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Contar con mi novio en verano: un tiro por la culata

Venía la cosa bastante bien, (dos años 7 meses y 20 días de relación no eran moco de pavo, al menos para mí) hasta que a mi amiga, llámese Noelia Chacón (Chacón Chacón Chacón Chacón), se le ocurrió que tenía que separarme de mi novio porque se venía el veranito, el sol, la pile, los chicos con cuadraditos bien marcados, Don Omar cantando Danza Kuduro sobre un barco y cosas así.

Después analizarlo y convencerme, el susodicho a mi casa y le dije:

–Mirá Rómulo, no sos vos pero tampoco soy yo, es el verano la pile y el calor…

Más allá de eso, obviamente que el argumento principal fue que necesitaba tiempo para estudiar, porque tenía (TENGO) que sacar 6 materias y ese era mi principal objetivo, que apenas pudiera acomodar esas cosas que me tenían taaaan preocupada lo llamaría y volveríamos a ser.

Entre llantos se fue corriendo hasta su casa, se tropezó, se levantó con mucho estilo sin mirar hacia atrás y siguió corriendo. Me gustaba verlo ir (tenía grandes nalgas).

Llamé a mi amiga y una nueva Miki Moko estaba naciendo.

Nuestra primer noche fuimos a bolichear. Muy tímida y casi sin saber cómo volver al ruedo, al principio no quería bailar con Nadie hasta que Nadie me dijo –¡dale bailemos! y así baile con Nadie toda la noche.
Salimos del lugar, no hubo intercambios de teléfono ni de Facebook ni nada, yo sabía que sólo quería divertirme, sin conocer a nadie. En el fondo de mi corazón sabía Rómulo me esperaba.

La siguiente etapa de liberación se refirió a lo prometido: pile, bikini, sol, chicos lindos por un lado, chicos lindos por el otro.

Las cosas marchaban según lo planeado por mi amiga la Chacón Chacón. Sin embargo algo me pasaba, empezaba a extrañar a mi (ahora) ex y sucumbí a un pequeño llamado sin que mi amiga me viera.

La conversación no duró mucho, él me hablaba muy cortado y yo obvio que rogarle no le iba a así que le dije que me llame cuando tuviera ganas de hablar conmigo. Y le corté el teléfono ¡me encantaba cortar cosas!

Me quedé pensando en él, lo que significa que la pasé como el culo durante las dos semanas siguientes, encerrada en mi pieza, sin poder estudiar, cagada de hambre porque mis viejos se habían ido de vacaciones tipo “segunda luna de miel” y no me habían querido llevar, y yo intentando deducir qué estará pensando el pibe este, si nos habíamos dado un tiempo nada más, mi deducción era que las cosas entre nosotros no deberían estar mal. Hasta que por fin, sonó el maldito teléfono con un tono de Arjona. Si, de Arjona.

Atendí, pero no dije “hola”, no dije nada. Me quedé ahí, estática, muda, esperando a escuchar su voz, su respiración, hasta que por fin se dignó a hablarme y dijo

–¿Qué onda?, (nunca fue muy romántico así que no me sorprendí).

Hablamos de cómo habíamos estado como para romper la tensión hasta que de repente se quedó callado

–Mica, nos fuimos con los chicos a Mar del Plata, conocí a alguien, igual no te preocupes que no fue nada serio, y por eso no hablamos, te lo quería decir pero justo me pediste un tiempo y… (no me pregunten qué más dijo porque corté la llamada a la mierda)

No podía entender cómo yo me había estado sintiendo tan culpable por haber salido un par de noches y este se había pegado terrible gira, salió con un gato más caro que el otro y pretendía que lo perdonara, ¿sino para qué me iba a llamar?

Así que llamé a mi amiga con el apellido más feo del mundo y le dije lo que había pasado. Mientras tanto traté de pensar en otras cosas, dedicándome a estudiar la mitad de enero sin saber nada de mi adorado tormento.

No les voy a mentir, al principio me costó no saber nada de él pero después entendí que el que te quiere te espera y lucha por mejorar las cosas. Los demás son todos un poco más de lo mismo. Así que salgan, vivan de joda que la vida es una sola, y ustedes hombres, sigan poniéndose lindos y usen esos perfumes que nos vuelven locas. Total nosotras siempre nos enganchamos con el que menos nos conviene.

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