“The ones that loves us, never really leave us”
Sirius Black
Voy entrando en la noche despacio, acariciando la inmensidad con mis manos heladas. No sé si estoy sola. Creo que verdaderamente nunca lo estoy. Me dijeron que no tenga miedo. Porque quienes nos aman, nunca nos dejan realmente. Me da la impresión de que en este lugar nunca se ha visto la luz del sol. Y verdaderamente así lo parece.
La encontrare a ella, como a una vieja amiga. Pero antes siento que tengo que terminar de hacer muchas cosas. No está bueno dejar cosas sin hacer. Lo debe saber. De que está bien seguir adelante. De que el amor que damos en esta vida vuelve multiplicado y nunca se destruye. Como la energía. Se transforma, como la energía.
Me dijeron que no tenga miedo y voy sintiendo la melodía que ella me cantaba al oído cuando yo dormía y no podía despertar. Yo la escuchaba. Y sentía como sus lágrimas caían sobre mi cara y no podía hacer nada.
Voy de a poco mirando todo a mí alrededor. Deben saber que ya no estoy donde ellos creen. Que yo estoy siempre. Ahora más que nunca. Y mañana yo no voy a estar. Porque todos los caminos que una vez empezamos, siempre llegan a su final. Ya no voy a llorar más, no tiene sentido estar triste. Y si me preguntas donde es que me encuentro, la respuesta es que siempre voy a estar ahí. En todos aquellos momentos que vivimos.
No tengas miedo, voy a estar bien. Ya de a poco va llegando la hora final. Porque sigo acariciando y la inmensidad con mis manos que ya no están frías. Y te amo. Te amo más que nunca y es así. Ella ha llegado y me mira con un dejo de nostalgia, sin ganas de hacer su trabajo, pero lo tiene que hacer. La agarro de la mano y nos vamos. Adiós mi vida, este es el adiós, de esta vida, de la nuestra. Nos volveremos a ver. Nos volveremos a ver.
¡Super, super, super buena!
Me has hecho sentir muchas cosas.
¡La comparto!
Que bello relato…!