/Pequeño manifiesto sobre la licantropía

Pequeño manifiesto sobre la licantropía

Discúlpeme, no le había reconocido: he cambiado mucho.
Oscar Wilde

Como definición la licantropía es la capacidad  que posee una persona para transformarse en lobo. Aparte, existe una enfermedad mental  llamada licantropía clínica, en la cual el paciente cree poder transformarse en un animal y se comporta en base a eso.

En las noches de Luna llena siempre me pasa lo mismo, me crecen pelos y músculos imposibles, unos colmillos dignos de la pluma de Jack London y una peste de cubil de oso; mi mirada sigue siendo la misma, una de animal carroñero oculto en la maraña de las sombras y atardeceres.

Los que sufrimos  este mal somos aquejados por una melancolía carnívora, que nos va fagocitando desde adentro, y que la única manera de calmarla es comiendo carne humana o gallinas vivas  bajo la luz lunar.

Cada hombre lobo, o lobizón,  tenemos una bala de plata destinada, todo depende de la puntería de los cazadores.

Cada metamorfosis de hombre a lobo homínido es particularmente dolorosa, nos crecen las garras suplantando a las uñas, luego un pelaje hirsuto reemplaza a mi pelo sedoso, los músculos corporales se me sobredimensionan, estirando agónicamente la dermis; lo peor son las mandíbulas, los dientes perecen bajo la aparición de unos colmillos letales, careados y llenos de sarro.

La Luna llena se considera un regalo para los enamorados, un talismán para la nostalgia de los solitarios pero para nosotros, los licántropos, es una maldición, es la señal indeclinable e irresoluta de la transformación.

En realidad no hace falta ser el séptimo hijo varón o ser mordido por algún lobizón distraído para convertirse en un hombre lobo;  sólo es necesaria la voluntad impostergable de convertirse en uno;  hay enfrentar el espejo del baño, mirar nuestro rostro en el reflejo y desearlo con todo nuestro corazón. En la mayoría de los casos no va a funcionar,  bah, nunca va a funcionar; hace falta la conjunción de diferentes factores para que se haga realidad.

Es de buenos modales y de buen tino encadenar a los futuros hombres lobos, es necesaria una cadena gruesa, fuerte y sin prejuicios para poder contener nuestros embates furiosos y convulsos. Esta acción previene las nefastas intenciones de los afectados por la licantropía, aunque a veces una mera  cadena no basta para poder contener a una bestia enloquecida, sedienta de sangre.

Como corolario se puede decir que la licantropía es un mal imposible de sanar cuya única salida es la muerte del aquejado bajo la caricia de una bala de plata o el balazo del amor no correspondido.

Estoy esperando la Luna llena aparezca en el terciopelo azul de la noche para otilar hasta que me sangre la garganta y poder correr por las medianeras `persiguiendo gatos y acechando incautos que dejan las ventanas abiertas.

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