La cama estaba mojada y el olor a humedad inundaba el cuarto. Emma yacía tendida en la cama, inmóvil e incapaz de reaccionar. Las sensaciones que le habían provocado el sueño del que recién despertaba eran muy fuertes y su cabeza andaba a mil revoluciones. Estaba realmente nadando en un mar de incertidumbre y había perdido totalmente la noción de aquello que la rodeaba, del tiempo…de todo.
Sin pensarlo se paró y comenzó su día como cualquier otro, reprimiendo de forma inconsciente lo que acababa de ocurrir. Así todo era más fácil.
Continuó su día, se preparó para ir a trabajar al bar y en el intento se enojó con ella misma. La casa era un desorden. Cuadros a medio pintar por todos lados, papeles y facturas sin pagar encima de la mesa ratona, las llaves… ¿dónde había dejado las llaves? Automáticamente comenzó en busca del llavero con la mano de Fátima que tantos años hacía que le había regalado su abuela paterna. Por algún lado debía estar. Con mucha suerte quizás llegara a encontrar su juego de llaves y también el sentido de su vida. No, eso era mucho esperar.
Camino al bar las cosas seguían su curso normalmente, las mismas personas yendo a trabajar… la cronología de su rutina estaba inalterada. Arribó a destino, saludó y se dispuso a bajar las sillas de las mesas como de costumbre. Pensó, “mi vida nunca va a cambiar, estoy estancada en esto”.
El día estuvo tranquilo, la clientela fue la usual e incluso pudo desocuparse unos minutos antes de lo previsto para prepararse algo para comer en la cocina del bar.
Se sentó a comer su almuerzo en la Plaza España. Quedaba algo lejos del bar, pero aún así adoraba ese lugar. Pensaba que caminaría mucho más que 7 cuadras para tener la oportunidad de almorzar ahí cada día. Le encantaba la plaza y cuando no comía allí la extrañaba porque le recordaba a sus tarde de día miércoles junto con su padre. Los dos solos, él siempre intentando enseñarle algo nuevo; ella admirándolo. Le gustaban las baldosas pequeñas de colores, la fuente rectangular gigante y las farolas negras.
Se sentó en un banco de azulejos azules elegido al azar, rodeado de árboles. Observaba con calma las nubes, los pájaros y los niños subiendo y bajando de los juegos infantiles. Giró en busca de la botella de agua mineral que acababa de depositar a su derecha y se encontró repentinamente con una mujer de cabellos dorados ondulados y mirada penetrante. Lucía.
No se asustó. Por algún motivo tuvo la sensación de estar esperándola.
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EMMA – Capítulo 1 «Lucía y el sueño»
El año pasado escribíamos:
Coto de golpes y disparos para ciertos eventos
A la mierrrrr…! Lucía será una alucinación?
de una!! que va a ser?, una lesbiana calentona ‘?
O que será que será..??
la encuentro bastante interesante a la historia pero lo q no me convence es que es demasiado corta y poco sustanciosa en relación a una nota por semana, es mi opinión y sin ánimos de ofender claro, la espero hasta la nueva edición un abrazo grande!!
Querido renzo, como le decía a francolotudo..prefiero capítulos cortos para evitar que el lector se canse aunque va a ver capítulos mucho más largos. Verá usted que cuando uno empieza a escribir un capítulo, cuando termina y ve que le quedó bonito y que no hay más para agregar, es al pedo intentar rellenar. Solo arruina la inspiración inicial y pasa a ser un conjunto de descripciones voladas. No es mi estilo pero muchisimas gracias por la recomendación.
Lo espero de vuelta!
Esa mujer me da miedo…
Jajaja callese Don Rata…no vaya ser que se le aparezca a usted esta noche jajajaja
Ya lei todas tus notas y me gusta mucho tu manera de escribir , aunque esta fue algo cortita me tenes enganchada, espero la proxima 🙂
Chiquita! Gracias por pasarte por mis notas y me alegro mucho que te hayan gustado. Saludos y te espero por estos lados!
Concuerdo con los comentarios anteriores. Los capítulos son muy cortas para estar esperando una semana completa. Particularmente creo que ambos capítulos podrían haber estado juntos. De todas formas muy atrapante la hostoria, y muy bien cortado el final de este capítulo. ;D
Particularmente prefiero capítulos cortos para evitar que el lector se canse y deje de leer a la mitad; porque a mi también me pasa como lectora. Igualmente van a haber capítulos más largos, eso está asegurado 😉
Gracias por pasarse!
Cortita y al pie, me gustó mucho madame, no voy mas a la plaza españa
Gracias Groucho! y no tengas miedo de la plaza…Lucía puede aparecer en cualquier lado 😉
Estoy en la sangre de la historia… golpeándome los oídos con el palpitar de sus letras.
Los que saben de vino, dicen que el mismo debe llevar una acidez tal, para que quien lo degusta, tenga que llevarse la copa a la boca nuevamente. La acidez justa, le dicen.
Su historia y el pulso de su pluma, son la acidez justa para pedir un poco mas, un trago mas, un párrafo mas…
Donde la hubieses cortado, me iría sediento.
He ahí el talento.
Adorable.
Y no hay nada mejor que el encuentro de dos talentos en una intersección como ésta. Hace que la autoestima suba, ya que el que degusta no es cualquier aprendiz, sino un sommelier literario…
Saludos Compañero…me alegra que le gusten mis escritos
Me uno al resto (aunque ya pusiste las explicaciones correspondientes y me parece muy buena tu idea de largar de a poco las letras) QUEREMOS MÁS!
Ahora se esperan con mucha ansias las aventuras de Emma!
Me van a hacer un piquete si no escribo más jajajaja
Gracias por pasarte Diem!
Besote!
Lucía? La estaría esperando??? Muy bueno, Madame! Por favor que Emma encuentre el sentido de su vida!! O al menos una noche que le pinte una amplia sonrisa. No es una solución, pero sirve para andar tirando…
Todo puede ser en la vida de Emma….