo. No veo hambre, no veo necesidad de alimento, no veo desesperación, veo impunidad y oportunismo, vandalismo y delincuencia. No son padres de familias desesperados, son delincuentes. Un torrente se sentimientos me acosó. Me da vergüenza ser Argentino, me da bronca, pena, tristeza, miedo, soledad y desgano. Siento que estamos solos, que no hay amparo para nadie, que no hay respeto, que no hay límites, que gran parte de nosotros no tiene futuro digno, ¿qué le vamos a dejar a nuestros hijos? ¿Qué huella vamos a marcar en la historia? ¿Para qué estamos?

¿Quiénes votaron a los mierdas que durante 30 años de “democracia” han dejado este país en ruinas? ¿Quiénes educaron a esos policías para tener el “honor” de “acuartelarse”? ¿Quiénes eligieron a los desconsiderados que les pagan sueldos de mierda? ¿Quiénes aprovechan “la volada” para saquear un tele o alcohol? ¿Quiénes le enseñaron a esos pibes que saquear es robar y que robar es un delito? ¿Quiénes escribieron las leyes que dejan impune a todo el mundo? ¿Qué maestros les dieron clases a estos chicos? ¿Quién le festeja en las redes sociales esta locura? Nadie más que nosotros.

Tenemos lo que nos merecemos y hasta que no aprendamos a utilizar la herramienta que la democracia nos otorga para decidir nuestro futuro, vamos a seguir cayendo, nos van a seguir mintiendo, y ahora más que nunca, para mí, cobra todo el vigor y la relevancia la fantástica frase del Indio que decía: “violencia es mentir”.

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